La muerte siempre ha acechado los pasos de quienes se han declarado en guerra contra esta impuesta vida de miserias. De todos modos sé que esta no es el fin de nada. La muerte de unx guerrerx germina en mil semillas indómitas que rompen los cimientos del dominio asesino de la vida.
Con estas letras en papel y un conjunto de sentimientos que me invaden en el vacío de esta celda quiero transmitir, también porque tengo la necesidad de romper con la pasividad de estos cuatro muros, la memoria viva de Mauricio Morales quien apostó su vida de la mano de la hermosa rebeldía contra este sistema de dominación imperante. A casi 7 años de su muerte física poco me interesa que su existencia junto con la de otrxs hermanxs muertxs en lucha se limiten a la tinta de escritos o libros polvorientos, pues fueron, son y serán mucho más que eso. Y con esto no busco desmerecer la memoria escrita, ya que creo que tanto esta como lo que se hace de acciones son importantes y se complementan entre sí.
Mauri, tus ansias por ver reventar todo lo existente también me acompañan cada día en mis colapsos mentales. Vives en cada momento de insolencia y desobediencia que me llenan de vida aquí dentro. Y además sé que afuera hay quienes siguen echando leña a las brasas de la memoria y la guerra incesante. A todxs ellxs abrazos llenos de energías, sepan que transmite fuerza saberlxs ahí.
Aunque el encierro busque limitar las formas de expresarnos con la incomunicación y el aislamiento, siempre hay algo que romper. Esta vez he decidido apañar el ayuno que está realizando el Kevin hasta el 22 de este mes, día de la muerte material de Mauricio, rompiendo de alguna forma la rutina carcelaria en su memoria.
El único fin es el olvido. Ante este memoria por siempre.
Solo muere quien es olvidado!
Un saludo a lxs hermanxs que andan de vuelo… Te quiero y extraño hermanitx… que tus huellas se borren con el mar.
Nicolás Rojas / C.A.S