Comunicado recibido junto con la nota el 05/06/2017:
Escribo estas líneas rápidas para informar de mi situación actual…
Últimamente ha habido tensiones en la zona de segregación[1], conflictos internos y peleas por todo y a la vez por nada.
Aunque al final del día no hay que tener miedo al conflicto, después de todo estamos obligados a convivir, y a través de los desacuerdos que surgen se aprende poco a poco a tolerarnos en esta isla.
Estando apartados del resto de la población es difícil conseguir cosas y alimento… el rancho casi no llega y tenemos que amotinarnos cada dos por tres para tener derecho al alimento.
Esto sucede a diario, es una lucha silenciosa y cotidiana que se libra sin que nadie preste la menor atención; los custodios son hábiles negociantes que apagan las revueltas en un abrir y cerrar de ojos y una de las cosas que más contribuye a que todo sea un circulo vicioso es la adicción a las drogas de la mayoría de los castigados. Esto permite a los carceleros poder chantajear a los presos con castigos y recompensas; -si te portas bien te abro la reja y puedes conseguir dinero y drogas, -si te portas mal te encierro y no te drogas, es así de simple el sistema de disciplina.
Y como se abandona la idea de agredir y luchar con la autoridad, el desestrés cotidiano se descarga de presos a presos en una lucha de todos contra todos.
Aun así aprendo cotidianamente de las experiencias que surgen.
Si no he escrito últimamente hacia el “exterior” de estos muros es porque me he propuesto como ejercicio de aprendizaje práctico el analizar e intentar trastocar mis relaciones diarias y ahora que creo haber reflexionado bastante sobre mis comportamientos sociales quisiera compartirles mis aprendizajes. Y es por eso mismo que aprovecho para informar que el quinto número del periódico “El Canero” está casi listo. Y es allí a través de ese medio que podré explicar mejor mis ideas y propuestas para continuar la ofensiva en la lucha por reapropiarnos de nuestras vidas.
En rasgos generales así me encuentro actualmente con muchos ánimos y ganas de seguir fomentando e inventando nuevas formas de ruptura con mis propios dogmas, miedos y prejuicios.
Ahora bien, en el aspecto jurídico me ha llegado una notificación con la cobranza de la multa que me fue impuesta junto con la sentencia dándome aviso de que debe ser cubierto el monto de $35,550 pesos en un plazo de dos semanas que es cuando se vence el término.
Esta multa desde luego tiene que pagarse o en su defecto tendría que pagarla con tiempo de 550 días de prisión que serian independientes de los 6 años de mi sentencia…
En fin, por ahora es lo que ha sucedido, de cualquier forma volveré a escribir en los próximos días esperando que haya ánimos rebeldes.
Fernando Bárcenas
(4 de junio, 2017)
[1] Recordemos que el compañero Fernando está en una zona de segregación nuevamente desde septiembre del año pasado (2016) como respuesta de la institución carcelaria a su última huelga de hambre.