Recibido el 15/12/2023:
Adjudicación de intento de atentado explosivo a edificio corporativo Banco Scotiabank
Acertar un ataque es la situación más esperable por gusto a que las cosas resulten acorde a lo planificado y a que nuestras reivindicaciones las anteceda el ruido de una explosión. Pero acertar siempre trae de cerca la situación de errar, a veces siendo demasiado explicito o en otras pasando casi desapercibido; “que no se ha elegido el horario adecuado”, “que no se ha cambiado de apariencia en un sitio sin cámaras”, “que no se ha tomado la ruta correcta”, “que no se ha confirmado el funcionamiento de la relojería”, etc., son planteamientos motivados al percibir algún error, siendo cada uno elemental con su propio nivel de influencia para la operación en su integridad y que no se reducen a si el artefacto funcionó o no. Puede que el objetivo haya explotado, ¡qué satisfacción!; pero todos los aciertos y errores que hay detrás, ¿cómo se cuentan?, ¿cómo se ven?, ¿qué explican de la acción?
Cuando se erra, lo peor que pueda suceder, además del presidio y la muerte, es nublarse por el éxito, lo que al final del día se traduce a la frustración de “no saber hacer las cosas”. Se ha dicho de todas las formas posible a voz de muchxs compañerxs, que no existe fórmula secreta para el accionar insurreccional. Sobrepensar las técnicas y condiciones con el fin de encontrar su perfección, termina apabullando el intento de acción. Algunos esfuerzos intelectuales se vuelven inútiles porque están carentes de una experiencia directa, de la tensión vivida en el momento.
El campo de estudio ideal para la teoría operativa es el campo de acción, tejido en el pasado y presente por las experiencias guerrilleras subversivas. Asumir, estudiar y discutir positivamente la realidad de nuestros errores, nos ayudará a catalizar que para la próxima aventura se tenga un mejor manejo de las variables.
Compartimos las apreciaciones de las Brigadas Anárquicas Luis Ramírez Olaechea de que “fallar un ataque es parte de las tantas probabilidades que surgen en la bravura de la calle, cuando creemos que todo va bien nos sorprende que algo escapa de lo dispuesto y planificado”. También de la Conspiración por la Iconoclastía Salvaje – Célula Kevin Garrido de que “reducir las acciones antisistémicas al resultado (exitoso o no) de estas, es propio de un paradigma exitista que sólo nos llevaría, inevitablemente, a una comprensión militarista de la praxis antisistémica”.
Sobre el objetivo
Incursionamos en el principal distrito financiero del país. Atacamos en Sanhattan, donde el triunfo del capital y la ostentación abren el apetito del oro con total desparpajo.
Los grandes rascacielos de Sanhattan agrupan importantes conglomerados económicos, como el grupo Angelini, Bethia (familia Solari), Cencosud (familia Paulmann), Quiñenco (familia Luksic), los edificios corporativos de la SOFOFA (Torre de la Industria), Word Trade Center Santiago, Titanium La Portada, Costanera Center, CCU, a metros de la embajada de Estados Unidos, entre otros. Además, Sanhattan se caracteriza en que la mayoría de sus edificios son espacios de reunión para dueños de bancos, mineras, constructoras, hidroeléctricas, petroleras, buffet de abogados, agencias de seguridad privada, etc. Es ahí el lugar donde se administran las formas de vivir y morir, donde la tanatopolítica tiene razón de ser, donde las expectativas capitalistas y autoritarias robustecen una parte importante de sus fuerzas de intervención trasnacional.
Dentro de esta gran centralidad se ha visto ya una serie de entidades atacadas, demostrándose hasta ahora que ningún sistema de tecnologías de seguridad ni avances técnicos investigativos de las policías, han sido capaces de impedir que se vuelvan vulnerables a la ofensiva anarquista, siendo esta vez objeto de atentado un edificio del Banco Scotiabank.
¿Qué podemos decir de lo que no se ha dicho para justificar el ataque a un banco? Quizás, que es el lugar donde los poderosos siguen aumentado sus bóvedas; quizás, que es la trampa para endeudar y propagar la miseria hacia lxs más pobres; quizás, que es donde se nos da la oportunidad para expropiarles y financiar nuestra lucha. Quizás, nada de lo anterior. Sobran justificaciones y faltan acciones.
Este gesto es en memoria de Sebastián Oversluij, asesinado hace 10 años en un intento de expropiación de un Banco Estado en Pudahuel. Sus experiencias de vida han contribuido a una concepción multiforme de las prácticas antagónicas; dibujando, escribiendo, cantando, marchando, rayando, atacando, expropiando… conociendo la libertad con un corazón lleno de ira, para reducir a polvo a quienes nos privan de ella. Angry, ¡nada está saldado!
En solidaridad con Marcelo Villaroel, Juan Aliste, Joaquín García, Aldo Hernández, Lucas Hernández, Ru, Tortu, Ita y Panda. En solidaridad con Mónica Caballero y Francisco Solar, quienes fueron condenadxs a 12 y 86 años respectivamente, penas con las que la autoridad busca amedrentar las ideas y voluntades de quienes se posicionan contra un sistema avasallador por medio de la acción violenta revolucionaria. La noticia de sus sentencias nos llena de motivos para continuar con los ataques, y a partir de estos, agrietar los muros que lxs se encierran.
Decididxs a combatir las pretensiones de la inacción y la pasividad, armándonos con nuestras mejores herramientas en la concreción de un proyecto antiautoritario de liberación, seguimos por los caminos propagados en la Nueva Subversión, que sin ser una organización ni un fin en sí mismo, es una red informal y difusa conformada por grupos de afinidad en el marco histórico de las luchas de guerrilla urbana.
A lxs prófugxs por las vías del mundo,
A quienes no doblegaron ni doblegarán el corazón indómito y la voluntad férrea,
A Mauricio Morales, Sebastian Oversluij y Alexandros Grigoropoulos. Para Alfredo María Bonanno, el método insurreccional no se detiene y, ¡no podrán pararnos!
¡Aquí seguimos, procurando que viva la anarquía!
Grupo de Acción 6 de Julio – Nueva Subversión