Nota: Palabras leídas durante el transcurso de la Actividad Recuerdos en Revuelta. Recordar que Claudio Valenzuela fue detenido el 13 de Septiembre del presente año tras la marcha hacia el Cementerio General para recordar un nuevo aniversario del 11 de Septiembre, instancia donde tradicionalmente se producen enfrentamientos entre lxs asistentes y policías. A Claudio lo arrestan en este contexto. Recluido en la cárcel concesionada Santiago 1 a la espera de Juicio, se le acusa de porte y tenencia de material inflamable y bombas molotovs.
Palabras de Claudio Valenzuela para la Actividad “Recuerdos en Revuelta”
Hace dos años atrás estaba en mi casa cocinando cuando por la televisión vi la noticia de que una persona había sido asesinada por un guardia cuanto intentaba, junto a otrxs individuxs, asaltar un banco. Lo que sentí a primera vista fue un pequeño malestar ya que generalmente me pongo contento cuando me entero de la concreción de algún robo, especialmente a un banco, y este, malamente, no era el caso.
Con el pasar del rato y las noticias pude ver la cara de alguien que me había topado varias veces. Estaba claro. Era el Angry.
Lo conocía por su tag, no sabía su nombre, por eso al principio no reconocí quién era cuando lo mencionaron.
El pelaito…me decía, y no quería creerlo. Por la mierda que me dio rabia y el malestar inicial iba mutando en algo peor, más profundo y lleno de tristeza. No quería creerlo.
No fui amigo del Angry, pero lo que logré conocer de él fue siempre un gusto, pude ver que era un compañero bacán, cada vez que alguien necesitaba algo y él podía ayudar, lo hacía, para decirlo en otras palabras, el Angry no le daba color. Era sumamente humilde y amistoso.
Recuerdo que la primera vez que lo conocí fue hace varios años atrás en una marcha animalista que terminó en el Parque Almagro, donde el compañero cantó bajo el nombre de “Palabras en Conflicto”. En ese momento me hizo mucha conexión su música y sus palabras con lo que yo estaba pensando.
Me parecía terrible pulento que hubiera un raperx que promoviera la liberación animal. Algo que por lo que yo sabía, no existía en aquel momento. Además, sus letras contenían críticas, pero no eran lo mismo que otrxs raperxs que había escuchado, que enarbolaban discursos, acá había una crítica mucho más profunda a todo el sistema de dominación, ya no solo a algunas instituciones. Puedo decir que ese día no tuve para comprar el disco que vendía a una luca, pero apenas pude me bajé el disco y me hice aficionado a palabras en conflicto.
Un tiempo después me topé con el pelao en diversos espacios anárquicos y autónomos, como en Sacco y Vanzetti donde lo recuerdo con su feria y la música, junto a su compañerx, también lo ví en Cueto con Andes, en la “casita” o Jhonny Cariqueo, espacio en el cual participaba, me tocó verlo en “Las Torres”, en más de algún conversatorio y en otros lugares que se van en este momento.
Cuando salió el segundo disco de Palabras en Conflicto, llamado “Guerra a la Sociedad”, debo confesar que me gustó muchísimo, incluso sus pistas que para algunxs no eran muy buenas, pero según mi criterio eran instrumentales con sonidos y baterías novedosas. Siempre me quedó dando vueltas el nombre de una de sus canciones: “Nada está saldado”, tiene mucha significancia, para mi esa frase siento que quiere decir que hay cosas inconclusas por concretar y golpes por devolver.
Un tanto antes también me enteré que el compañerx además de ser vegano, despreciaba y no consumía drogas, eso hacía que mi cercanía con el pelao Angry se acrecentara en términos de idea, pues nuestras reflexiones de algún modo se cruzaron.
Siempre lamenté no haberlo conocido más y mejor, pero ciertamente pienso que la imagen que tengo de él es un buen reflejo de la realidad.
Su muerte me dolió mucho, incluso más que la de otrxs compañerxs, que se han ido en el camino de la lucha, y me provoca mucha impotencia las circunstancias de su asesinato. Ojalá en algún momento caiga el peso de la vindicación sobre ese guardia asqueroso y restrero que disparó esas balas por cuidar el dinero que se acumula en los bancos. ¡Ay de lxs que se sienten cumpliendo una gran labor siendo pacxs esclavxs!
Hablando de esto, es inevitable no recordar a Jorge Saldivia, quien también en un intento de expropiación fue asesinado por un guardia bastardo de Brinks, empresa que premia con un bono a quiénes maten lo que para ellxs son “ladrones”. Es por todo esto que acciones como las de Tamara Sol cobran tanto sentido, pues aunque no haya disparado contra el mismo guardia que mató al Angry, son todxs “la misma plata”, pues todxs defienden y sustentan ese tipo de prácticas y sacan beneficiones con la explotación, la usura y la dominación.
Comprendo perfectamente que cuando se toman y concretan decisiones se pueden acarrear riesgos, pero la muerte de tan valiosxs compañerxs nunca pasará inadvertida para mi y muchxs otrxs. Personas como el Angry, independiente de si los conocimos o no, tienen un lugar en mi corazón y son bocanadas de aire limpio en momentos complejos que siempre abundan.
La amnesia debe dejar de ser parte de nuestras vidas, lxs compañerxs que ya no están son parte del reste de la memoria de lucha de quienes han entregado su vida a la confrontación directa con el poder y se han planteado como sus eternxs enemigxs. Es por esto que sabemos de compañerxs de otros tiempos diferentes a los nuestros y conocemos sus historias.
Aprovecho de agradecer a quiénes levantan estas actividades manteniendo vivxs a lxs compañerxs, además haciendo tangible la solidaridad contra las prisiones y sus castigos.
Suerte en la calle y tensionemos nuestras vidas, aunque a veces cueste y los miedos e inseguridades ganen terreno, seamos fuertes y sobrepongámonos a las adversidades, aunque sea difícil. Pero siempre guiadxs por nuestra propia voluntad y reflexiones, no por comentarios ni presiones. Honestidad ante todo.
Hagamos de este diciembre negro y de todxs los días de nuestras vidas una amenaza contra la autoridad, cargando orgullosxs el peso de nuestras decisiones, compañerxs y prácticas.
Abrazos y cariños para quienes luchan, mucho aguante en la calle.
Claudio Valenzuela