Traducción recibida el 01/10/2020:
UNA INTERVENCIÓN EN LA CONCENTRACION EN SOLIDARIDAD A LXS PRISIONERXS ANARQUISTAS DETENIDXS TRAS LA OPERACIÓN «SCRIPTA MANENT» REALIZADA EN GÉNOVA el 26 DE SEPTIEMBRE DE 2020
Nuestra presencia aquí hoy es importante, a pesar de que en gran parte de la ciudad existan diversas prohibiciones de manifestación y de concentraciones.
Hoy estamos aquí para dar a conocer la situación de nuestrxs compañerxs prisionerxs, los juicios represivos que golpean a lxs revolucionarixs y denunciar las manos sucias de sangre de la democracia.
Nos quieren hacer creer que somos libres, que los males del mundo quién sabe de dónde vengan, que solo quién manda, las instituciones son tanto la causa incidental de aquellos males, como la cura.
Pero sin embargo existen los responsables. Existen las élites del poder, las clases privilegiadas, los patrones y los que mandan y luego un mar de excluidxs y explotadxs. Una parte de la verdad que hay en este mundo se ve cada vez que los Estados se ven acorralados en esta contraposición entre explotadxs y explotadores.
Veamos el ejemplo de los Estados Unidos de América que se hacen baluarte de la libertad, juzgando la represión de otros Estados y Gobiernos mientras en su propia casa matan a sangre fría y reprimen las revueltas, las huelgas y las protestas contra la violencia de la policía. Lo mismo ocurre en todas partes, incluso en Italia: manifestaciones radicales que intentan violar las reglas y acuerdos con la policía en lo más mínimo son cargadas por los antidisturbios, vuelan las denuncias. Las huelgas fuera de los acuerdos entre sindicatos y patrones, – sobre todo de los sindicatos felpudos de los industriales CGIL, CISL y UIL- son reprimidas por la policía con las porras. Comienzan las amenazas y los despidos a lxs trabajadorxs. Recordamos también el G8 del lejano 2001 en esta ciudad: un muerto baleado por los carabinieri, las torturas en los cuarteles y las palizas. Y hoy todavía los muertos en las cárceles en las revueltas durante la cuarentena, aquellos muertos a golpes en los cuarteles con el silencio de los biempensantes.
Las elecciones apenas han terminado. Han hecho la fiestecilla electoral, los brindis para festejar, luego nos han vuelto a imponer las prohibiciones. A pesar de que la clase política es una sopa, más que recalentada, ahora también ida a mal, todavía nos convencen que el voto a las elecciones es al menos el único «poder de decisión» que nos queda. Nos convencen todavía que es natural el chantaje del trabajo como única perspectiva de vida: trabaja, consume y muere, por no hablar del silencio que cubre la situación de los trabajadores agrícolas esclavizados en los barracopolis del sur de Italia.
Pienso que una representación adecuada del poder y del privilegio la haya dado Onofrio Del Grillo, Marqués interpretado por Alberto Sordi (actor) diciendo a los plebeyos: «porque yo sé, yo, y vosotrxs no contáis nada…». Aquí está el poder decisiónal, la farsa participativa, las clases privilegiadas, políticas, religiosas y económicas que mandan y los militares que los defienden.
Es cierto, vosotrxs no contáis nada.
Justo ayer ha habido una «movilización» estudiantil. Las reivindicaciones «tronaban» como el latido del corazón de una mariposa: conexiones wi-fi más potentes, escritorios escolares sin covid, escuela funcional a la vanguardia, etc. Parecen todos jóvenes ministros, burócratas.
Ciudadanismo al estado puro. La escuela está haciendo su trabajo de educación cívica, institucional, de formación de la clase dominante, ni siquiera un poco de rebelión al orden: «sardinas» de poner en latas como comida para los tiburones del capital, «Gretinos» cada vez más cretinos.
Sin embargo, no solo está el reformismo, el voto o la coparticipación en un falso enfrentamiento poder-explotadxs.
Existe la lucha radical a través de las prácticas revolucionarias. A la violencia secular del Estado y de la burguesía históricamente se ha respondido con la lucha violenta, las prácticas y las acciones. Como aquellas de las cuales están acusadxs los compañeros y compañeras en la cárcel, que son patrimonio de la lucha anarquista, o sea una lucha de liberación.
