Traducción recibida el 04/02/2022:
Textos y materiales distribuidos durante la iniciativa del 26/11/21 en Bencivenga y contribuciones de lxs compañerxs anarquistas Alfredo Cospito y Juan Sorroche
Publicamos una serie de textos y materiales distribuidos durante la iniciativa en solidaridad a lxs prisionerxs chilenxs, que se llevó a cabo en el Bencivenga Ocupado el 26 de noviembre de 2021. Dos folletos: uno sobre la huelga de hambre realizada por lxs prisionerxs en Chile, el otro es una colección de textos, muchos traducidos por la revista Kalinov Most, que tenían el propósito de enfocar mejor los argumentos del debate: la específica realidad de las cárceles chilenas, la solidaridad, la lucha contra la prisión. También hay dos contribuciones de Juan y Alfredo para la iniciativa, que han pedido que se difundieran.
Pincha aquí (I, II, III, IV) para leer/descargar los materiales en italiano.
HASTA LA DESTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD-PRISION
(Folleto de introducción al debate distribuido durante la iniciativa)
Esta iniciativa nace con la necesidad de enviar, en lo que podemos, un gesto de solidaridad a lxs compañerxs prisionerxs en Chile que en los primeros meses de este año han emprendido dos duras huelgas de hambre. Queremos apoyarlxs, también a través de las traducciones contenidas en los folletos preparados para este encuentro, difundiendo la determinación con la cual han llevado adelante la lucha dentro de la cárcel, con el objetivo de sentirla más cercana a nosotros que estamos fuera de aquellos muros y lejos de aquellos territorios. Si bien al final de su movilización lxs prisionerxs hayan obtenido o no todo lo que exigían, esta de todas formas ha permitido a ellxs construir y forjar lazos de complicidad, tanto dentro como fuera de la cárcel. Lazos que han hecho en modo que esta lucha saltase barreras y fronteras y que, desde el momento en el cual esta se posiciona claramente contra toda forma de coerción y de dominación, la han hecho reconocible y reivindicable por lxs refractarixs de todo el mundo.
Pero no es por simple voyerismo hacia rebeliones lejanas por lo que estamos hoy aquí. Con esta iniciativa también pretendemos subrayar nuestra complicidad con nuestrxs compañerxs que hoy son prisionerxs del Estado, para que sepan que no estan solxs. Incluso en esta parte del mundo tenemos, de hecho, prisonerxs anarquistas que recientemente han librado varias luchas dentro de la prisión. Luchas realizadas de forma individual o de forma colectiva, huelgas y revueltas masivas como aquellas de marzo de 2020 contra la gestión de la pandemia en el interior de las cárceles. Luchas cuya calidad, por retomar un concepto expresado con énfasis en la contribución de Juan, prisionero en la cárcel de Terni, ha escrito para esta iniciativa, está estrictamente ligada a las relaciones que existen entre el interior y el exterior de la prisión. Estas relaciones son las mismas sobre las cuales han insistido repetidamente lxs prisionerxs y lxs compañerxs chilenxs afirmando que «la prisión es parte de las opciones de la lucha, es parte de ella y por tanto, en vez de ser un paréntesis o una pausa, se configura como un escenario mas donde llevar adelante la batalla» y que es necesario entender «el/la prisionerx como un/a compañerx activx, en lucha, que se encuentra en esta condición particular consecuentemente a un camino elegido que no termina entre [aquellas] cuatro paredes». Relaciones en las cuales es necesario invertir si pretendemos reconocer a lxs prisionerxs como nuestrxs compañerxs, como cómplices en la lucha contra todos los poderes, sobretodo en este momento en que estas relaciones están bajo ataque. Las últimas operaciones represivas en Italia han, de hecho, entre otras cosas, el objetivo de golpear la comunicación entre el mundo exterior y aquello interno de la prisión, metiendo bajo presión la correspondencia a través de la cual lxs prisionerxs continúan siendo parte del debate anárquico y de la lucha, aportando reflexiones, aportes, propuestas de intervención y estímulos para la acción. Ahora más que nunca, por tanto, es el momento de incrementar los esfuerzos en la dirección de una cada vez mayor comunicación y complicidad con lxs prisionerxs, teniendo como objetivo no el simple apoyo el clave asistencial, sino más bien el fortalecer nuestra capacidad ofensiva contra este sistema de dominación y de explotación.
