Convocatoria para un día de solidaridad internacional con lxs encausadxs de 20E (20 de enero 2018)
El 20 de enero de 2017, decenas de miles de personas salieron a la calle para responder a la inauguración del Presidente Donald Trump con protestas multitudinarias, entre las cuales hubo bloqueos creativos y acciones combativas. Aquel día, una de las manifestaciones desarrolladas era la de un «bloque anticapitalista y antifascista» que desplegaba pancartas con lemas como: «Ninguna transición pacífica» o «Hagamos que los racistas vuelvan a tener miedo». Como respuesta a la protesta, la policía los atacó con violencia y rodeó alrededor de 230 personas, deteniéndolas por provocar daños a establecimientos o por estar próximas a ellos.
Después de toda una serie de maniobras legales, acusaron unas 200 personas de 6 delitos (5 acusaciones de daños y una de incitar un disturbio) y 2 faltas (participación en un disturbio y conspiración para hacer un disturbio). Cada una de estas personas se enfrenta ahora a hasta 61 años de prisión.
Este es un caso importante, porque representa un intento, por parte del gobierno de los Estados Unidos, de reprimir las contundentes protestas que ocurrieron de forma espontánea como respuesta a la elección de Trump. Con las acusaciones, el Estado pretende amordazar la resistencia activa y enviar el mensaje de intolerancia hacia la resistencia, justo en el momento en el que es más necesaria que nunca. Además, el caso es un experimento sobre la expansión de los poderes represivos del Estado, dado que los fiscales buscan culpar a todo el mundo, como grupo, de las mismas ventanas rotas, basándose en su mera presencia. Además, la policía y otros actores estatales quieren redefinir las formas más básicas de organización política—asistir a asambleas, convocar protestas, desfilar en un grupo—como acto de conspiración. Forma parte de una tendencia nacional e internacional de aumentar la represión dirigida a los movimientos sociales dentro de los Estados supuestamente democráticos. Si el gobierno de los Estados Unidos tiene éxito al minalizar a los movimientos sociales de esta forma, es probable que otros Estados hagan lo mismo.
Mientras la administración de Trump conduce al mundo hacia la catástrofe de forma casi diaria, es importante apoyar a aquellas que arriesgaron su libertad para oponerse el primero de los días de su mandato. Las protestas del Día de la Inauguración establecieron las pautas para una gran parte de la resistencia que vendría y afirmaron que la administración de Trump y sus aliados de la extrema derecha recibirían una fuerte oposición. Posteriormente, personas en todas partes del país utilizaron la acción directa para cerrar casi cada aeropuerto internacional del país en una protesta histórica, que paró las políticas anti-inmigrantes y islamófobas del nuevo gobierno. Con la intención de traer esta lucha a los juzgados, la mayoría de las encausadas están trabajando juntas para dar una respuesta política a las acusaciones y están aprovechándose de su represión compartida para construir lazos entre diferentes lugares y luchas.
Es por eso que convocamos un día de solidaridad internacional: el 20 de enero de 2018. Acciones solidarias que ya se han hecho por todas partes, han traído un gran calor a las acusadas que se enfrentan a una gran
represión. Además, estas acciones forman parte de una práctica política basada en una lucha compartida que traspasa las fronteras. Pedimos la solidaridad, no como acto de caridad, sino como gesto que señale una complicidad con la resistencia contra la administración de Trump y el futuro que pretende imponer.