Cuando nos damos cuenta de la naturaleza autoritaria y patriarcal de la sociedad actual, entendemos los géneros como imposiciones a través de las cuales lxs individuxs somos obligadxs a reproducir ciertos roles dentro de la red de la dominación.
Ciertamente, esta sociedad continúa imponiendo a quienes nacen como “mujeres” una posición inferior a los nacidos como “hombres”. De ahí que cada 8 de marzo, cuando se conmemora el “día de la mujer”, muchas personas, en su mayoría mujeres, salen a las calles para manifestar su descontento ante tal situación de inequidad.
La historia más conocida sobre la conmemoración del 8 de marzo hace referencia a los hechos que sucedieron en esa fecha del año 1908, donde murieron calcinadas 146 mujeres trabajadoras de la fábrica textil Cotton de Nueva York en un incendio provocado por los patrones, ante la negativa delas trabajadoras de abandonar el encierro en el que protestaban producto de los bajos salarios y las infames condiciones de trabajo que padecían.
Fue en 1910, durante un Congreso Internacional de Mujeres Socialistas, en donde se propuso que se estableciera el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer, en homenaje a aquellas que llevaron adelante las primeras acciones de mujeres trabajadoras organizadas contra la explotación capitalista.
Sin embargo, como ha sucedido con otras fechas que tienen un origen ligado al conflicto con los dominadores, el 8 de marzo se ha transformado mayoritariamente en un desfile ciudadano donde los discursos victimistas de la mayoría de lxs manifestantes se combinan con los intentos de los gobiernos por hacer de “la lucha por las mujeres” un elemento de consenso con el resto de la población.
Así, al igual que otros hitos conmemorativos, el 8 de marzo ha sido recuperado por las democracias capitalistas para limitar los cuestionamientos al sistema político/económico y silenciar la lucha histórica contra los explotadores y sus tácticas de exterminio y control social.
Como antiautoritarixs, nos negamos a hacer de esta fecha un día de pacificación y de consenso con el Estado y el reformismo izquierdista, ya que negamos en nuestra vida toda forma de poder y toda imposición desde los sectores dominantes, propagando la revuelta contra el orden social autoritario y cuestionando también nuestras propias conductas individuales para posicionarnos en guerra contra el sistema de dominación, sus métodos de control y los límites que éstos generan en nuestra cotidianidad.
Nuestra lucha es por la Liberación Total, y en ella combatimos a toda persona que trate de imponernos su voluntad y poder, sea esta persona “hombre” o “mujer”, rico o pobre, blanco o negro, etc. De igual modo, nuestra afinidad está con cada individux que desee romper las cadenas de la autoridad, sin importar su sexo, raza o especie.
¡Porque en la lucha no somos víctimas!
Porque luchamos contra toda forma de autoridad.
¡Que la acción anárquica y la tensión anti-patriarcal se propaguen por todas partes!
Anárquicxs contra la pacificación de nuestras vidas.
Marzo 2017