[Prisiones griegas] Por una nueva posición de combate de la insurrección anarquista – Por un Diciembre Negro

«Odio al individuo que se postra bajo el peso de una fuerza desconocida, de una X cualquiera, de un Dios. Odio a todos aquellos que cediendo a otros, por miedo, por resignación, una parte de su fuerza de hombres, no sólo se aplastan a sí mismos, sino también a mí, a todo lo que yo amo, bajo el peso de su infame concurso o de su estúpida inercia. Odio, sí, los odio porque lo siento, siento que no me postro ante el galón del oficial, ante la banda del alcalde, ante el oro del capitalista, ante todas sus morales y religiones; desde hace tiempo sé que todo esto no son más que fruslerías que se rompen como el cristal…»
–Albert Libertad

Existen momentos dentro de la historia, donde la casualidad de algunos sucesos puede causar dinámicas variables, que pueden paralizar, casi por completo, el espacio-tiempo social.

Fue la noche del sábado, 6/12/2008, cuando en unos momentos se interpretó el culmine del conflicto entre dos mundos. Por una parte la violencia insurreccional juvenil, entusiasta, espontanea y arrolladora y, por otra parte, el aparato oficial e institucional del Estado, que legalmente reclama el monopolio de la violencia a través de la represión.

No, no se trataba de un chico inocente y un paco paranoico, que se encontraron en el momento erróneo en el lugar equivocado, sino de un joven compa amotinado que atacó un coche patrulla en una zona donde había enfrentamientos frecuentes con las fuerzas represivas, y de un paco que estaba vigilando la misma zona y, debido a una percepción personal del honor y la reputación de la policía, decidió enfrentarse con lxs alborotadorxs solo. Fue el choque entre dos fuerzas opuestas: por una parte la Insurrección y por la otra el Poder, y los protagonistas principales de este choque representaban cada uno su lado.

El asesinato de Alexandros Grigoropoulos a manos del paco Epameinondas Korkoneas y los grandes disturbios que siguieron, provocaron un choque social muy fuerte, puesto que se hizo añicos la imagen de la «paz social» y se visibilizó la existencia de estos dos mundos contrapuestos, de la manera más clara, causando situaciones de las que no había vuelta fácil, o por lo menos sin que se crearan y expresaran hechos con una dinámica que nadie podría fingir no haber notado, no haber visto, no haber oído, no haberse dado cuenta.

La revuelta de 2008 conmocionó a una sociedad que en su mayoría disfrutaba todavía el bienestar consumista y la cultura del estilo de vida occidental y que ignoraba las funestas consecuencias de la crisis económica que estaba al llegar. Causó vergüenza, entumecimiento y una parálisis perceptiva, puesto que la mayor parte del cuerpo social no podía entender de dónde salieron tantos miles de amotinadxs que provocaron disturbios de tal magnitud.

En las secuelas de la revuelta, una serie de intelectuales, de analistas políticos, de profesores, sociólogos, psicólogos, criminalistas, hasta artistas, aprovechando cada uno su propio prestigio profesional y reconocimiento, asistieron al dialogo público no solo para interpretar el diciembre de 2008, sino también para quitarle sentido, difamándolo y condenando la violencia en su conjunto independientemente de donde provenga, dejando en claro cuál es su verdadero rol social.

Hay mucho más que decir sobre el diciembre de 2008 y de su legado insurreccional, como este se expresó por las decenas de grupos de acción directa que se multiplicaron explosivamente en todo el país, creando un frente de amenaza interna. Un periodo donde la acción directa anarquista estaba minando, casi a diario, la normalidad social. Pero lo que buscamos principalmente es recordar…

Recordar lo que fue el diciembre de 2008 y como la anarquía contribuyó, tomando un papel protagonista, en la manifestación de situaciones combativas que tuvieron resonancia en el movimiento anarquista internacional.

Recordar la era donde la anarquía superó el miedo a la detención, al cautiverio y a la represión violenta, y por esto tomó una confianza abrumadora, avanzando en acciones y movimientos que hasta entonces parecían imposibles. Una confianza que se expresó en todo el espectro de la acción anarquista multiforme, desde las simples intervenciones públicas hasta las ocupaciones de todo tipo, y desde las prácticas conflictivas espontaneas hasta las acciones de ataque más organizadas.

