EEUU, Resistencia al Gran Jurado: Carta de KteeO sobre la menstruación y la encarcelación

He estado pensando algunas cosas que me gustaría compartir si os apeteciera leerlas:

Debo confesar que, hasta que no me he enfrentado a la encarcelación no había pensado mucho sobre la menstruación en prisión; pero cuando me di cuenta de que me iban a encerrar, empezó a convertirse en una preocupación que no paraba de darme vueltas en la cabeza.

Ahora que he pasado un ciclo menstrual entero en prisión (y estoy a medio camino de otro), me doy cuenta de que mis preocupaciones no eran infundadas. He descubierto, al igual que muchas otras, que sangrar en prisión es una experiencia desquiciante.

Es una experiencia que o funciona adrede para degradar a las reclusas o nos degrada debido a las medidas para ahorrar costes; de cualquier manera, el resultado es el mismo. La prisión nos hace odiar una parte de nosotras; nos pone en contra de nuestros cuerpos.

Mirad, odio exagerar las cosas, no me gusta ser dramática, así que, por favor, entended que no intento hacer nada de eso cuando hablo de los efectos de la cárcel combinados con la menstruación, me explico.

Primero, las compresas que nos dan, cuando hay, son inadecuadas (una vez, antes de llegar yo aquí, no les dieron compresas a las chicas en dos semanas); son pequeñas y no tienen alas y nos dan una cantidad fija. ¿Y los tampones? No hay tampones en la prisión federal. Si tuvieras el dinero, una antes se los podía comprar a precio de oro en el economato, pero ya no. Durante las cinco primeras semanas que he estado aquí, no ha habido y ahora, sin avisar, los quitaron del listado del economato.

Bueno, además, no podemos hacer la colada y la mayoría de las chicas aquí no se sienten demasiado cómodas mandando la  ropa y las sábanas manchadas de sangre.

Así que el resultado, sin importar la intención de las prisiones, es que aunque aceptes tu periodo, este se convierte en una experiencia degradante y limitadora (hablando de degradante, no hablemos del cacheo con desnudo integral cuando estás con la menstruación, sobre todo, sin tampón…). La mayoría de la gente aquí describe tener el periodo cuando estás en la cárcel como una de las peores cosas de estar encerradas. Crea ansiedad e incertidumbre debido a las condiciones con las que lidiamos.

Podría hablar mucho más sobre el asunto, pero creo que, por ahora, voy a parar. Solo sé que no es algo en lo que pensara mucho antes de mi encarcelación y me gustaría haberlo hecho, así que pensé que estaría bien compartirlo.

Espero que no os importe que esto sea un enorme monólogo interior y no mis pensamientos más elocuentes. Y millones de gracias a mi amigx que se abre camino entre mi horrible ortografía y caligrafía…

Quiero que sepáis todxs que estoy bien. Estoy conociendo mejor a mis nuevas amigas; es emocionante cunado las amistades empiezan a ser algo más que superficiales. Sigo sin jugar muy bien a las cartas, pero soy bastante buena en volleyball.

También he estado haciendo deporte y leyendo bastante. Gracias a todxs por vuestro increíble apoyo y, de nuevo, perdón a lxs que todavía no he contestado. Vuestras palabras significan mucho para mí.

Bueno, seguid sonriendo, seguid luchando; en solidaridad,
Kteeo

PD: Un saludo enorme a lxs incréibles humanxs que se están haciendo cargo de mi amiga gata; la echo de menos todas las noches y todos los días, pero sabiendo todo el amor que está recibiendo me hace sentir un poco mejor.

***Después de escribir esto, Kteeo mencionó que las compresas han mejorado y que los tampones volverán al economato dentro de poco***

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