Miércoles 7 de Febrero. Seguimos con nuestra costumbre de burlar a la autoridad. El vandalismo como acción, como una expresión más de rabia contra la sociedad enferma y sus tristes infraestructuras.
Como ya había sido dicho: “Las calles de Santiago por las noches son nuestras, cuando queramos nos damos el lujo de vandalizar sus símbolos”. Y así lo hicimos nuevamente colocando tres bombas de ruido, esta vez, bajo automóviles, en una iglesia mormona y a pasos del domicilio de un bastardo narcotraficante. Desordenamos un poquito las calles de la periferia, sin duda iremos por más.
Expresamos nuestras ideas a través de los hechos, sea cual sea la forma es válida. Nadie nos dirá como hay que hacer las cosas, por lo mismo actuamos sin líderes, nadie nos mandó, nadie lo hace ahora y nadie lo hará jamás. Solo nuestros deseos autónomos nos guían por el camino que queramos escoger.
Solidaridad con nuestrxs hermanxs en prisión, fuerza y complicidad total con los compañeros Ignacio Muñoz, Kevin Garrido y Joaquín García.