Traducción recibida el 23/02/2021:
EL CORAZÓN MÁS ALLÁ DE LOS BARROTES
A la espera de un análisis más profundo, unas pocas palabras. Otra «asociación subversiva con fines de terrorismo» (artículo 270 bis) más una serie de presuntos delitos (desde la interrupción del servicio público hasta daños, desde el sabotaje de aparatos telemáticos al «atentado con finalidad de terrorismo», desde el incendio hasta el transporte de material explosivo). 50 registros, 150 entre policías y carabinieri movilizados, calles enteras bloqueadas, irrupción en las casas de agentes con pasamontañas y los chalecos antibalas. Y, sobre todo, 7 compañeros detenidos. Una operación con gran fanfarria – realizada tanto por la Digos [1] como por los ROS [2] -, completada con una conferencia de prensa del «Antiterrorismo» en Roma. Y los habituales linchamientos mediáticos.
Ninguna sorpresa. No solo porque se trata de la enésima investigación por el 270 bis, sino también porque «detener a los anarquistas» había sido desde hace semanas el estribillo favorito del cuestor, prefecto, magistrados, políticos y periodistas. ¿Cuál es el problema para los custodios armados y vestidos con túnicas de este espléndido orden social? En el plácido Trentino-Alto Adige, hay una presencia anarquista treintañal. Compañeras y compañeros siempre han estado presentes en todas las luchas, grandes y pequeñas, contra la explotación, contra la devastación del territorio, contra el racismo de Estado. Al lado de las luchas y de los conflictos en las calles, nunca ha faltado la acción directa nocturna (en los papeles de la fiscalía se elencan, desde el 2014 a hoy, cerca de setenta de ataques pequeños o grandes contra bancos, cuarteles, repetidores, vehículos militares, juzgados, sedes de partido). ¿Cómo hacer, entonces, para que la paz social continúe a reinar tanto de día como de noche? La receta es siempre la misma: atribuir a algunos anarquistas alguna acción (6 de 70…) y argumentar que todo, desde la escritura en la pared hasta el ataque incendiario, este planeado por una fantasiosa asociación subversiva con tanto de roles. (el líder ideológico, el responsable del sector logístico, el encargado de mantener el contacto con los abogados, etc.), para intentar así repartir años de prisión. Más en general, quitar de en medio a quien protesta para pasar con la apisonadora sobre lo que queda de la libertad. El primer paso es aislar. Por esto las casas de los compañeros se convierten en «guaridas», la obstinada actitud de no querer ser espiado viene presentada como «algo que recuerda a la mafia», y continuando así. «Hacían tanto los gentiles y los solidarios, pero mientras tanto preparaban atentados. Tomar las distancias».
Como de costumbre, se trata de hacer todo lo contrario. Continuar las luchas. No dejar solos a lxs compañerxs. Defender públicamente las acciones de las cuales están acusados. Relanzar la solidaridad contra un ataque que también quiere aplastar relaciones y afectos. No tenemos respuestas sencillas. Pero algunas buenas preguntas. ¿Se puede cambiar este estado de las cosas sin luchar? ¿Se puede luchar sin arriesgarse? ¿Las condiciones por las cuales valga la pena arriesgar madurarán por sí solas? Mientras tanto, ¿qué hacemos? Desde cada vez mas sitios se grita al fascismo por las políticas de Salvini [3]. ¿Y luego? ¿Se horroriza por un petardo en la sede de la Lega? Adelante. Que cada uno meta del suyo, para que alguno no tenga que poner todo.
¡Terrorista es el estado!
Agnese, Sasha, Poza, Stecco, Nico, Giulio y Rupert ¡libres ya!
Notas:
[1] División Investigaciones Generales y Operaciones Especiales de la policía, también llamados Policía política.
[2] Reparto Operaciones especiales de los carabinieri.
[3] jefe del partido nazi-fascista Lega Lombarda, en la época ministro del interior.