Queremos recordar a nuestro joven compa que fue culpable de su espontaneidad, algo que pagó con su vida. Puede que hubiéramos estado nosotrxs en su lugar en otras circunstancias, puesto que es el mismo entusiasmo insurrecto que nos caracteriza desde entonces, y es bueno que TODXS recuerden su procedencia y no la exorcicen.

Queremos recordar lo bonito que es que se paralice el espacio-tiempo social, a través de pequeños o mayores cortocircuitos sociales.

Queremos recordar lo peligrosa que es la anarquía cuando quiere.

Queremos revivir los días en que «la muerte ya no tendrá autoridad y desnudos los muertos se habrán confundido con el hombre del viento y la luna poniente, y estallarán al sol hasta que el sol estalle» (versos parafraseados de un poema de Dylan Thomas).

* * *

«Esta es la forma en que aprendemos la humildad.
¿Cuántas veces la gente se ha sentado
y esperado sola en una casa
esperando que lxs compas
vuelvan?
La batalla se planea
Se tiene en cuenta cada minuto
Cada unx sabe qué tiene que hacer
Se ha puesto sumo cuidado.
Esta noche, ¿cuántas guerrillas libran batallas?
Esta noche, la radio informa de que
la policía intenta sacar
a cientos de manifestantes de las calles.
Vuelan piedras,
puedes escuchar los cantos, los vidrios a romperse,
las alarmas detrás de la verborrea del periodista.
Son las once.
No pasó todavía.
¿Cuántos han pasado antes de nosotrxs?
La línea se remonta
en la historia.
¿Cuántos quedan por pasar?»

–La tribu del águila orgullosa de Weather Underground

Comenzamos con la constatación simple que existe la necesidad urgente de que se delinee una estrategia cuyo núcleo sea la acción anarquista multiforme que choque de frente con el Poder y sus exponentes. Tenemos la convicción de que la contribución de una más propuesta teórica acerca de la organización anarquista no sería fértil desde el momento en que se quedaría en el marco estrecho de la rigidez ideológica. Si no intentáramos aligerar las contradicciones cotidianas a través de acciones que complementen la totalidad del objetivo liberador, entonces estamos condenados a ahogarnos en el diluvio de la introversión que inunda los entornos anarquistas.

Creemos que para poder proceder con una estrategia en cuyos ejes se entrecrucen los grupos de afinidad, la lucha multiforme y la insurrección anarquista permanente, debemos comprobar en la acción nuestras resistencias, nuestra dinámica, nuestras posibilidades y nuestros límites. De esta manera seremos capaces de presentar nuestros pensamientos basándonos en experiencias de lucha verdaderas y no en acrobacias teóricas. Vivimos el principio del fin del mundo tal y como lo conocíamos hasta hoy.

El intento de arreglo pacífico de los conflictos sociales por parte del Estado pertenece a un pasado remoto, como el de la prosperidad económica, ahora los modelos de intervencionismo estatal en la economía se tiran a la basura, puesto que la omnipotencia de las multinacionales y la capacidad del Capital de traspasar fronteras nacionales sin límites han sido institucionalizadas por los centros de Poder dominantes. La narración histórica de los Estados-Nación, que le sirvió al desarrollo capitalista durante décadas, ahora colapsa, la fasticización tecnológica ofrece infinitas posibilidades de gestión de las emociones humanas, la creciente complejidad de la articulación social desestabiliza los automatismos sociales y militariza la vida social dentro de las metrópolis, las máquinas de digitación de la vida desenervan el complejo funcionamiento crítico del pensamiento de los seres humanos creando cementerios de conciencias, las imágenes del horror humano se asimilan por la conciencia social y dejan de crear emociones más allá de la sensación de shock.