Desde esta perspectiva, nos parece importante afirmar con fuerza la convicción según la cual nuestras relaciones de complicidad y de solidaridad son nuestra mayor fuerza, y son estas las que debemos fortalecer y cuidar, tanto a nivel local como internacional. En el comunicado público del inicio de esta huelga de hambre, lxs compañerxs han lanzado de hecho una llamada abierta a «todxs lxs solidarixs y todxs aquellxs que se posicionan contra la prisión y la opresión a hacerse parte activa en esta lucha». Queremos responder a esta invitación preguntándonos durante esta iniciativa sobre cómo cultivar cualitativamente estas relaciones: ¿cómo tejerlas y, sobre todo, cómo preservarlas y fortalecerlas durante los «momentos calientes» de la lucha?
También sentimos la necesidad de interrogarnos sobre el concepto de la solidaridad, en lo especifico de la solidaridad con lxs prisionerxs y con las luchas que emprenden, sobre el significado que le damos, también a partir de los límites y de los logros que han tenido las movilizaciones en Italia en los últimos tiempos, para buscar ir más allá del simple apoyo a lxs prisionerxs en la perspectiva de una convergencia entre dentro y fuera de la prisión en la común lucha contra esta institución y contra la sociedad que la necesita. Entonces, ¿qué entendemos por solidaridad con lxs compañerxs anarquicxs prisonerxs? ¿A través de qué formas creemos que es necesario que se exprese?
Contribución de Alfredo Cospito para la iniciativa en solidaridad con lxs prisionerxs chilenxs realizada en el Bencivenga Ocupado el 26 de noviembre de 2021
Cuando los compañeros y las compañeras me han pedido de escribir algo sobre la solidaridad revolucionaria y sobre Chile, y sobre aquello que los generosos prisioneros y prisioneras chilenxs están haciendo, aún con mi poca información, me he movilizado lleno de entusiasmo. No me sucede todos los días de poder dar mi aporte a un debate desde aquí adentro. Estaba escribiendo cuando un registro debido a otra orden de arresto por apología de terrorismo me ha privado de todo lo que había escrito. No me doy por vencido y con retraso vuelvo a intentarlo con la esperanza de que estas palabras mías puedan agujerear la censura y lleguen a tiempo para la iniciativa, de lo contrario encontrarán otro espacio, antes o después conseguirán de todas formas ver el sol. En mi viejo escrito mis reflexiones respecto a la situación chilena y a la práctica anárquica en el mundo rotaban entorno a pocos pensamientos, que aquí buscare de resumir, para luego darle un sentido completo, más concreto e inherente a nuestro discurso: para hacer nítidos los contornos de las cosas, hay que trabajar por sustracción, no por adición, para entendernos la simplificación no tiene solo un valor reaccionario.
Quitando lo superfluo se llega a la sustancia, a la lucha armada contra los estados. Para mí, la base de esta lucha no puede que ser la lucha de clases y la lucha antitecnológica. Partiendo del «pequeño» (acciones sobre el territorio) se llega al «grande» (colapso del sistema). Por cuanto simple sea esta visión, es la única posible para mí en este momento. A veces engañosas y carentes de concreción me parecen ciertas palabras acopladas: anarquismo nihilista, anarco-sindicalismo, individualismo anarquista, insurreccionalismo anarquista, comunismo anárquico… ¿puede existir un anarquismo que no sea individual? ¿Dónde, si no en la existencia del singular individuo, puede surgir una voluntad de insubordinación? Y si el anarquismo no es de alguna manera ofensivo, ¿qué tipo de anarquismo es?
El anarquismo es o no es. Si no contempla atacar el estado deja de ser él mismo. El anarquismo para ser, debe producir algo, un hecho, una apariencia de acción destructiva, un proyecto. Cada vez estoy más convencido de que en esta época no hay necesidad de construir y que la «salvación» reside en la pura y simple destrucción, en el quitar no en el añadir. Y cuando hablo de «salvación» hablo de la supervivencia de nuestra especie y de la vida misma en el planeta».
