Compas,
Salió la versión en castellano de la nueva publicación internacional de correspondencia anarquista Avalancha. Es el segundo número (los números 0 y 1 están disponibles en inglés y francés). Lo pueden descargar aquí: avalanche.noblogs.org
El plan es de traducir los próximos números también. Si quieres ayudar con la traducción de textos, o si quieres contribuir con un texto, avisa en correspondance(arroba)riseup.net
También sería genial si pueden ayudar con la distribución, imprimiendo un par de números.
Un abrazo fraternal para todxs
No hay otra manera. Nuestras trayectorias no deben consistir en correr hacia adelante ciegamente. Uno tiene que seguir encontrando el tiempo, el espacio y la energía para seguir siendo crítico hacia sus propias actividades y proyectos. No nos referimos a la crítica que hace caer en la inactividad, el compromiso o el derrotismo, lo que favorecería solamente a la absorción lenta pero cierta por la sociedad autoritaria, sino la crítica que continuamente siente el pulso de la lucha. Sí, estamos hablando de la crítica que permite verificar si el actuar sigue sincronizado con las ideas que se están alimentando, que permite la profundización de las perspectivas y que las experiencias de lucha sean tierra fértil para el asalto a la autoridad. Y lo mismo vale para el proyecto muy modesto de ofrecer un espacio de correspondencia anarquista internacional.
Un tercer número entonces, y por eso, un par de preguntas y dudas también. La idea inicial de este proyecto no era tanto leer las publicaciones existentes y elegir un par de textos significativos para republicarlos en Avalancha. No, la idea era – y sigue siendo – que compañeros y compañeras contribuirían palabras y análisis, ideas y preguntas, desde sus propios contextos, sus propios caminos y sus propias experiencias (como lo hacen viarias contribuciones enviadas por compañeros para este número) para dar vida a esta correspondencia y convertirla en un asunto peligroso. Peligroso, porque lejos del bombardeo informativo continuo que parece solamente promover la pasividad, lejos de las escenas teatrales de representación política que también ha infectado al movimiento anarquista, lejos de la obsesión muy moderna de hechos y cifras, material muerto que no puede fertilizar el dúo inseparable de ideas y dinamita de la anarquía. Entonces, la pregunta inevitable: el proyecto se sigue moviendo hacia la realización de esa propuesta? Nos abstendremos de responder esta pregunta en las columnas de este editorial. Más bien la ponemos sobre la mesa, junto a este tercer número, a la consideración de todos los compañeros que encuentran sentido en un proyecto de correspondencia internacional anarquista.
En los últimos años, ocurrieron revueltas en varias partes del mundo. Esas insurrecciones han roto los muros del triunfo histórico del Estado y el Capital, que fue proclamado tan ansiosamente después de la ‘derrota’ de la subversión en los setenta. Y si es cierto que algunos obstáculos del pasado no aparecieron con la misma fuerza que antes (la mediación política, liderazgo de partidos, organización autoritaria), otros enemigos y obstáculos han aparecido: desde las fuerzas conservadoras y contrarrevolucionarias inspiradas por el islamismo en regiones en revuelta abierta como Siria a las nuevas ideologías fascistas emergentes en las protestas. Y todo eso en un contexto donde la dominación ha conquistado todos los aspectos de la vida humana, envenenándola con la non-ideología de las comodidades y la tecnología (una ideología que ya no tiene que luchar por afirmarse, ya que se convierte en la esencia de la vida demolida misma). Algunos textos en este número vienen directo de situaciones muy complejas de revueltas y levantamientos y nos desafían a reflexionar sobre la perspectiva anarquista de la insurrección. Una diferencia entonces, una diferencia notable entre los tiempos y espacios donde estamos luchando para romper el cemento de la paz social, perturbando la normalidad cotidiana de la producción, el consumo y la obediencia, tratando con de diferentes maneras de mantener vivas de la anarquía y de la libertad; y la cada día más palpable e imaginable perspectiva de la insurrección, eso es, un movimiento destructivo que lanza un asalto masivo a la sociedad autoritaria y capitalista. Mientras esos senderos son conectados, la diferencia en términos de perspectivas deberían motivarnos a reflexionar, y a atrevernos a ir más allá, cavar más profundo, proyectarnos en un futuro ciertamente incierto, inestable, pero rico en potencialidades.
En todas partes hay posibilidades existentes para escaparnos de la circunvalación enemiga. La fuerza y el coraje de hacerlo tiene que venir de nosotros mismos pero al mismo tiempo también podemos sentir soplar un viento más favorable. Es un viento que no se puede precisar en definiciones estrictas ni en números, es más como un ímpetu, un fervor, un imaginario diferente a la reproducción social de la dominación. Un imaginario que podría llegar a ser revolucionario e inspirar tormentas no previstas por el poder. Por supuesto, estos son un par de pensamientos desenfrenados, pero por otro lado, qué haríamos sin pensamientos… y el desenfreno?
Un par de palabras sobre algunas discusiones que se dan en muchos círculos anarquistas, y que principalmente se resumen en la cuestión fundamental de ‘cómo podemos atacar?’ Sin lugar a dudas, los caminos que posibilitan el ataque nunca terminarán, nunca encontrarán una solución final o una receta a abrazar y aplicar. El ataque necesita de dos cosas fundamentales: necesita de ideas y necesita de recursos. Por qué luchamos en contra de esta sociedad, dónde podemos tocar a las estructuras y a la gente de la explotación y de la dominación? Y entonces, o mejor dicho, simultáneamente, dónde encontramos los recursos para realizar esos ataques? No solamente recursos materiales, técnicos y logísticos, pero también en términos de la constelación de grupos de ataque autónomos basados en la afinidad, de proyectos insurreccionales que posibilitan un camino hacia golpes incluso más destructivos y significativos, de una negativa a la transformación del ataque a una comodidad servida en el mercado de las opiniones, donde la apariencia le gana al mismo acto, de romper la limitación del campo te batalla, de un enfoque internacionalista. Y sí, para eso el debate constante es necesario, aunque sea duro, e incluso cuando a veces puede ser doloroso.
«Avanzamos con pasión, con fuerza, con alegría, porque estamos conscientes de que hicimos todo y estamos listos para hacer todo para asegurar que avancemos en la dirección correcta. Cuidamos mucho del estudio, le damos mayor atención y damos nuestra energía más grande a la acción.» Fueron las palabras de un anarquista en 1908, alentando a sus compañeros a no tener miedo del esfuerzo, tanto mental como físico.
Para cerrar este editorial, enviamos nuestros saludos a todos los compañeros por ahí, estén donde estén, cualquiera que sea la situación en que se encuentren.
Julio 2014