Mi voluntad y las ideas que la rodean son mucho más fuertes que cualquier acoso que saque y ponga en marcha la democracia, así como cualquier otra autoridad, en contra de los individuos que no se adaptan al orden de las masas.
La autoridad es justo la bisagra que sigue sujetando todos los principios de la explotación, el control y la dominación; y me ahorro todos los «-ismos» del caso, que no son otra cosa que derivados de las condiciones en las que las masas se han subalternado y sometido a sus iguales.
La cárcel, pues, es sin duda la cima de las distintas medidas de la domesticación a la que recurren los Humanos dominantes y el Estado, ni la muerte, ni las peores condiciones de vida – si se la quiere llamar así – en la «pobreza» son comparables al abismo del encarcelamiento.
A veces me siento aplastado por tener que limitarme a la alegre normalidad de los carceleros que me secuestran. Sus discusiones sobre el fútbol, sus lecturas máximas de folletos del supermercado, la risas histéricas y la molesta búsqueda por su parte del diálogo/saludo o de los “buenos días» en sus tristes existencias.
El dinero para mí es una de las muchas toxicidades del Humano, nunca he querido la igualdad económica ni la búsqueda de consensos populares, pero percibiendo la apatía de la sociedad alienada, me siento como si estuviera en la trinchera toda la vida, mientras fuera se baila alegremente una polka…
Estoy seguro de que esta paradójica normalidad a la que me debo enfrentar está justificada por la misma normalidad que se encuentra fuera de estos muros, en el reconocimiento que la sociedad le da a las prisiones y a encerrar a sus iguales, al Estado y a todo lo «necesario» que se da para mantener el orden social, un poder o un gobierno de turno que, para muchos, inevitablemente tiene que existir.
Estos zoológico para Humanos o campos de concentración – prefiero llamarlos así – son funcionales para el mantenimiento de un estatus político, social y económico.
Nos alimentan dos veces al día; cuando pasa el carro con la comida su trepidante ruido es como un tenedor golpeando sobre un plato que normalmente se utiliza para los perros o gatos domésticos y luego nos llevan a “pasear” como a los perros domésticos que probablemente tienen en casa.
Seguramente estos lugares te marcan psicológica y físicamente más allá del tiempo que vives internado.
Claro que no podré comer esas cosas ricas que cultivaba en la huerta y deberé contentarme con la deliciosa basura insípida sin nutrientes que me da la casa, pero siempre busco al menos mantenerme siempre en forma en cuerpo y mente.
Además de la base de datos de ADN, han empezado también los trabajos forzosos entre los presos “comunes”: limpieza de calles y carreteras o vías férreas, así habrá más motivos para la cría de seres Humanos en cautividad.
A alguno podría parecerle extraña cierta terminología que uso y mi forma de ver, pero es la brutal y cruda realidad de lo que paradójicamente nos hace iguales a las condiciones de los otros animales explotados y encerrados para uso y consumo.
Nos enfrentaremos, ciertamente, a miles de luchas, pero debemos librarnos de una sola jaula, por muy real o social que sea. Quien se crea particularmente superior o prioritario a otras formas vivas y de lucha no hace otra cosa que justificar la sumisión, el encierro en jaulas y el control de algunos sobre otros considerados inferiores y sumisos a su voluntad ideológica.
Las compañeras y los compañeros que me son cercanxs, como todxs lxs demás prisionerxs, en todas las tonalidades del pensamiento y de la acción, no me hacen sentirme solo y, a pesar de las condiciones de restricción de la libertad, me animan a continuar la lucha contra lo existente que envenena esta tierra.
Estos métodos de reeducación y de reinserción en la sociedad civil dejan el tiempo que encuentran. No quiero saber nada de esas pequeñas o grandes obras que están llevando a cabo las empresas e industrias para el progreso, ni de lo que tienen intención de hacer los gobiernos… Tengo todo lo que necesito para sabotearlos.
¡Por la acción de la liberación de la tierra y de todos los seres vivos del dominio tecno-industrial!
Gianluca
Via Casale 50/A. 15122 San Michele (AL). Italia
16.04.2014