Estos extraños pensamientos míos son el fruto celebrotico de vuestra petición de que yo opine sobre el aporte que los compañeros y las compañeras chilenas han dado desde dentro de las cárceles. Pero también son el producto de una mía reflexión sobre el desánimo que he percibido en algunas cartas de generosos compañeros y compañeras llenos y llenas de pesimismo y sentido de derrota. Algunos se han quejado de que todos los esfuerzos encaminados a la solidaridad en la confrontación de los rebeldes insurgentes en las prisiones italianas hayan sido luego recuperados por los representantes para-institucionales. Que en lo concreto, los familiares de los detenidos han preferido dirigirse al «partido radical» antes que participar en concentraciones de compañeros y compañeras. Este «desánimo» suyo nos debe hacer reflexionar. Aquí es donde vuelvo al discurso que acabo de hacer, sobre la «simplificación», sobre el hecho que para hacer nítidos los contornos de las cosas, se necesita trabajar por sustracción y no por adición.
¿Pero qué tenemos nosotros los anarquistas de «ofrecer» a los explotados? A falta de un cambio real, de una «revolución», sólo una cosa; violencia contra los patrones y venganza contra los torturadores. Es más que normal que ante la ausencia de violencia y venganza los parientes de los detenidos para obtener al menos algún «beneficio» o «mejora» para sus seres queridos recurran a quien tendría (al menos en potencia) el «poder» de cumplir sus solicitudes, asociaciones humanitarias, curas y partidos. Es claramente la falta de violencia revolucionaria y venganza lo que hace estériles y sin perspectiva nuestros esfuerzos. Estoy convencido de que en momentos como este de rebeliones incoherentes y a veces confusas, se debería ser claros y decididos. No limitarse al nivel general de conflictualidad, que es muy bajo, sino pasar al ataque. Tenemos como anarquistas un notable caudal de experiencia acumulada en años y años de acciones. Golpear y golpear y siempre golpear en pequeños grupos, individualmente, solo así podremos obtener resultados y esperar debilitar al «enemigo». ¡Sí! Creo que ha llegado el momento de volver (por cuanto pueda parecer redundante y empalagoso) a un lenguaje de guerra, porque es comprensible a todos, porque marca de todas formas una clara actitud al ataque. Y aquí me reconecto al discurso que estamos enfrentando, la solidaridad revolucionaria y la situación en Chile, una característica no sin importancia de aquel país es que la ola de acciones que han caracterizado la llamada «Internacional Negra» nunca se ha detenido. Fermento y acciones que en Chile han influenciado también las luchas sociales. La misma cosa, me parece, se está verificando en Grecia, donde las acciones están repuntando cada vez más clara y bruscamente. Los compañeros y las compañeras prisioneras de estos dos países han logrado a través de su coherencia a relacionarse fuera con un movimiento combativo. Y lo han hecho de forma lúcida, rechazando fanatismos y rigideces ideológicas. Algo que el que suscribe seguramente no ha podido hacer. Un ejemplo entre muchos de esta saludable costumbre es la hermosa respuesta de Francisco y Mónica a la rigidez semi-demencial que viene del externo. Me refiero a la esquemática e insípida distinción entre prisioneros «puros», «nihilistas» dignos de solidaridad y los otros provenientes de otras experiencias revolucionarias de ignorar bellamente. Para mi desgracia entre los «puros» he sido enfilado también yo, cosa que me ha causado un cierto disgusto. Por lo que vale mi opinión sobre el argumento, estoy completamente en sintonía con los dos compañeros, no habrían podido expresar mejor aquello que yo también pienso. Los compañeros y las compañeras chilenas han logrado algo que nosotros exiguos anarquistas prisioneros del estado italiano, no hemos podido hacer. Estimular la lucha fuera y coordinarla con otros reclusos a través de palabras de fuego y sobre todo hechos. En estos últimos diez años de encarcelamiento yo y mis compañeros y compañeras más cercanas con todas nuestras limitaciones y contradicciones hemos «actuado», huelgas de hambre también muy duras, varios daños en solidaridad con los prisioneros y prisioneras de otros países. Hemos escrito, hecho libros, contribuciones a los periódicos. Por no hablar después de las declaraciones y reivindicaciones de acciones en los tribunales, declaraciones más o menos acertadas y coherentes pero todas con la voluntad de comunicar fuerza y coherencia fuera. Aquello que quiero decir con mi diatriba es que igual la «crisis» que el movimiento aquí donde nosotros está atravesando es debida a la falta de intensidad y difusión de las acciones. Una visión «simplista» la mía, tal vez las cosas fuera van muy bien y mi mirada sobre el mundo está distorsionada por la realidad que me toca vivir, pero los síntomas de una especie de crisis, de estancamiento, están todos ahí. Buenos Compañeros y compañeras que chocan por cuestiones de lana caprina [1], un aire general plomizo de resignación y confusión, una exasperada y «sofisticada» teoría que se enrolla sobre sí misma, volviéndose cada vez más incomprensible y estrambótica. Tristes «juicios públicos» contra la falta de «coherencia» de algunos compañeros seguidos de aún más tristes mea-culpa. Y luego la nada o casi, pero no hay que desesperarse porque en aquellos «casi» esta la esperanza, esta la felicidad y la alegría de luchar.
