Expresión italiana por ponerse firme, afianzarse y, literalmente, clavar los pies en el suelo
La presencia cada vez más contundente de la policía a la hora de hacer redadas, controles en cada esquina y en los bares, resulta evidente para todos los que se mueven por las calles de Torino norte. Las estadísticas confirman lo que se percibe en las calles, y parecen crecer las ganas de castigar los crímenes que se consideran leves: el control directo se hace mayor, el número de personas detenidas por pequeñas actividades ilegales también crece. Y el tribunal de Torino se está organizando para ello, equipándose con herramientas capaces de emitir condenas más rápidas para quienes cometan crímenes tales como hurtos, sabotajes, amenazas, resistencia a la autoridad, violación de los precintos, peleas callejeras, etc.
Así, la represión consigue alejar a las personas no deseadas de las calles, dejándolas limpias para el nuevo paisaje urbano: se quedan las cámaras vigilando constantemente el espacio y la seguridad privada patrullando. Se asientan así los procesos de regeneración urbana y aprovechamiento del espacio que en los últimos años proceden al galope en algunos barrios ya ex-populares de Torino.
En una atmósfera de atención generalizada apta para la erradicación de las conductas ilegales extendidas, la Fiscalía turinense y el Tribunal en general, parece que hayan decidido emprender una cruzada hasta el último suspiro en contra de las personas que se oponen, de distintas formas, a los proyectos de obras e infraestructuras, a los ciclos de explotación y a las dinámicas de exclusión.
Así ocurre en Val Susa, donde se ha obligado a aquellos que se han opuesto activamente a la construcción del Tren de Alta Velocidad a sufrir las llamadas “medidas de precaución” como la detención domiciliaria, obbligo di dimora (obligación de residir en un lugar dado), firmas diarias en los cuarteles de la policía, entre otras.
En la ciudad, pues, la notificación de una “medida de precaución” debida a una denuncia por una protesta en una oficina pública, por la participación en un piquete en contra de un desahucio o por un sencillo choque con las fuerzas del orden, ya es una costumbre.
La última mala noticia data del 25 de mayo de 2016, cuando la policía ha llamado a la puerta de algunas casas en el barrio de Barriera di Milano, para notificar doce divieti di dimora (prohibición de residir en un lugar concreto) en la ciudad de Torino.
Estas“medida de precaución”se produce a raíz de un acto con algunos cubos de estiércol en las oficinas de Ladisa, una empresa ligadaal suministro de comida para los detenidos en el CIE, durante un día de promoción de dicha empresa.
Y estos tan sólo son los últimos de una larga lista de compañeros desterrados de Torino en los últimos años.
Y divieto di dimora tras divieto di dimora, con un esfuerzo mínimo y gracias a una “medida de precaución” menor, cuya noticia no hace el mismo ruido que la de una detención, se quitan de la geografía ciudadana muchas manos y muchas cabezas comprometidas en la búsqueda diaria de la posibilidad de luchar, de organizarse juntos, de imaginar e intentar subvertir el presente. Una medida que no va a persistir sólo unos meses, sino que, siendo considerada leve, puede ser renovada para mas de un año, obligando a las personas a hacer las maletas e inventarse una razón para vivir en otra parte.
Va bajando así la varilla de las posibilidades de cada lucha por avanzar: por un lado, se disminuyen las fuerzas, y por otro es probable que aumente la conciencia de que vale con muy poco para ser cazado de la ciudad.
Para poder seguir con las luchas que día a día llevamos adelante en contra de los desahucios y de los CIEs, nos parece entonces necesario empezar a puntar los pies, afianzarse con respecto a estas medidas.
¡Queremos que nuestros compañeros y queridos, se queden aquí, a nuestro lado, a vivir y LUCHAR!
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