http://youtu.be/8MkWoOnRJBcComo mujeres, hemos preparado un llamamiento a la solidaridad con Marta Camposano, mujer pisana agredida y acosada por las fuerzas del orden el viernes, 19 de julio en Val Susa y luego también humillada y denigrada por un sindicato de policía, por los periodistas y por un senador de la República.
Os lo enviamos pidiendo que lo firméis, ya sea personalmente o colectivamente, para exigir justicia y hacer sentir a Marta que no está sola afrontando la arrogancia de quienes piensan que pueden continuar ofendiéndola con todo el poder personal y mediático del que disponen. Haceros escuchar, el silencio es ensordecedor. Marta nos necesita, ahora. Si no es ahora, ¿cuándo?
Marta Calamia, Valeria Camilloni, Monica Moretto
El viernes 19 de julio por la noche, cientos de hombres y mujeres No Tav intentaron acercarse a las vallas que expropian una parte de Val Susa: tierra de bosques y lavandas, tierra que debería dar frutos, tierra que hombres y mujeres han vivido y respetado. Tierra de luchas partisanas, senderos que han visto combatir, y vencer, a los nazis. Pero esa tierra ahora es un desierto, excavadoras que excavan y abaten, verjas y check-points y gases que envenenan, junto a las poblaciones civiles, sus campos y viñas.
Una tierra arrancada al presente en nombre de un “progreso” que envenena las vidas de las mujeres y de los hombres, empeñado en destruir los valores y la dignidad de las comunidades. Un salto hacia atrás en la historia.
El viernes 19 de julio, hombres y mujeres No Tav se acercaron en la oscuridad para golpear las vallas y gritar: “mi abuela partisana me lo enseñó, cortar las verjas no es delito”.
Algo pasó, el viernes por la noche, en Val Susa. Cientos de agentes, ejército armado y preparado para la guerra, atacaron a aquellos hombres y a aquellas mujeres armadxs de linternas, limones y botellas de agua. Les cerraron toda vía de salida y, nueva Díaz [escuela asaltada por los carabinieri durante la cumbre del G8 en Génova en 2001], empezaron con la matanza. Lxs más jóvenes, como testimonian lxs ancianxs del valle, intentaron proteger una vía de salida a lxs más débiles, permitiéndoles escalar por la montaña, fuera de los senderos cerrados por las “fuerzas del orden”. Pagaron un precio altísimo, 63 heridxs, 2 detenidxs, 7 arrestadxs.
Una amiga nuestra, Marta, 33 años, de Pisa, fue detenida, golpeada en la espalda durante la fuga. Su testimonio cuenta los porrazos en la espalda mientras la aplastaban contra el suelo las botas de los agentes cuyos rotros ni siquiera consigue ver. La noche estaba saturada de gas y ella no estaba protegida con una máscara, a diferencia de los agentes. La arrastran entre dos, uno le aprieta el cuello, el otro la deja en el brazo las huellas amoratadas del agarrón. La arrastran mientras otros intervienen. Uno alza la porra y le revienta la boca (6 puntos externos, 2 internos), otros le palpan los senos y el pubis. Hay un coro de insultos, de gritarle “puta”. Sangrando, la llevan dentro de las obras, continúan los insultos y los escupitajos, están los magistrados y también una mujer policía que no supone un consuelo, sino más escupitajos, insultos y acosos verbales.
Un médico de la policía recomienda el traslado inmediato al hospital. Pasarán cuatro horas. Cuatro horas de sangre en la cara y escupitajos e insultos sobre su condición de mujer. Después del hospital, la dejan en libertad con cargos. No era cuestión de que la viera un juez.
Pero la Diaz de Marta no había terminado. No bastó la paliza, no bastaron las agresiones a su cuerpo de mujer, los insultos, los escupitajos y el retraso para ir al hospital no fueron suficientes “lecciones”. Marta no se ha callado. Levantó la cara herida, se puso frente a la prensa y osó contarlo todo.
Ella, la única de lxs detenidxs de aquella noche que podía hablar. Entonces, la caza de brujas comienza de nuevo. Como mujeres, conocemos los tonos y los modos y la violencia profunda de quien te humilla, agrede e insulta otra vez. Y así aparece la UGL, sindicato de derechas, pidiendo para Marta un castigo ejemplar. Y así un senador de la República, Stefano Esposito, del Partido Democrático, se divierte twitteando que Marta es una mentirosa, que los porrazos justos que recibió se los buscó con su “guerra al Estado” y que, ciertamente, no hubo acoso alguno. Una locura machista, una banal y arcaica prepotencia contra las mujeres humilladas y contra Marta, agredida, que todavía se permite rebatir por las frecuentas de una radio nacional.
Como mujeres, no podemos callarnos. No podemos tolerar que la tierra, los hombres y las mujeres continúen siendo agredidxs. No podemos soportar más que la vida y las necesidades de todas y todos se vean arrolladas por la arrogancia de unos pocos que se pueden lucrar con todo esto. Una arrogancia que se cree omnipotente, que piensa poder abrumar los cuerpos y las vidas de las mujeres y de los hombres, con la violencia de las armas, antes, con la de los insultos y la denigración y la de las mentiras, después.
Por Marta y por lxs heridxs de Val Susa, exigimos justicia.
Para las mujeres agredidas exigimos respeto. Si al verdugo lo paga el Estado, le exigimos más.
Mujeres de Pisa del No Tav.