Hace una semana, sellamos con pegamento las cerraduras de Bloomingfoods, una cooperativa ecocapitalista. La acción se realizó en solidaridad con Amelie, Carlos y Fallon, tres compañerxs prisionerxs del Estado mexicano, y con lxs que actualmente se encuentran en huelga de hambre en el centro penitenciario de Westville, contra un nuevo ataque a su dignidad en forma de comidas envasadas de baja calidad.
Como anarquistas, no tenemos nación, pero también actuamos sobre nuestras condiciones inmediatas. Bloomington vive la proliferación de pequeñas ecoempresas chic como Bloomingfoods, que disimulan la auténtica naturaleza del capitalismo y la explotación mediante formas «cooperativas» y productos «ecológicos» y de «consumo consciente». Junto a esta desagradable extensión de negocios yuppies llega la extensión y profundización de la represión y la vigilancia a través de la expansión de las fuerzas policiales y el aumento en el número de cámaras en todo el centro. Todo esto se hace para eliminar a lxs sin techo, lxs vándalxs, lxs pobres y todxs aquellxs que, mediante sus acciones o solo por existir, amenazan la gentrificación de esta ciudad.
Nuestra acción fue solo un acto menor de sabotaje contra estos mecanismos de control y explotación, un pequeño gesto de amor a aquellxs fuera de nuestro pequeño infierno que combaten los suyos. Aunque no albergamos ninguna ilusión de que tales actos, por sí mismos, puedan destruir este mundo miserable, nos negamos a esperar. Mientras luchamos diariamente de un millón de maneras distintas, dedicamos tiempo a refinar nuestras tácticas, experimentar con posibilidades y construir nuestro coraje. Los objetivos están en todas partes. Las herramientas son de fácil acceso. Solo te necesitas a ti mismx para actuar.