Recibido el 21/12/2021:
Extracto de la declaración judicial del compañero anarquista Francisco Solar asumiendo la responsabilidad del envío de paquetes explosivos a la 54 comisaria y contra el ex Ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter en julio del 2019, acción revindicada por “Cómplices sediciosos/Fracción por la Venganza” y del doble atentado en el edificio Tánica el 27 de febrero del 2020, en plena revuelta, acción revindicada por “Afinidades Armadas en Revuelta”.
(…) En noviembre del 2017, nuestra idea fue alejarnos de las grandes ciudades, principalmente de Santiago, por su modo frenético de vida y levantar un proyecto autosustentable. Aunque yo opté por ese modo de vida, no dejé de pensar que la manera más adecuada de luchar contra un sistema avasallador sustentado en la autoridad y la depredación, es por medio de la acción violenta revolucionaria. Sólo a partir de ésta es posible lograr momentos de desestabilización, que aunque sean instantes fugaces, develan la vulnerabilidad del poder.
A mediados del 2018 me plantee comenzar con ese tipo de acciones (…) Una vez que tome esa decisión me puse a pensar en algún objetivo, teniendo claro que si iba a asumir un riesgo grande, la acción a realizar debía ser potente. Pensé en realizar una acción como respuesta, como venganza contra personas ligadas a la represión y al poder empresarial, ambas características las cumplía a cabalidad Rodrigo Hinzpeter, que en el año 2019 era gerente del grupo Quiñenco, cuyo presidente es Andronico Luksc y anteriormente, Hinzpeter, había sido Ministro del Interior del primer gobierno de Piñera, dejando una estela de represión que será difícil de dejar de recordar. Reprimió duramente las movilizaciones sociales y estudiantiles, intentando levantar una ley marcada por prohibiciones de todo tipo, conocido como La Ley Hinzpeter. Como Ministro del Interior fue responsable político del asesinato del joven Manuel Gutiérrez, reprimió duramente las movilizaciones sociales de Aysén y de Freirina, militarizó el territorio mapuche, lo que provocó cientos de heridos, muchos de ellos niños e innumerables presos.
En agosto del 2010, junto con trece personas más fuimos objeto de los delirios represivos de Hinzpeter, que en su afán por terminar con los bombazos ocurridos principalmente en el sector oriente de la capital desde el año 2005, nos encarceló inventando pruebas, contratando a presos dispuestos a corroborar la tesis de la Fiscalía, tesis que se refería a la existencia de una asociación ilícita terrorista.
Por estas razones fue que decidí atacar a Hinzpeter, por encontrar que representaba un objetivo completamente legítimo. Empecé a investigar sobre Hinzpeter (…) fui a ver al edificio Itaú a ver su flujo de gente, la gente que entraba, que salía; intenté ingresar al piso 14, donde estaban las oficinas del Grupo Quiñenco y no pude por los férreos controles existentes en la entrada (…) por lo que pensé que lo mejor sería enviar una encomienda explosiva dirigida a la oficina de Rodrigo Hinzpeter, para asegurarme que él fuera quien abriera el paquete.
En este punto es importante señalar que los ataques indiscriminados nunca han sido parte de la práctica anarquista, nuestros objetivos son claramente definidos y apuntan a los responsables de la opresión y la represión. Como mi intención era realizar una acción de envergadura (…) decidí utilizar dinamita.
El año 2018 y principios del 2019, el contexto estuvo marcado por la brutalidad policial contra los escolares que se manifestaban contra la Ley Aula Segura y por diferentes demandas. Fue recurrente ver imágenes de Carabineros golpeando a estudiantes que se les cruzara por encima e incluso sacándolos de sus salas de clases para llevarlos a las comisarias. Es importante señalar que esta lucha contra la Ley Aula Segura fue el antecedente directo del llamado a evadir que hicieron los escolares frente al alza del pasaje del Metro, lo cual fue el gatillante de la revuelta iniciada el 18 de octubre.