La solidaridad, el apoyo, la ayuda a los compañeros y compañeras prisionerxs nos pone en la condición de seres conscientes, y tener las ideas claras sobre las necesidades prácticas de la lucha contra el Estado y el Capitalismo. Al mismo tiempo y de esta forma se contrarresta el miedo de la represión, de la cárcel; se desarrollan los anticuerpos contra la disociación, la delación y el distanciamiento directo o indirecto que sea.
El mismo fiscal en el juicio «Scripta Manent», en el cual están acusadxs una veintena de compañeros y compañeras, insiste de forma obsesiva sobre la criminalización de lxs enjuiciadxs, sobre el declararlos aislados y sobre todo trata de obtener la de socialización de las prácticas de la cual están imputados, base fundamental desde la que parte el trabajo institucional para la recuperación política y social de las experiencias sociales de lucha contra el poder constituido.
Desafortunadamente, en la sala del tribunal en las últimas audiencias había pocas personas presentes: es normal cuando el Estado democrático emite sesenta ordenanzas de hojas de expulsión de Turín contra otrxs tantxs compañeros y compañeras porque se ha traído solidaridad asistiendo a aquella sala búnker. Aquí está la libertad de la Italia Republicana en el 2020.
Pero no estamos aquí para quejarnos o para llorar.
El objetivo de la Procura y del fiscal es también para distinguir a lxs anarquistas y al movimiento anarquista, además de en esquemas y facciones inverosímiles, en «buenxs» y «malxs».
Ni siquiera el mundo está dividido en buenxs y malxs, no vivimos en un cuento mágico.
Esta diferenciación en «buenxs» y «malxs», es justo admitirlo, se desarrolla históricamente también gracias a la ayuda de las disociaciones, de las declaraciones procesales que toman la distancia de prácticas violentas, o incluso de otrxs imputadxs, en los procesos de lucha política y social.
Se pueden debatir sobre determinadas prácticas y medios de la lucha, pero estas no se pueden reducir a una cuestión de opiniónismo, siempre conscientes del hecho que el poder codifica y utiliza en sentido represivo las conductas colaborativas para enterrar a quienes no las adoptan. Si unx arrestadx en una manifestación callejera que ha peleado con la policía se disocia, se distancia o pide perdón bien no hace. Si lo hace unx compañerx acusadx de acciones directas y ataques, peor aún.
Los movimientos revolucionarios siempre han enfrentado ciertas problemáticas: basta ser claros, afrontar las cosas con determinación, con los principios bien firmes y con sinceridad. Tomemos el ejemplo de los compañeros y compañeras en prisión que con claridad, dignidad y determinación reivindican de reconocer y compartir las prácticas revolucionarias necesarias, no solo aquellas de las que son acusadxs, y por esto pagan el precio de una martillamiento judiciario.
Los compañeros y las compañeras prisionerxs no son «personajes», sino en la mala suerte que lxs hizo
terminar en la cárcel, su coherencia a la idea sigue siendo decisiva.
Lxs compañerxs encarceladxs, con sus contribuciones escritas para periódicos anarquistas y las asambleas, nos proporcionan un ejercicio crítico que no puede hacernos otra cosa que bien. Estamos, por esto, cercanos en todas las formas a nuestrxs compañerxs golpeadxs por las actividades represivas del Gobierno italiano, en las ya continuas operaciones policiales del antiterrorismo.
No hay ninguna clasificación de importancia o de prioridad, en cuanto se refiere a las operaciones represivas. Aquello que quiero decir, sin embargo, es que del proceso «scripta manent» no se debe subestimarse la importancia histórica. No es cuestión del tipo de acciones de las que están acusadxs los compañeros y compañeras, ni de simpatía: se están juzgando veinte años de historia del anarquismo de acción. Esto significa ideas, teorías, metodologías de acción, prácticas y solidaridad revolucionaria y continuidad de la lucha anarquista.