Nos encontramos en el proceso de mejoramiento cualitativo de la «guerra civilizada», donde la felicidad de uno convive con el martirio del otro, en este nuevo ambiente aparece la especie de los humanos contemporáneos, genéticamente aptos para aceptar como obvia una forma de vida enferma dentro de un mundo degenerado, del que todo lo salvaje de la naturaleza ha desaparecido a manos de la regeneración urbanizadora y el rumbo expansivo de las condiciones artificiales de la civilización. Vivimos entre roedores industriales que viven con una dieta controlada, en un ambiente controlado y se transforman en modelos sociales que debemos seguir para sobrevivir.

En este contexto, la anarquía obtiene una posibilidad estratégica para incendiar todas las formas de representación política y ser un frente de una guerra abierta y heterodoxa contra la dominación, que transformará la diversidad y la pluralidad de opiniones existentes dentro de la comunidad anarquista en una ventaja, y hará que lxs reprimidxs que deciden romper sus cadenas confluyan en los centros de lucha que se crearán. A veces, las constataciones más importantes se dicen de la manera más simple, queremos ver que el mundo del Poder se destruye con las manos armadas de hombres y mujeres amotinadxs. Superamos, pues, los esquemas teóricos y volvemos a poner el peso del debate en el punto inicial, en el punto donde la piedra sale de nuestra mano para acabar en la cabeza de un paco, en el punto donde decidimos romper las cadenas del cautiverio, en el punto donde las voluntades subversivas se expresan de manera combativa en las calles, en el punto en que se encuentran los indicadores de un artefacto de relojería que busca volar la nubla asesina del orden de la ley.

Revirtiendo el flujo del debate predeterminado, no hablamos por adelantado de la manera que vamos a actuar, sino proponemos la coordinación de la acción anarquista y el entrelazamiento informal de los proyectos anarquistas a través de la fuerza vital de la acción multiforme, así seremos capaces de localizar nuestros errores y nuestras debilidades y al mismo tiempo sondearemos nuestras capacidades para avanzar en una evaluación crítica que sea la base de nuestra estrategia que proyecte la acción anarquista frontal contra toda autoridad.

Nuestra propuesta para poner en marcha la apuesta de la formación de un frente anarquista multiforme y combativo es simple, una campaña de acción con el nombre de Diciembre Negro que será el detonador para reiniciar la insurrección anarquista dentro y fuera de las prisiones.

Un mes de acciones coordinadas con el fin de conocernos entre nosotrxs, de salir a la calle para quebrar los escaparates de los grandes negocios, de ocupar escuelas, universidades y ayuntamientos, de repartir textos que difundan el mensaje de la rebelión, de colocar artefactos incendiarios contra los fascistas y la patronal, de colgar lienzos en puentes y avenidas centrales, de inundar las ciudades con afiches y octavillas, de volar las casas de los políticos, de arrojar molotov a los pacos, de pintar consignas en las paredes, de sabotear la circulación normal de las mercancías en Navidad, de saquear los escaparates de la abundancia, de realizar actividades públicas e intercambiar experiencias y puntos de vista acerca de varias temáticas de la lucha.

De encontrarnos en los callejones de la ciudad y pintar con cenizas sobre los edificios feos de los bancos, de las comisarías de policía, de las multinacionales, de las bases militares, de los estudios de televisión, de los tribunales, de las iglesias, de los grupos de caridad.

De desregular a través de miles de maneras la normalidad social mortífera de las psicodrogas, de la asfixia económica, de la miseria, del empobrecimiento, de la depresión, regulando nuestra existencia al ritmo de la insurrección anarquista, donde la vida toma significado, en la batalla incesante contra la dominación y sus representantes. De incendiar la frágil cohesión social y salir a las calles estrangulando primero al monstruo de la economía antes de que nos extermine a través de sus aparatos burócratas y sus asesinos de traje que dotan de personal los centros de administración de la guerra económica.

El Diciembre Negro no busca ser solo unas fechas de disturbios, al contrario, lo que queremos que se cree a través de la acción anarquista multiforme y a varios niveles es una plataforma informal de coordinación en la base de la cual confluyan los empujes subversivos. Un primer intento de coordinación informal de la anarquía más allá del cuadro predeterminado, cuya ambición es crear esta experiencia de lucha para que ponga en marcha propuestas subversivas y estrategias de lucha.

