El día 12 de febrero, anarcofeministas fueron a la embajada de Egipto en Moscú para expresar su solidaridad con las victimas de los ataques/violencia sexual que se han sucedido en Egipto durante la revolución y después de ella, con los Hermanos Musulmanes en el poder.
No albergamos ilusiones hacia el gobierno egipcio y no le pedimos que proteja a lxs manifestantes que, de hecho, protestan contra el sistema.
Apelamos a lxs manifestantes, a la gente, a lxs que salieron a las plazas para luchar por la justicia y una vida mejor. Las mujeres son la mitad de la sociedad. ¡Duplican las voces en las calles! Las mujeres reforzarán el movimiento si decís “no” a las costumbre medievales y dejáis que las mujeres sean compañeras de lucha.
Violar es inapropiado e inaceptable, ya sea tu compañera o cualquier mujer que te cruces por la calle. Los violadores son lo mismo que los cerdos del régimen. La supremacía patriarcal islamista esclaviza a las mujeres. Los Hermanos Musulmanes quieren que las mujeres sigan siendo esclavas en la cocina. Solo quieren libertad para los hombres heterosexuales. Eso no es ni justo ni humano. Si solo se libera a una parte de la sociedad, no será liberación, será discriminación y terror. Una mujer no es un objeto, ni una muñeca, ni una esclava, tampoco es una cocinera ni una ama de llaves; no te pertenece. Nadie puede decidir lo que ella debería hacer con su cuerpo y con su vida.
Una sociedad construida a base de jerarquía y discriminación jamás será justa. Los cambios reales solo son posibles si existe respeto propio y hacia lxs que están alrededor. La liberación es apoyo mutuo y solidaridad. La gente solo podrá derrocar a todos los tiranos y opresores si se consolidan sus fuerzas.
Esto es lo que decimos:
¡Libertad al potencial revolucionario de una mujer!
¡Lxs mujeres son compañeras, no demonios!
¡Cometed violencia revolucionaria, no sexual!
Anarcofeministas de Rusia