Recibido el 26/11/2021:
La búsqueda de la libertad implica el intento de establecer y desarrollar prácticas en ese sentido. Romper con direcciones impuestas, dogmas y esquemas predeterminados resulta imprescindible en la construcción de relaciones anti autoritarias y en el fortalecimiento de estas.
La multiformidad en lo referente a la acción (y no solo) se circunscribe en esta manera de entender y llevar a cabo la lucha. Es una expresión de libertad que niega comportamientos y formas de hacer únicas y rígidas, así como también fomenta la imaginación y la autonomía.
Se constituye además como un rechazo a la especialización y a los especialistas que, como hemos podido apreciar, se transforman más temprano que tardeen cúpulas dirigentes que devienen vanguardias iluminadas. Fue y es recurrente ver como los aparatos armados que perpetraban significativas acciones pasaban a constituirse en la dirección de una organización o bien, en la parte de un movimiento que se arrogaba, por la utilización de las armas, su representación, demostrando un militarismo del que somos ajenos y contrarios.
Lienzos, rayados, barricadas incendiarias, explosivos y disparos, las ideas anárquicas se han propagado encontrando espacios donde son acogidas y puestas en prácticas. En este punto entra en juego la importancia de lo que se ha llamado “las acciones reproducibles”, asociadas generalmente a “acciones pequeñas” que no requieren mayor riesgo o que no conllevarían la cuestionada especialización previa. “Las acciones reproducibles” tendrían la ventaja de ser llevadas a cabo por cualquiera, lo cual aumentaría su posibilidad de extensión, generando, por ende, mayor impacto y/o eficacia para lograr un objetivo determinado.
Ahora bien, la multiformidad de las acciones se han transformado en una suerte de paradigma incuestionable que – como todo paradigma – impide ver más allá. Se ha constituido a modo de verdad absoluta, limitando la discusión e imposibilitando hablar de temas que han pasado a ser “Tabús”.
Resulta imprescindible, entonces, ser capaces de identificar dichas ataduras y quebrar con cualquier paradigma que nos impida cuestionar lo que queramos o nos coarte de la forma que sea. Estamos, entre otras muchas cosas, para echar abajo los paradigmas.
Uno de los temas que han quedado ocultos o dejados de lado por este “paradigma de la multiformidad” es el que dice relación con la necesidad y la importancia de las acciones complejas o de envergadura. Cóspito es claro y certero cuando dice; “Me toca hablar de acciones “sorprendentes” porque nadie habla de ellas, ni siquiera vienen metidas lejanamente entre las hipótesis posibles. No creo que sea por miedo, sino porque normalmente se piensa que se necesita ser un especialista…”(1)
Más allá de las causas que la provocan, lo que se constata es la existencia de la omisión de un tema que, según mi opinión, es fundamental.
La importancia de dichas acciones, así como también la necesidad de alentarlas y analizarlas va en directa relación con la intensificación de nuestro ataque y con la posibilidad de asestar duros golpes al poder.
Tratar conjuntamente este aspecto permite compartir visiones y opiniones que abrirán nuevos caminos y posibilidades. Permite también destrozar imaginarios que se asocian generalmente a éste, como el hecho de que se requiere ser un/a especialista para realizar una acción compleja. Basta con ahondar sobre este tema para darnos cuenta que detrás de cada acción de envergadura no habían “especialistas” ni personas ajenas a los entornos anárquicos que hubieran recibido un “entrenamiento especial”. Resulta ser que son compañerxs como cualquier otrx, que participan o participaban de las actividades como cualquier otrx y que, la mayor parte de las veces, realizan acciones “simples” como cualquier otrx. Intentar alejar a estxs compañerxs entendiendolxs como “especialistas” responde, en parte, a los resabios de la lógica izquierdista que separa a lxs luchadorxs en roles y funciones determinadas.
Por otra parte, las acciones complejas conllevan riesgos que no son menores y significados que puedes llegar a ser determinantes. Mediantes éstas se demuestra una disposición a arriesgar la libertad y la vida y también a infringir heridas y daños considerables, dejando claro que no es un juego ni una moda pasajera. Junto con el fortalecimiento de la convicción individual y colectiva (Fundamental en el desarrollo de la lucha), la importancia radica en la señal que se le da al enemigo. Señal contundente que refleja seriedad en el camino emprendido, la que no solo es percibida por el poder y sus representantes, sino que también por la sociedad en su conjunto remecida por la acción. El impacto, por lo tanto, es innegable, permitiendo que la propaganda se amplifique hasta rincones insospechados, lo cual, en definitiva, es uno de los propósitos centrales de las acciones de envergadura.
