Después de la petición de renovación de las investigaciones, cinco compañeros de Bolonia han sabido recientemente que están siendo investigados por asociación ilícita con fines subversivos.
Por lo que aparece en este miserable papel (hasta el momento, el único documento disponible sobre el asunto), el sumario se abrió el 1 de abril del 2011, cinco días antes de las medidas cautelares en relación con la operación «Outlaw» contra lxs compañerxs de Fuoriluogo, que también se refiere al mismo tipo de delito.
De lxs cinco compañerxs investigadxs, tres ya están bajo proceso por la operación «Outlaw», dos investigadxs por la operación «Comefuegos» y unx había sido objeto de registros por la operación «Osadía».
La fiscal Scandellari (que ha sustituido a la ya habitual Plazzi, que después de la operación «Outlaw» ha cambiado su campo de interés) solicitó una prórroga de las investigaciones de 6 meses más a partir de la fecha de inscripción en el registro de denuncias de delitos a partir del 2 de abril de 2013. Las justificaciones son que «a la espera de los resultados de las investigaciones, no se pueden concluuir las inverstigaciones preliminares dentro de este plazo», son cuanto menos vagos así como indicadores de las dificultades con las que tropiezan constantemente intentando construir sus castillos de naipes (las investigaciones llevan abiertas ya dos años).
No se saben, ni hay manera de conocer, los detalles de esta nueva investigación, pero en cualquier caso algunos datos son evidentes: Bolonia es una ciudad en la que la fiscalía y la policía trabajan mano a mano ejercitando una presión constante contra lxs compañerxs, pero esta nueva investigación no hace más que confirmar que la cantidad de expedientes abiertos en los últimos años apunta evidentemente a contrarrestar la calidad de las pruebas circunstanciales que tienen en su poder. Además pone de manifiesto el evidente deseo de seguir manteniendo bajo vigilancia la vida de varixs compañerxs, metiéndolxs en un bucle infinito de investigaciones… pero, ¿cuánto ganan por estos trabajos sucios? Por poner un ejemplo, para la op. «Outlaw» de la enorme cantidad de escuchas telefónicas, ambientales e interceptaciones de correo electrónico (coste total: 260 mil euros), fue muy poco el material que se llevó a juicio.
Lo han intentado de muchas formas: medidas cautelares, órdenes de alejamiento, avisos orales. Y ahora de nuevo se sacan de la manga otro delito asociativo. ¿Quizá creen que a través de esta espiral de presión y represión sofocarán nuestras ganas de libertad? Felicitaciones a los señores de los tribunales y a sus siervos.