¿Reconocéis esas caras sonrientes que cubren las paredes? Están en todas las cabezas. Se podría pensar que quieren verndernos detergente o la última mierda industrial. En realidad, quieren ser nuestros representantes. Quieren captar nuestras aspiraciones, deseos, luchas para encerrarlas en las jaulas de la ley, para ahogarlas en las arenas movedizas de la democracia. Quieren ser elegidos, quieren ser jefes.
Este no es el menor de los problemas.
Queremos un mundo sin amos ni esclavos, sin Estados ni patrones. No queremos votar por el menos malo, simplemente, no queremos votar.
Mientras hacen votar a los muertos, nosotrxs seguimos muriendo en el trabajo o en la calle, asesinadxs por los maderos o los patrones.
Tanto la derecha como la izquierda, los elegidos llevan en sus trajes toda la violencia del Estado y la explotación: la guerra, la prisión, la división de nuestras vidas.
No les perdonaremos.
Así que una ráfaga de viento golpeó, a su paso, varias oficinas electorales. No fue un huracán, más bien una brisa que atraviesa los escaparates, un susurro que se convierte en grito, un trozo de cristal para expresar nuestro rechazo al poder y sus apóstoles.
No votamos, pero no nos olvidamos de las urnas, ni de quienes están dentro.
Después del «famoso debate a dos voces», no podíamos seguir permaneciendo indecisxs.
Para ventilarles las oficinas, realizamos aberturas nuevas en los cristales de los locales del UMP (Unión por un Movimiento Popular) y del PS (Partido Socialista), en la calle Lefèvre, la calle de docteur Goujon y en la calle Cour-des-Noues, París. En el último se puede leer: «Izquierda, derecha, misma estafa», «Destruyamos el poder» y «¡Abajo el Estado!».
Solidaridad con lxs 6 compas que pasarán a juicio antiterrorista del 14 y al 22 de mayo.
Los martillos sin hoces
Nota: La primera sesión del juicio se llevará a cabo el 14 de mayo a las 14:00 en la 10ª Sala del Tribunal Supremo de París (Metro: Cité)