Una imagen vale más que mil palabras. Sin embargo, después de ver esta asquerosa frivolidad sexista, diseñada por una agencia de publicidad para la marca de lencería y ropa interior, “Duloren”, no nos podemos quedar calladxs. La sede de la empresa está en Brasil y tiene tiendas en EEUU y Japón, pero también vende por telemarketing. Es obvio que las frases de su última campaña publicitaria no se eligieron al azar. “Pacificar foi fácil (Pacificar fue fácil)”: se puede entender como una atroz referencia a la limpieza étnica y social que se está llevando a cabo en Brasil, para mostrar una imagen “civilizada” y occidentalizada de la población de cara al Mundial de Fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016.
La presente poítica del Estado brasileño es extender su paz social a través de un estado policial permanente, a la vez que criminalizan la pobreza, lo que nos lleva, irremediablemente, a pensar en la realidad diaria de la gente de las favelas, cuya población es principalmente negra. La nueva Unidades de Policía Pacificadora (UPP) ocupan estos barrios a base de balas y abuso físico. Esta es la solución estatal para “poner fin” a las drogas y la violencia (que, obviamente, apenas se han visto afectadas por el aumento de la represión). Las autoridades y los matones paraestatales echan a lxs residentes de las grandes favelas con la máxima violencia. Desalojan a lxs pobres de sus casas, así como persiguen y prohiben sus formas de ganarse la vida, como la venta callejera y la búsqueda en la basura. Todas estas imposiciones son en beneficio del Capital, es decir, especuladores, constructores, banqueros, empresarios, etc., ya que la mayoría de estas áreas se encuentran en espacios clave para la construcción de hoteles, y la creación de centros turísticos, además de toda clase de proyectos de desarrollo y aburguesamiento.
Aunque la empresa arriba mencionada, al igual que el resto de firmas del sector, suele lanzar sus campañas de publicidad usando modelos blancas, ahora, los patrones se han “arriesgado” a utilizar una mujer negra, que posa como la estereotípica mulata seductora, empleando su cuerpo escultural para seducir al asesino uniformado. “Quero ver dominar (Quiero ver dominar)”. Dominar, controlar, someter, ¿a quién exactamente? ¿A la gente de las favelas o, en particular, a las mujeres, en este caso de Brasil, reprimiéndolas y escondiéndolas tras fajas y sujetadores a precio de oro?
Además, la estética de las medidas del cuerpo “perfecto” que se genera a través de la publicidad tiene como fin hacer que las consumidoras sientan culpa, ansiedad o vergüenza, sobre todo aquellas que han sido empujadas a entrar dentro de estos cánones de “belleza”, para que compren la “poción mágica” que (no) se pueden permitir: joyas, maquillaje, ropa interior extravagante… estúpidas herramientas del sistema para mantener a la gente ocupada en frivolidades que no tienen nada que ver con la lucha por la liberación social. En este caso, una mujer negra sujeta el fetiche del uniforme, el gorro de un madero blanco que descansa. ¿Quiere ”Duloren” que sus clientas potenciales piensen que la mujer espera darle el gorro al policiía en cuanto el matón se levanta, para que pueda continuar con sus labores criminales? El anuncio, no solo proyecta relaciones binarias de Poder (hombre-mujer, blanco-negra, bueno-mala), sino que también hace apología de la violencia estatal contra la población oprimida.