Bruselas, Bélgica: Sobre el hackeo de unas cuarenta pantallas publicitarias

Traducción recibida junto con la foto el el 26/12/2020:

«You know ? I don’t believe there’s such
A thing as TV. I mean –
They just keep showing you
The same pictures over and over»
Laurie Anderson – El lenguaje es un virus (del espacio exterior)

El 16 de diciembre, a última hora de la tarde, cerca de 40 pantallas publicitarias en las calles de Bruselas han dejado de incitar al consumismo; los dispositivos han sido hackeados. Las calles de la ciudad han sido iluminadas por una luz diferente.

Con un odio mal disimulado, nos hemos acostumbrado a la aparición de todo tipo de artefactos publicitarios en las calles de nuestras ciudades, su resplandor se precipita sobre nosotrxs mientras intentamos escapar de su solicitud de atención, ignorando su presencia.

Hemos aprendido a limitar su impacto tóxico sobre nuestra percepción individual, a filtrar el lenguaje manipulador que utilizan para seducir a las personas e inducirlas a consumir.

Sin embargo, sus mecanismos enfermizos nos conciernen a todxs, afectan nuestras ciudades y nuestras vidas; la publicidad es uno de los principales pilares del capitalismo, que alimenta los imperios de Google, Facebook y todas las demás empresas de redes sociales.

Naturalmente, su nocividad como fuerza global va de la mano con su toxicidad individual. La publicidad estudia y explota los comportamientos y las debilidades de sus potenciales «objetivos», alimentándose y contribuyendo a otras estructuras de mierda en la sociedad, desde el fortalecimiento de la opresión sistemática y del sexismo, hasta la explotación de las adicciones, de las obsesiones y de los traumas, todo en nombre del beneficio.

Este cóctel de violencia visual está alcanzando un nuevo nivel de intensidad, con pantallas iluminadas que ocupan cada vez más espacio en nuestras ciudades. Con sus métodos tortuosos, el dúo- polio Clear Channel y JCDecaux han convencido con extrema facilidad, a los políticos de nuestra ciudad para que les permitieran vomitar cada día delante de millones de habitantes la entera industria de publicidad podrida, a cambio de una marquesina «gratuita» para los autobuses o de un punto de alquiler de bicicletas.

La publicidad definida como «digital externa» (DOOH – Digital Out Of Home) lleva estos ordenadores a cada rincón de nuestras calles, para que puedan contribuir a la transición a la vigilancia comercial, la así llamada «smart citty».

Mientras las cámaras internas de las pantallas, próximamente serán quitadas, ahora se está pensando incluir un sistema para rastrear los teléfonos inteligentes de los transeúntes, para estudiar su comportamiento y dar a ellxs una publicidad dirigida. Las pantallas publicitarias se están convirtiendo literalmente en la fachada de una red de información y dinero que confluirá en los bolsillos y en los deseos de las personas.

Ahora es ya imposible ignorarlas. Contra esta ocupación militar de nuestros espacios visuales y imaginarios, el pasado miércoles a la tarde se ha llevado a cabo una acción, durante la cual 45 pantallas de Clear Channel han sido subvertidas, y su stock de imágenes ha sido enviado a un segundo plano, hasta la intervención de la empresa al día siguiente.

Los autores han decidido de no imitar el lenguaje de la publicidad, y en lugar de intercambiar sus propios gritos con aquellos de los anunciantes, han transformado estas pantallas en superficies de escritura colaborativa (etherpad).

Sobre cada una de estas superficies de escritura, lxs varixs participantes y lxs transeúntes podían, hasta altas horas de la noche, dejar un texto para ser leído (¡o ignorado!), Borrando o modificando aquello de los anuncios.

Varias personas se han sumado a la reapropiación festiva de estas porciones del espacio público ocupado, jugando con la palabra escrita, respondiéndose entre sí con segmentos de texto, escribiendo consignas y citas.

Esta alegre acción nos recuerda que siempre podemos tomar iniciativas contra las infraestructuras de la opresión, que a veces parecen intocables y fuera de nuestro alcance. Y que en cada dispositivo black-box hay una computadora que puede ser hackeada, su normal funcionamiento suspendido, y sus interconexiones convertidas para extender su inoperatividad a otros nodos de la red.

Y también que, con nuestra imaginación, podemos ir contra el presente el cual vivimos y el futuro que construyen sobre él…

Language ! It’s a virus !
Language ! It’s a virus !
Language ! It’s a virus !

Fuente.