Kassel, Alemania: Adjudicación de atentado incendiario contra vehículos del ejército alemán

Traducción recibida el 05/10/2022:

Fotografía de referencia.

En la noche entre el jueves y el viernes de la semana pasada [17 de agosto de 2022], dos vehículos fueron quemados por completo en el distrito de Bad Willhelmshöhe en Kassel (región de Hesse). Los dos coches completamente destruidos por el fuego eran dos vehículos civiles pertenecientes a la flota del ejército alemán, estacionados cerca de la escuela técnica de la Bundeswehr. Según la policía, los daños rondan las cinco cifras. Una pequeña gota en el océano en comparación con las enormes sumas que se gastan actualmente en el rearme.

Ya que todos los países miembros de la OTAN están obligados a gastar al menos el 2 % de su PIB en preparativos para la guerra, el gasto en productos militares y armamento se está disparando en Europa. El ejército alemán desde siempre se nos ha presentado sutilmente como una «tropa anticuada, reducida a dimensiones lastimosas por la reducción de costes» e «inservible para el combate». El objetivo ahora es convencer a la opinión pública de que las enormes inversiones en el complejo militar-industrial están justificadas y sirven a la seguridad de Europa. Cuando la guerra en Ucrania se ha intensificado nuevamente a principios de este año y la clase dominante rusa ha enviado a su ejército para completar la anexión de los territorios del este de Ucrania, disputados durante años, las llamadas al necesario rearme de Europa finalmente encontraron oídos complacientes.

Con un trámite parlamentario acelerado, se pusieron a disposición del ejército alemán 100.000 millones de euros de «presupuesto especial», además del gasto en armamento que ya ascendía a 56.000 millones de dólares para 2021. Las empresas alemanas productoras de armamento, cuyo material bélico ahora se venderá masivamente a Ucrania y se producirá para los ejércitos de la OTAN, se están frotando las manos manchadas de sangre y pueden decir con la conciencia tranquila: esta vez estamos en el lado correcto. Estimulado por este estado de ánimo, el director ejecutivo de Rheinmetall, Armin Papperger, que suele evitar la publicidad como corresponde a esta industria, nunca pierde la oportunidad de promocionar a su grupo, cuyo precio de las acciones se ha duplicado desde el comienzo de la guerra en Ucrania. El hecho de que la industria armamentista alemana esté naturalmente interesada solo en las ganancias y no tenga moral se hace aún más evidente por el comercio de armas con el régimen fascista de Erdogan en Turquía o con Arabia Saudita, cuyo ejército ayudó a aplastar las revueltas de la primavera arabe en Bahrein en el 2011. Los grandes grupos armamentistas alemanes también vendieron sus máquinas de guerra a Rusia, aunque tras la anexión de Crimea la UE decretó un embargo de armas. Para ello, los traficantes de armas han utilizado, como es costumbre en este sector, un resquicio legal para eludir el embargo.

En resumen, el rearme militar no hace que el mundo sea más seguro. Al contrario: ningún estado del mundo compra tanques para que se oxiden en un garaje. Incluso la llamada «disuasión» de la carrera armamentista es una mentira. En la lógica militar, el argumento sería incluso el contrario: si mi enemigo está a punto de rearmarse, es mejor actuar hoy que mañana para anticiparlo. Así, la expansión de la OTAN hacia el este, las numerosas maniobras y el gasto en armamento que supera con creces al de Rusia, no han impedido la agresión contra Ucrania. A modo de comparación: poco antes de la entrada de las tropas rusas en Ucrania, el gasto en armamento de la OTAN ascendía a unos 1175.000 millones de dólares y el de Rusia a unos 66.000 millones de dólares.

Hemos visto cómo se presenta una guerra con la participación de la OTAN recientemente en Afganistán y todavía en Kurdistán. Después de años de asegurar a la población alemana que las tropas en Afganistán cavarían pozos, traerían la democracia y permitirían que las niñas fueran a la escuela, han bastado 14 días desde el final de la intervención militar para que todo el país volviera a caer en manos de los talibanes. Ha quedado el recuerdo de los civiles asesinados por ataques de drones, de crímenes de guerra (también por parte del ejército alemán) y finalmente de fuerzas locales abandonadas a su suerte. Al mismo tiempo, los soldados turcos, el segundo ejército más grande de la OTAN, luchan desde hace años contra el movimiento de liberación kurdo, entre otras cosas con armas alemanas. En términos concretos, esto significa actualmente: bombardeos constantes en Irak y el norte de Siria, ocupación de los territorios previamente liberados por los kurdos del control del Estado Islámico en el norte de Siria/Rojava, uso de gas venenoso en la lucha contra las guerrillas en el Montañas kurdas, represión de toda oposición en Turquía.

Son sobre todo las empresas armamentísticas las que se benefician del rearme y de los preparativos para la guerra en Europa. El mundo no se está volviendo más seguro, todo lo contrario. Por lo tanto, la militarización, el rearme y los preparativos de guerra en Alemania deben combatirse con determinación. Por esta razón, hemos decidido reducir al menos parcialmente la flota del ejército alemán en Kassel.

Por un mundo de paz y libertad,
destruyamos el ejercito

Fuente:
//lanemesi.noblogs.org/post/2022/09/21/attacco-incendiario-al-parco-auto-dellesercito-tedesco-kassel-germania-17-agosto-2022/