Nada está acabado, todo continúa, estoy convencido de que asistiremos a grandes conmociones y sería una pena quedarnos atrás. Hacer como en Chile y Grecia, continuar en el camino de la Internacional Negra de la solidaridad revolucionaria que traspasa fronteras y crea mundos. Con todas las imitaciones de nuestra historia, ciertas perspectivas han formado parte de nuestra vida, y son hijas de experiencias aún más lejanas. Los compañeros y compañeras chilenos han conseguido relacionarse con el movimiento sin ser pedantes y dogmáticos y sin nunca ceder en conflictualidad y coherencia. Consiguiendo también ser abiertos y propositivos con los movimientos fuera y con las varias asambleas de solidaridad. Sin duda mi camino ha sido menos propositivo y salpicado de «palabras» pedantes. Basta pensar en mis fuertes críticas contra las concentraciones y mi (soy consciente) inquietante exaltación de la práctica del «terrorismo». Siempre he dicho la mía tratando de «empujar» pero en esta mía «obsesión» de relanzar de continuo reside la fuerza para seguir adelante, para seguir luchando. Siempre me siento insatisfecho, siempre me parece que no he hecho lo suficiente, y muchas veces en estos 11 años me he preguntado ¿qué rol puedo tener en la lucha yo prisionero anarquista de «larga condena»? ¿Solo resistir? Fuera las cosas cambian, mis propios compañeros cambian y yo continúo a encontrarme en el vientre del leviatán en una especie de limbo. La prudencia nunca ha sido mi fuerte. Y cada uno de mis escritos, por muy mal escrito que este, lleva de hecho el riesgo de empeorar mi situación penal (digamos así). Ciertamente no es sin pensar que cada vez que me dispongo a escribir, es más que nada una necesidad vital para mí comunicarme con el exterior, el no hacerlo equivaldría a apagarme a la espera de una liberación que podría también no suceder nunca. Fuera de duda de que 11 años fuera de los «juegos» hacen problemática mi visión de la realidad. Hace unos pocos días la censura me ha enviado una carta en la que dos compañeros (en respuesta a una mía crítica, sin duda «fuerte» sobre la recuperación de la «nueva anarquía» por parte del «viejo» insurrecciónalismo anárquico) me hacían notar (entre otras cosas) mi hablar de cosas que no conozco, porque ahora me son lejanas. Tendré modo de responder también de manera «dura» a estos compañeros sobre esta mía «pretensión». Pero quiero aprovechar de la ocasión que me han dado para decir que el problema que estos compañeros han levantado es más que nunca legitimo y tiene una cierta concreteza.
