El 14 de noviembre, los internos Giorgos Unan y Elías Rivon se presentaron ante la Corte de Apelaciones, debido a unos retrasos judiciales. Allí, tras una disputa verbal con algunos policías asesinos, ambos fueron encerrados en un cuarto y golpeados salvajemente.
Pero esto no era suficiente… Mientras que estaban con las manos atadas a la espalda, los internos fueron literalmente secuestrados; los policías les metieron en un coche Citroën Xsara y les llevaron hasta el centro policial de traslados, donde recibieron de nuevo una paliza brutal.
Entonces, como era necesario, fueron trasladados a la prisión de Koridallos. Uno de ellos tenía varias costillas rotas y fue hospitalizado, mientras que el otro estaba en condiciones físicas terribles. Incluso el personal de la prisión presentó un informe de queja contra los policías en lo que respecta a la situación de los dos presos kurdos.