La solidaridad es un arma
Durante la manifestación del 19 de octubre, en Roma, las fuerzas del orden detuvieron a 17 manifestantes. Siete de ellxs fueron, luego, arrestadxs y enviadxs a las cárceles romanas. Las «voces» siguieron, se hablaba del proceso sumarial el lunes… el martes…, ahora se sabe que habrá más investigaciones y que, de hecho, no está claro si y cuando lxs liberarán.
Se teme que otrxs participantes en la protesta puedan aumentar el número de golpeadxs por las medidas represivas. El «ambiente», de hecho, es más que favorable: la tensión mediática creada adrede puede permitir que por una ventana, algunos petardos, 18 (¡!) contenedores quemados, se hable de un posible tsunami y por el cual encarcelar a todx el/la que se pueda.
Y, de hecho, las razones de los arrestos de ahora están todas ligadas únicamente a la resistencia al arresto mismo. Como si tuviéramos que estar preparadxs a hacernos llevar por la policía y los carabinieri sin ni siquiera una mínima imputación. No es que para nosotrxs todo esto marque alguna diferencia; si se lleva a cabo una lucha se hace sin cediciones reformistas y sin limitar el actuar a los límites legales que no permite nada más que palabras y, a veces, ni si quiera eso. Si hubiera sido necesario, el tan citado Val Susa confirma diaramente que lo que es legal y lo que es justo coinciden muy rara vez y que, también, un mínimo espacio de justicia social debe ser conquistado poniéndose en juego con todos los riesgos que implica.
Entre lxs arrestadxs se encuentra Raffa, un compañero de Génova con el que compartimos prácticas y razones que nos empujan a luchar contra la sociedad capitalista, terrorista, devastadora que deja a lxs seres humanxs y la naturaleza siempre y de todas formas en segundo plano respecto a las ganancias.
Nosotrxs, que hemos apoyado a lxs acusadxs por devastación y saqueo por la manifestación del 15 de octubre de hace dos años y que hemos tocado con la mano, también en estos días, la solidaridad activa expresada delante del tribunal de Roma por parte de lxs que, naturalmente, por sus condiciones cotidianas de vida, se sienten cercanxs y compañerxs de camino de lxs que se ven golpeadxs por luchar, sabemos que solo con la generalización del conflicto y la extensión del apoyo mutuo, podremos volver a verlxs libres.
Todxs tienen que dar algo para que nadie esté obligadx a darlo todo.