Todos y todas los compañeros y compañeras dentro por muchos años antes o después se lo ponen. Nosotros los anarquistas inevitablemente nos ponemos de forma individual en las relaciones con el mundo, en mi caso no tengo una organización a la cual delegar y encomendar la continuación de mi lucha fuera. Ni mucho menos una llave de lectura unívoca e inoxidable de la realidad fuera de aquí. Dicho esto, no cabe duda de que el mío es un ir adelante a tientas y que mi única brújula es una cierta intuición dictada por la experiencia. Esto, por supuesto, no me impide cometer errores, incluso si siempre trato de sopesar las palabras que uso, que a veces (soy consciente de ello) pueden resultar desagradables. Pero después de todo, nadie tiene la verdad en el bolsillo, ¿o me confundo?
Para concluir, creo que la enseñanza de los compañeros y de las compañeras prisioneros chilenos reside todo en esta frase de Mónica: «la prisión es solo otra forma de entender la lucha, el conflicto antiautoritario no ha terminado para mi, solo ha cambiado de forma».
Siempre por la anarquía
Alfredo Cospito
Prisionero anarquista del estado italiano
Nota:
[1] cosas sin o con relativa importancia.
Contribución de Juan Sorroche para la iniciativa en solidaridad con lxs prisionerxs chilenxs realizada en el Bencivenga Ocupado el 26 de noviembre de 2021
Hola Compañerxs,
Como contribución a la discusión de esta iniciativa me gustaría hacer algunas reflexiones. Son reflexiones que nacen de la relación con prácticas compartidas, no sólo a palabras, y que creo sea conveniente criticar constructivamente. Estoy convencido de que sin estas intenciones constructivas yo tiendo a hundirme en mis errores y en la frustración. Por eso creo que estas intenciones sean fundamentales para el desarrollo, la evolución, tanto de mí mismo como de aquellos con quienes me organizo para la lucha. Este es un válido enfoque para el bienestar de sí mismos y del grupo, para las relaciones, para la calidad del hacer, para otra naturaleza y sustancia cualitativa. Otra visión. Un enfoque que no es sinónimo del diluir de las teorías-prácticas o de la confrontación franca y también animada. Este enfoque quiere tender al desarrollo de relaciones concretas en la lucha. Relaciones, como escriben Francisco y Mónica, como praxis de lucha anarquista basada en el choque con la autoridad en un conflicto permanente que tiene como fundamento la libertad individual. El planteamiento de confirmarse y afirmarse positivamente es una forma de crecer y desarrollar, de una forma menos amarga-pesimista, la rebeldía y la lucha contra todo lo que me rodea (aquello nocivo, dañino, enemigo), la ciudad, la sociedad capitalista-estatal: «EL NEGATIVO». En cuanto anarquista rebelde busco el bienestar, la liberación, a nivel político, económico, social, psicológico-introspectivo-espiritual, el que no puede prescindir del liberarse de esta negatividad auto-destructora que son las relaciones capitalistas-estatales y actuando conscientemente se prueba a liberarse de este pesimismo desfavorable en todos los contextos de nuestras vidas-luchas inculcado por la sociedad capitalista-estatal-colonialista.
Hago este discurso porque creo, estoy convencido, que sea fundamental hoy, aquí y ahora, una transformación paradigmática en el afrontar las relaciones, los acercamientos entre compañerxs y no solo, con todxs y todo. No puedo afirmar de solidarizar con la galaxia anarquista en Italia si no la respeto, no puedo llamar a la unidad de intenciones internacionalmente si después en la vida y relaciones no pruebo a practicarla. Por supuesto, esto no es simple o fácil, es más, pero creo que debería ser metido en práctica todos los días, de lo contrario, ¿Qué sentido tiene?
Hablo de la negatividad de esta sociedad, de la que somos parte, de hecho que nos tratamos y nos relacionemos como nulidades, cosas, objetos, productos, posesiones, herramientas (de lucha, etc.), todo esto es la base fundamental que rige la sociedad, el sistema del capitalismo-estatal-colonialista. La negatividad, la nulidad, el ser objetos, tratar nuestras interacciones y a otrxs como objetos son dinámicas que hemos aprendido desde pequeños, por eso tengo que empezar con una mirada a mí mismo, a mi ser racista, machista, autoritario, así como al nuevo problema de las relaciones tecnológicas, asumiéndolo.
