Traducción recibida el 24/12/2019:
Reconocerse dentro de un movimiento revolucionario es un hábito, un sentimiento al que con demasiada frecuencia no se le da el peso adecuado. No siempre es fácil ir más allá de los límites de la propia asamblea, del grupo, de la ciudad, de las fronteras nacionales. Es aún más difícil hacerlo aquí y ahora, en Europa, en Italia, en un contexto en el que el hilo que siempre ha tejido la continuidad entre los revolucionarios de las distintas épocas parece estar irreparablemente deshilachado, hasta el punto de hacer cada vez más dificil sentirse parte de esta trama.
En un contexto donde nuestros errores y límites de fatiga nos reducen, podemos dar un gran respiro a la generosidad e ingenio de aquellos que, a pesar de todo, invierten todo lo que tienen.
Pero hay ocasiones que aún logran alimentar este sentimiento. Pueden ser grandes hechos, peleas, viajes, reuniones, lecturas o incluso iniciativas simples.
Como el organizado en Roma el 12 de diciembre. En un pequeño espacio de lucha, fue muy simple organizar una clásica conversación/actualización sobre lo que ha estado sucediendo en Chile desde el 18 de octubre, a partir de un aspecto específico o la condición de algunos prisioneros anarquistas. Podemos decir que gracias a la precisión y seriedad de las intervenciones de quienes las han seguido y apoyado durante años, a la claridad del compañero chileno con el que hemos podido conversar por teléfono, a la buena participación y a la variedad y puntualidad de las intervenciones, La intención fue exitosa. Al final de la iniciativa para muchas y muchos de nosotros, la sensación fue haber adquirido mucha información e ideas interesantes. Pero es entre las líneas de la iniciativa que surgió el resultado más poderoso: ese vínculo que nos une a nuestros compañeros en Chile, como a muchas y muchos otros.
Esa trama que resuena a través del tiempo y los lugares, el odio a la opresión y la tensión hacia una sociedad de libertad y de libres. Aquí está la razón de estas pocas líneas. Un profundo agradecimiento a quienes participaron y, por lo tanto, contribuyeron a la iniciativa. Entre ellos estaban los compañeros encarcelados en Chile, cuyas palabras de afecto y rabia nos han llegado. Que sepan que esto es oxígeno para nuestros pulmones y para esa llama que debe mantenerse encendida para que las contribuciones y los sacrificios de quienes luchan por la libertad no sean, y no hayan sido, en vano. Un tesoro precioso que, con claridad y humildad, debemos preservar y seguir enriqueciendo.
Gracias compañeros, nuestro amor está con ustedes.
¡Mientras exista miseria, habrá rebelión!
¡Arriba los que luchan!
Compañeras y compañeros de NED / psm