Recibido el 22/11/2020:
“La prisión es el único lugar donde el poder puede manifestarse al natural en sus dimensiones mas excesivas y justificarse como poder natural”.
-Michael Foucault
A medida que se eliminan las medidas restrictivas tomadas por el Estado para prevenir el contagio del virus covid-19 los templos del consumo se abren, el flujo mercantil no se detiene. Mientras cientos (o quizás miles) llenan las grandes tiendas saciando su sed de adquirir mercancía se mantiene la prohibición dentro de las cárceles chilenas para que lxs presxs puedan ser visitadxs por sus seres queridxs.
Que lxs presxs puedan ver presencialmente a sus amigxs y familiares es irrelevante para la economía, ya que los reos no producen nada, por tanto no generan plusvalía y su capacidad de consumo no cambia estando más o menos aisladxs. Lxs poderosxs no se molestaron en generar las condiciones para que se retomen las visitas en las prisiones ya que no les beneficia en nada.
El coronavirus trajo consigo más y mejores medidas de control y aislamiento para todo el conjunto de la población, en las prisiones no fue la excepción. El control y el aislamiento son parte de las formas fundamentales de las cárceles y a su vez sería la estructura principalmente de castigo.
La prevención y el cuidado de posibles contagios de covid-19, para muchxs parecía ser un sólido argumento para perpetuar el aislamiento, argumento que al pasar los meses en los que lxs presxs no han podido abrazar a sus amadxs no es más que un exceso injustificado…. otra forma más de castigo.
El aislamiento nunca es casual ni arbitrario, en ocasiones toma matices de política estatal vengativa, el ejemplo más claro es el caso de Mauricio Hernández Norambuena, quien estuvo recluído en el régimen de extremo aislamiento (RDD) en el territorio dominado por el estado brasileño durante 17 años, el año 2019 fue trasladado a la cárcel de Alta Seguridad en Santiago, aunque sus condiciones carcelarias son “un poco mejores”, pero él aún continúa aislado.
La dominación tiene múltiples relaciones de poder, las cuales si queremos destruirlas son necesarias visibilizar, entender y atacar.
¡Mano abierta al compañerx, puño cerrado al enemigx!
Mónica Caballero Sepúlveda
Presa anarkista
Noviembre 2020