Nuestra propuesta se conecta al mismo tiempo con similares legados de lucha más allá de nuestros límites geográficos, hace algunos meses en México un grupo de compas atacó con un artefacto explosivo contra el Instituto Nacional Electoral y convocó a una multiforme y combativa campaña antielectoral para un Junio Negro, que fue acompañada por una buena parte del movimiento anarquista: centros electorales y ministerios fueron pasto de las llamas, los enfrentamientos con los pacos se extendieron por las calles de las ciudades, se realizaron mítines y se repartieron textos de propaganda anarquista en contra de las elecciones. Un mosaico de acción multiforme con referencias políticas variables y puntos de partida distintos que fue la respuesta de la anarquía al circo electoral de la democracia, utilizando como herramientas la horizontalidad, la coordinación informal y la insurrección permanente. Este tipo de experiencias de lucha, donde la imaginación colectiva y la determinación crean focos de guerra liberadores dentro del nuevo orden de cosas demuestran claramente la perspectiva de la abolición con los hechos del conocido pseudobinarismo entre lo legal y lo ilegal, y al mismo tiempo actualizan las proyectualidades anarquistas a través de las llamas de la revuelta.

La apuesta de la subversión queda abierta, la suerte de esta propuesta se encuentra en las manos de lxs compas de todo el espectro de la lucha que elijan si vale la pena ponerla en movimiento.

«La primera noche en la celda, los pensamientos de su vida libre viajaban con una velocidad vertiginosa en las neuronas de su cerebro. Sabía que el cautiverio es la continuación lógica de la yuxtaposición con un enemigo que sostiene la potencia de fuego superior a todos los niveles.

Para lxs que saboteaban los raíles del recorrido del trenecito del terror de una realidad social que extermina de mil formas a lxs que la desafían, los barrotes de la cárcel serán una realidad, pero sin que esto signifique que se acepte sin batalla.

Con estos pensamientos en la cabeza cerró los ojos y soñó, no lo que le gustaría vivir fuera de los muros, sino la pesadilla de muchos años de inercia, de espera, del deterioro de los instintos.

A la mañana siguiente, enfrentándose por primera vez a la monotonía de una cotidianeidad cautiva y repetida, ya estaba harto de tener paciencia, la había visto vagabundeando en los laberintos de la tolerancia en las primeras huellas de la cobardía disfrazada. Encerró su odio en la maleta de las emociones intactas, al lado de su amor por la libertad, y pasó la llave a un compañero para que la dejara junto a las tumbas de lxs compas asesinadxs que cayeron en el combate contra el enemigo.

Los años pasaban y lo único que consiguió la cárcel fue llenarlo de rabia, impacientarlo por el después, hacerlo buscar formas de aplicación práctica de la guerra anarquista, se había dado cuenta de que la única alianza posible es con el mundo de las posibilidades.

Pocas posibilidades de convencer a la mayoría de las personas de esta sociedad de que su elección no consiste en algo entre la locura y el punto muerto, pero suficientes para que valga la pena apostar por ellxs sobre la gran idea de la destrucción. La gran idea de un choque frontal con el mundo de las sombras y sus siervos. La puerta de la prisión se abre y ahora sabe lo que tiene que hacer, mantener la memoria viva, no dejar espacio para el olvido, no olvidar a lxs compas que quedaron atrás, retomar el hilo de la insurrección desde donde se cortó, verter el veneno de la insubordinación en las redes de reproducción de la sociedad capitalista.

¡Por la insurrección anarquista permanente!
¡Ninguna tregua con el Poder y sus marionetas!»

¡Por un Diciembre Negro!

¡Por la ofensiva anarquista contra el mundo del Poder!

PD: El 11 de diciembre se cumplen dos años de la pérdida de nuestro hermano Sebastián «Angry» Oversluij durante la expropiación armada de un banco en Chile, debido a las balas de un siervo uniformado del sistema. Creemos que este Diciembre Negro es una oportunidad para honrar la memoria de nuestro hermano anarquista, unificando la memoria anarquista y aboliendo de facto las fronteras y distancias.

Nikos Romanos

Panagiotis Argirou, miembro de la Conspiración de Células del Fuego – FAI/FRI

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