He escrito mucho al respecto y me he propuesto que lo siguiente sea lo más limpio, conciso y claro de mi parecer sobre las últimas reflexiones y comentarios salidos de diversas individualidades y colectivos sobre cuestiones de la cárcel, intentando aportar a la discusión desde mi experiencia, que aunque breve, es parte de mi presente y cotidianidad.
La prisión me pegó de golpe, a pesar de lo que yo sabía y pensaba respecto a ella en la teoría, la realidad carcelaria en un primer momento me superó, a pesar de mis resistencias al orden que construyen pacxs y presxs por igual, todo esto, motivado por mis desconicmientos inseguridades y miedos.
Acá hay toda una estructura para marcar diferencias entre presxs. Para esto hay «carretas», «iglesias», talleres, etc. Todo un cúmulo de cosas que hace mover las piezas para seguir con lo que para ellxs es el correcto funcionamiento de la cana, donde todo está bien asignado y reglamentado. Algo así como el mundo del otro lado de la reja, pero, sintetizado en módulos de 200 presxs aproximadamente donde se reproducen muchas conductas que aborrezco y se viven con mayor intensidad que en la calle debido a las condiciones que nos impone el encierro.
Llegar a «las iglesias» es a todas luces una contradicción para alguien que es Anarquista y cuestiona el poder. Pero, por mi propia experiencia y lo compartido con otrxs compañerxs, puedo decir que al contrario de lo que algunxs pueden pensar, esto no necesariamente tiene que ver con un renuncio de las ideas, sino con procesos y caminos en los cuales estamos lidiando con nuestros propios temores como en diversas ocasiones, incluyendo las acciones que nos hicieron llegar acá.
Reconozco, valoro y aprecio una enormidad las experiencias carcelarias de otrxs compañerxs y sus pasos dignos y combativos por los suelos de la cárcel. Aunque me parece que comparar a unxs presxs con otrxs olvidando sus particularidades, contextos, causas, experiencias y todo lo que conlleva llagar a la prisión, es hacer un análisis un tanto ideal de todxs lxs presxs, pues si bien es cierto yo también pienso que la lucha es el único camino, no puedo homologar cada caso ni pensar que hay pautas o reglas para llegar a lo que han llegado otrxs. De hecho, tampoco lo deseo pues cada caso y compañerx son diferentes y con sus propias características y sus ritmos y conciencias van dando sus pasos en la lucha.
Con mis contradicciones en el devenir revolucionario
Las contradicciones son propias de todo compañerx y es en el camino del cuestionamiento y el sacarle filo a las ideas donde vamos superando y así, según nuestros propios criterios, avanzando en lo que nos proponemos.
Cuando se habla de la coherencia me pregunto ¿acaso sobreponerse a las adversidades y levantarse de las caídas no es buscar la consecuencia en las ideas y los actos? ¿o acaso la coherencia es un camino recto sin imperfecciones ni trayectos para llegar a ella?
Pienso que cuando se habla de ser consecuentes, se debe hacer con mucho cuidado pues constantemente somos nosotrxs mismxs lxs que cuestionamos y participamos de practicas que no necesariamente se apegan a nuestros discursos. Por ejemplo: ejercer dominación, explotar y someter a otras especies, contribuir con empresas capitalistas y/o narcotráfico, incluso trabajar asalariadamente. Y así un montón de cosas que podemos hacer y que necesariamente definen lo que somos. Porque no somos seres acabadxs en nuestras reflexiones sino sujetos en constante construcción. Desde esa perspectiva me parece más acertado tensionar prácticas a otrxs desde un rol activo y comprometido que uno cómodo, que más que aportar al crecimiento y avance de la lucha tanto individual como colectiva, solo aportilla y genera difamaciones en boca de personas que deben pensar que «ya resolvieron todo lo que necesitaban» y por eso pueden pudrir al resto.
Veo necesario agregar que una contradicción es algo que se puede superar, pues tiene más que ver con nuestras propias voluntades y avances. No así cuando se transgreden todas las complicidades con situaciones como la traición, la delación, entregar compañerxs a la policía…Según mi criterio, es allí donde ya no hay vuelta atrás y cortar vínculos se hace necesario porque se desecharon todos los valores que hacían de puente entre compañerxs debido a las consecuencias de la deslealtad.
Con lo anterior no quiero decir que se deben justificar todas las cosas, ni normalizar situaciones que vayan en desmedro de posiciones antiautoritatias. Solo propongo que cuando hallan temas importantes se traten con la seriedad que merecen y no con una liviandad que incluso sustrae más que adiciona a las reflexiones y discusiones que se dan para aportar a un «entorno de lucha» que busca el conflicto y destrucción de toda forma de poder. Evitando caer en excusas para buscar justificaciones para cada situación, pero sin pasar por alto características de cada instancia, para hacer una crítica que en lo concreto sea para avanzar y no estancarse.
Me hago cargo de mis decisiones, ya que entiendo que cada cual sabe y debe cargar con su propio peso y que pienso que unx mismx es capaz de ver sus aciertos y errores para intentar multiplicarlos y remediarlos respectivamente. Sin condenas, sin presiones, solo con la propia voluntad y ganas de mejorar y la de quienes se interesan en tensionar permanentemente sus vidas desde el compañerismo y la complicidad.
Para cerrar quería decir que todas estas ideas son para intentar aportar a la discusión desde la cárcel. Promoviendo la tensión y la superación de nuestras contradicciones entre compañerxs, sin juicios de por medio.
Aprovecho de enviar un saludo lleno de cariño a quienes siguen dándole vida a la lucha contra toda autoridad y por la liberación total en la calle, individualidades, grupos y afines, editoriales, bibliotecas o grupos de acción directa. Y un fuerte abrazo y harto aguante a todxs lxs que permanecen encerradxs en las cárceles de los estados en el mundo.
Especialmente a Kevin, Joaquin, Ignacio, Hans, Nataly, Juan Flores, Sergio, Nicolás, Fabian, Enrique, Tatito, María Paz, Javier, Natalia, Tamara Sol, Freddy, Marcelo, Camila, Juan Aliste, Nikos Maziotis, prexs de la CCF, y todxs quienes entregan su vida a la lucha por la liberación total. A lxs que permanecen fugadxs, deseo que sus huellas se borren con el mar y su andar silencioso.
¡Abajo la cárcel!
¡Prexs pa la calle!
La cana no es eterna.
Claudio Valenzuela
Santiago 1.