Conscientes de esto, sabemos quién es el Estado. Hemos visto el tratamiento especial y persecutorio que hacen a lxs revolucionarixs, en el pasado y hoy: la ley Gozzini, los regímenes especiales de detención como el 41 bis y la Alta Vigilancia (AS), asesinatos, torturas, censuras, secciones de aislamiento, prohibición de asistir al propio juicio excepto por videoconferencia; son procedimientos diseñados para mantener a lxs compañerxs enterradxs vivxs en la cárcel durante el mayor tiempo posible y quitarlxs de en medio, que no se sepa nunca que alguno ha levantado la cabeza, que alguna ha reaccionado, que algunx osa atacar sin compromisos un mundo de autoritarismo, guerras, explotación y reclusión.
La lucha sin mediaciones institucionales nos pone cara a cara con el enemigo y en el enfrentamiento radical contra la autoridad, la democracia y el Estado muestran su verdadero rostro. La alternativa es la resignación, una vida de esclavxs voluntarixs y consumidorxs aquí en los así llamados países ricos.
Al día de hoy, y desde hace varios años ya de supuesta paz social con el ejército en las calles, nos propinan el dulce envenenado de las innovaciones tecnológicas y green, y las políticas de desarrollo pseudo-revolucionarias para «el futuro que será».
Pero no hay nada de revolucionario en todo esto, sobre todo para nosotrxs lxs anarquistas, si el precio a pagar
para esos malditos recursos minerales y energéticos necesarios es la guerra, la contaminación, la explotación y el saqueo, para enriquecer a los capitalistas, los manager, las mafias y al Estado.
Se va al espacio, está el teléfono inteligente revolucionario, el cepillo de dientes eléctrico revolucionario, la conexión a Internet definida «la revolución» y así sucesivamente. Todo es humo en los ojos del consumismo.
La revolución es un acto violento y al/a revolucionarix el Estado lx mete en la cárcel, no en el mercado.
El anarquismo no tiene textos sagrados, ni cuentos bíblicos o electorales que contar, sino ética y principios.
La anarquía es si una idea de altruismo, pero no de sacrificio gratuito; si no hay apoyo mutuo y ayuda entre explotadxs y quien se rebela, aquellos principios viene a faltar. La solidaridad internacional está en la acción revolucionaria de lxs explotadxs, contra los patrones y los explotadores, no es, por lo tanto, el solo asistencialismo de curas laicos o de tercermundistas de izquierdas.
Los principios del anarquismo se han escrito con la sangre y el sudor de lxs oprimidxs, de sus prácticas a través de la acción, por una vida digna de ser vivida.
Es fácil al día de hoy justificarse, adaptarse al estado de las cosas y moderarse.
Nos preguntamos quizás por qué nadie hace nada frente a las injusticias sociales. Esto deberíamos preguntarnos siempre a nosotros mismos y a nosotras mismas. Pero todavía hay algunx que reacciona y actúa. Lo saben lxs paradxs, lxs trabajadorxs, lxs explotadxs y lxs prisionerxs, está en las gestas de lxs que contra atacan. Alguna sonrisa cómplice siempre la habrá, la complicidad directa, el siguiente paso.
Así que sigamos adelante por nuestro camino a pesar de estar llenos de obstáculos.
¿Qué me siento de decir a aquellxs trabajadorxs o desempleadxs, a aquella parte de clase social de explotadxs que lame el culo a los patrones o que votan a los reaccionarios y los racistas? Han elegido.
A quien es indiferente o derrotista, en vez le digo, que si la indiferencia es para no admitir una «rendición incondicional» sin haber siquiera combatido una batalla, si es por no decir que se es cómplice, rendidos, cobardes o serviles, cada uno responderá.
Si todo aquello que os hace estar mal, os embrutece y os hace sufrir y mata a gran parte de la humanidad os va bien, entonces adelante, continuar a cavaros la tumba y a haceros enterrar por el Estado. La revuelta y la revolución social os pasarán por encima para compactar bien la tierra. La historia os olvidará y si os recordara no será ciertamente como mujeres y hombres libres, sino como compost de la servidumbre voluntaria.
No bastará la indiferencia a hacernos desistir, ni el derrotismo.
No bastará la represión del Estado a hacernos rendir.
No bastarán los barrotes para encerrar la anarquía.
Génova 26 de septiembre de 2020