El sábado, 21 de septiembre, una quincena de antifascistas se opuso a una mesa informativa de Fuerza Nueva defendido por las fuerzas del orden. Los cuatro fascistas presentes fueron bombardeados con huevos y verdura podrida después de que conseguimos coger una parte de la estructura del templete que, después, destruimos.
Vista la imposibilidad de alcanzar a los cuatro, se corearon consignas y se hicieron intervenciones.
Otra vez, Fuerza Nueva se encuentra “bien” acogida en Trento y, tras la muerte del compañero Pavlos Fyssas en Grecia, la verdad es que era lo mínimo que podíamos hacer.
Los fascistas no conseguirán poner un pie en Trentinto.
Antifascistas de Trento y Rovereto
Sigue el texto de un panfleto distribuido:
LOS FASCISTAS ASESINAN, NO DEJEMOS LAS PLAZAS A FUERZA NUEVA
El martes 17 de septiembre en Atenas, un grupo de fascistas de Amanecer Dorado asesinó a puñaladas a un compañero, Pavlos Fyssas.
Aquí en Trento, los fascistas de Fuerza Nueva (“referente” italiano de Amanecer Dorado) están intentando volver a las plazas, esta vez, para hacer una recogida de firmas en vistas a las próximas elecciones, después de la ridícula marcha con la que, en mayo, intentaron celebrar la fundación de su primer núcleo en Trentino. No sólo, también prometen la apertura de una sede en Rovereto.
El pasado mayo, la presencia antifascista hizo que la manifestación neonazi no se moviera de la plaza de la concentración y obligó a la sesentena de fascistas presentes (casi todos provenientes de otras ciudades) a volver a la estación escoltados, como siempre, por la policía. A principios de septiembre, en Trento, se destrozó una mesa informativa de Fuerza Nueva lanzando huevos.
En tiempos de crisis, los fascistas no sólo sirven para dividir a lxs explotados y fomentar la guerra entre lxs pobres dando ventaja a la paz de lxs ricxs, también retoman la histórica función de bandas armadas al servicio del Estado y de los patrones. Lo vemos en Grecia, donde Amanecer Dorado colabora, de forma estable, con la policía en la caza del inmigrante, en las emboscadas (incluso mortales) a compañerxs, en la represión de huelgas y manifestaciones. Lo vemos en Francia, donde el pasado junio un grupo de fascistas asesinó a un joven compañero, Clement Meric.
Por Pavlos, por Clement, por Dax, por todas las víctimas de la violencia fascista y de Estado, lo mínimo que podemos hacer es no dejar las plazas a los fascistas, es echarles de nuestras ciudades.