Estos problemas toman muchas formas y muchas ramificaciones (en mi opinión, todas relacionadas), problemas complicados de resolver que requerirían un análisis profundo y mucha, mucha lucha. Inmediatamente. No creo que la cuestión se pueda resolver o ni siquiera liquidar con superficialidad diciendo: «Lo haremos después, cuando se haga la revolución». O que tender a estos aspectos de la lucha no es parte de la lucha de clases. Creo que decir esto es fruto de una visión estrecha de la lucha de clases. Pero no podemos tampoco SOLO encerrarnos en «nuestras comunidades», o solo hacer análisis, auto-análisis y afrontar el ser objetos, racistas, homofóbicos, etc. etc. no andando a la ofensiva de la raíz general de la lucha: el capitalismo-estatal-colonialista. Es necesaria la inclusión de todos los niveles de la lucha-vida.
Y yo creo, estoy convencido, que todo eso está en interacción. Por esto tiene que ver con la solidaridad activa que es aquello de lo cual quería hablar al principio del texto. Pero me he desviado un poco. El crecimiento de las relaciones y el desarrollo de la solidaridad activa no deberían prescindir de estos análisis y de estas reflexiones. Así como no se puede prescindir de la acción concreta, multiforme, que en la unión de intenciones trata de transformarse en prácticas de la A a la Z. La multiformidad es muy cualitativa si se practica de la A a la Z, de lo contrario se convierte en predecible. En esto la huelga de hambre que han propuesto lxs compañerxs chilenxs ha sido muy cualitativa tanto en la multiformidad de las prácticas como en el espíritu de cohesión y de complicidad en la praxis antiautoritaria, dentro como fuera, y esta es cualidad más allá del resultado. Esto es lo que debe mejorarse y desarrollarse. Porque sé que esa lucha no era el fin, sino el comienzo de relaciones de solidaridad fraterna. Estoy orgulloso de haber participado en la lucha. Juntos. Aprovecho esta ocasión para enviar un saludo con respeto y afecto a todos los gestos solidarios y a las individualidades que los han puesto en práctica, aquí en Italia, en «vuestra» ciudad, como en los otros lugares del mundo. Es necesario seguir CREANDO relaciones con el objetivo del desarrollo de la lucha y de la galaxia anarquista tanto en Italia, y sé que hay enormes dificultades, como a nivel general, internacionalmente. La solidaridad es una visión que necesita un equilibrio que, puesto en práctica alquímicamente, una lo universal con lo específico y viceversa. Las relaciones de Hermandad que se crean en el concreto de la práctica, con respeto, con las diversidades, el afecto que nace hacia lxs compañerxs luchando juntxs en la mutua solidaridad es calidad y no retórica. No es una opinión: es un hecho nacido de la práctica.
Pero creo que para tener unidad de intenciones, tanto a nivel específico como general, primero hay que tener fuerza de por sí mismos. Yo creo en la unidad de intenciones (y nunca me cansaré de discutir con lxs compañerxs por esto), pero debe suceder cuando se es fuerte y preparadx, no inpreparadx y frágil buscando la unidad a toda costa. Para la lucha y para liberarse es necesario tener tanto modos, métodos y medios, así como la voluntad, el coraje, una gran sensibilidad, fe en la lucha anarquista, pasión y creer en aquello que eres y haces, con quien lo haces. Deberíamos tener una estrategia global que venga del análisis de la historia y de las condiciones actuales, hemos visto en la práctica que solo la voluntad, el coraje y la fe en la lucha no son suficientes. Para no estar inpreparados, se necesita organizarse.
Por ahora los saludo a todxs, mando un saludo solidario a Francisco que me he enterado que tiene un problema de salud, a Boris en Francia también: ¡fuerza! A Pablo Bahamondes condenado a 15 años, ¡coraje! A Mónica, Marcelo y lxs compañerxs chilenxs, a Gabriel Pompo da Silva y todos lxs compañerxs prisonerxs en el mundo! ¡Y a aquellxs que fuera continúan a luchar!
SALUD Y ANARQUIA
Juan Sorroche
cárcel de Terni, secc. AS2. Italia
8/11/2021
Fuente:
//infernourbano.altervista.org/testi-e-materiali-distribuiti-durante-liniziativa-del-26-11-21-al-bencivenga-contributi-di-alfredo-e-juan/