Sin la perseverancia de los escolares quizás nada de lo ocurrido a partir de esa fecha hubiera pasado, por lo tanto, decidí responder a esta brutalidad policial atacando a carabineros en sus propias instalaciones; mi idea fue atacarlos como institución, por lo que representan, por su historia de sangre, tortura y muerte. Decidí atacar la 54 comisaria de Huechuraba como un gesto de venganza por el asesinato de la compañera Claudia López en septiembre de 1998.
Si bien tengo claro que los funcionarios que trabajaban en el 2019 en esa comisaria no eran los mismos que asesinaron a la compañera, fue ese lugar el que sirvió como punto de operaciones en ese momento, y lo sigue siendo para cada jornada de protesta. Con esto quería dar una señal de respuesta, de que nadie ni nada está olvidado.
Mi intención fue herir solo a un carabinero, al de mayor rango y ese fue el mayor Manuel Guzmán, por lo tanto, si es que mi intención era herir a un solo carabinero, el explosivo no debía ser de gran potencia, por lo que utilice pólvora negra al interior de un niple de acero.
(….)
La pretensión de esta acción, de dar una respuesta, tanto a las agresiones de carabineros y a la de un ex Ministro del Interior recordado por su faceta represiva y hoy gerente de un grupo económico dueño prácticamente de todo Chile, se cumplió completamente.
(…)
Respecto al denominado Hecho 2 (Tánica), puedo señalar, para contextualizar. La revuelta iniciada el 18 de octubre de 2019 se mantenía viva en los últimos meses del 2019 y principios del 2020, muchas eran las protestas que se sucedían día tras día a pesar de la fuerte represión de la policía. Marzo se avecinaba como un mes clave, donde podían pasar muchas cosas, entre ellas incluso la renuncia de Piñera, fue en ese contexto que decido aportar a esta revuelta con la colocación de dos artefactos explosivos.
El sector oriente de la capital había sido objeto de algunas manifestaciones provocando el rechazo de quienes viven ahí ante el temor de ver amenazados e incluso perder sus privilegios. Se pudo apreciar cómo personas que se manifestaban pacíficamente en el mal de La Dehesa fueron insultados e incluso agredidos, y también como el Ejército y la policía blindo esos barrios en una clara complicidad entre la fuerza represiva y la clase adinerada, por lo tanto decidí golpear a esas comunas, pero específicamente a un barrio dentro de ellas, al barrio de Santa María de Manquehue, donde se encuentra el Periódico El Mercurio, vocero histórico de los sectores más conservadores de este país. Soy enfático en señalar que mi intención no era dañar a gente, sino que mi intención era alterar la normalidad de ese barrio, prueba de ello es que en un primer momento pensé en colocar los artefactos explosivos al interior de los baños del Café Kant, ubicado al interior del edificio Tanica, pero por el riesgo de herir a personas finalmente lo descarté, decidiendo colocar un artefacto explosivo en el sector de parques de la inmobiliaria Tánica, específicamente debajo de una banca de cemento que amortiguará la explosión.
Este atentado también contemplaba otro objetivo, que era atacar al GOPE de carabineros mediante la explosión de otro artefacto explosivo, el cual estaría dispuesto de tal manera que explotaría media hora después del primero. (….) el cual explotaría en momentos que el GOPE estuviera realizando diligencias en las inmediaciones, con el único objetivo de darles un buen susto.
(…)
Decidí atacar a carabineros porque aparte de ser enemigos históricos de nosotros los anarquistas, carabineros ya contaba en ese entonces con la mutilación de cientos de globos oculares (…) Decidí atacar a carabineros también porque contaba con torturas, palizas, creación de centros de tortura, como el del Metro Baquedano, que aunque la justicia lo haya negado, todos sabemos que fue así.
Desde el inicio de la revuelta yo fui parte de las distintas movilizaciones que se vivían día adía y pude ver a metros míos como caían ensangrentados los jóvenes producto de los balines y bombas lacrimógenas disparadas por carabineros. Fue por esto que la revuelta identificó a los carabineros como uno de sus principales enemigos, por lo tanto, un ataque contra ellos era imprescindible y estaba completamente justificado”.