Uno de los aspectos que me atrajeron y aún me atraen de la anarquía es el intento irrefrenable de hacer lo que se dice, de llevar las consignas hacia el terreno de lo posible. Y lo expuesto anteriormente se enmarca en ese sentido: si hablamos de hacer la guerra al Estado, superemos las palabras y vamos por ello. Tomémosle el peso a tamaño desafío y asumamos todo lo que conlleva.
Comparto plenamente lo expuesto por el compañero Joaquín García cuando señala: “Qué tanto podemos decir de nuestras, digamos, ideas, por más radicales o extremas que estas sean, si es que no tienen peso sobre la realidad que pretendemos destruir o no tensionan certeramente el status quo, inclusive peor, si son tan maniobrables por parte del poder o asimilables por la masa.”(2)
*Marcar la diferencia dentro de una necesaria coexistencia*
¿Son lo mismo las acciones de envergadura y las acciones “simples”? ¿Es lo mismo colocar un explosivo en una comisaría que hacer un rayado en una pared o pintar un lienzo?
Claramente no. No son lo mismo en su planificación, en su dedicación ni en lo que se pone en juego. No son lo mismo en cuanto al impacto ni en la repercusión que generan.
No obstante, “El paradigma de la multiformidad” desconoce abiertamente dicha diferencia, invisibilizando de paso las acciones complejas y reflejando otro de sus riesgos y peligros.
Desde hace un tiempo se les otorga la misma importancia, lo cual vacía de análisis y contenido un práctica anárquica en general y desgasta interesantes proyectos sustentados en la ofensiva. Me refiero a la experiencia de la FAI-FRI que, según mi opinión, perdió gran parte de su peso y contundencia desde el momento en que se empezaron a reivindicar barricadas callejeras, rayados y lienzos bajo sus siglas. En relación a esto, en la revista Kalinov Most afirmamos; “Los límites de lo absurdo fueron llevados a la reivindicación por parte de la FAI-FRI de rayados en algunas murallas, perdiendo todo sentido y noción las palabras y sus significados, mostrándonos y enrostrándonos los límites de la multiformidad”(3)
Las acciones complejas como el ataque armado a Adinolfi y el cochebomba contra una sede de Microsoft en Grecia, que vieron nacer dicho proyecto y que llenaron de entusiasmo a varixs insurrectxs alrededor del mundo, pronto dieron paso a pancartas pintadas y otras acciones sencillas que eran reivindicadas con el mismo tono y siglas y contaban con la misma cobertura por parte de la prensa ácrata que los ataques de envergadura. El problema fue que dichas intervenciones que no requerían mayor planificación ni riesgos y con escaso impacto, fueron prevaleciendo, copando prontamente gran parte de la contrainformación. (4)
Evidentemente esto trajo consigo un estancamiento en las acciones anárquicas que, salvo excepciones, no han sabido cualificarse. Como bien lo señala Joaquín García: “El poliformismo esconde una trampa desmovilizante” (5)
“El paradigma de la multiformidad” ha conllevado la imposibilidad de ir más allá, priorizando por la acción menor que con la excusa, entre otras, de su capacidad de reproducción. Sin embargo, el desafío está en hacer reproducibles las acciones de envergadura, partiendo de la base que no existen especialistas ni nada de eso. Que basta solo con la voluntad.
Finalmente quiero dejar claro que entiendo que la multiplicación de las acciones “sencillas” y por lo tanto la multiformidad, son imprescindibles dentro de la lucha anárquica, pero ésta (la multiformidad) no debe omitir la existencia de acciones más complejas con la burda excusa que son realizadas por un aparato especializado ajeno a los espacios y entornos anárquicos. Es necesaria la coexistencia de las diferentes acciones y ser capaces de valorarlas a partir de eso, lo cual permitirá, en cierta medida, romper con el “Paradigma de la multiformidad” y caminar hacia la intensificación y profundización de nuestros ataques.
Francisco Solar D.
Junio 2021
C.P. Rancagua
(1) Alfredo Cóspito: Respuesta a la revista “Caligine”-2021
(2) Joaquín García: “sobre la necesidad de dotar nuestra existencia de una vitalidad dinámica.” En Kalinov Most 5, Octubre 2019.
(3) “Nuestros medios, nuestras comunicaciones.” Reflexiones en torno a la contrainformación y prensa ácrata, en Kalinov Most 7, Diciembre 2020, pag. 29.
(4) Una de las pocas excepciones es la página web “Noticias de la guerra social” que aborda únicamente acciones complejas, publicando sus comunicados y haciendo un breve análisis de cada una.
(5) Joaquín García “Sobre la necesidad…” en Kalinov Most , Octubre 2019.