Estuve en Hamburgo y me acordé de ti.
Cuando ardieron sus sucursales.
Cuando estallaron sus escaparates.
Cuando se prendieron las barricadas.
Cuando tomamos la ciudad.
Pero aún me acordé de ti cuando volvimos al resto de nuestras ciudades inertes y grises donde reinas, porque estás en todas partes. Nos acordamos de todo lo que podríamos hacerte en cualquier momento y en cualquier lugar, mientras ardía Hamburgo.
Del mismo modo, nos acordamos de todo el sufrimiento y la rabia que generas. También cuando golpeas a quienes te plantan cara. No olvidamos nunca a todas las personas que reciben palizas de vuestros guardias, que viven encerradas en una cárcel o que mueren por elegir el camino de la confrontación. Y es en su nombre que ha tomado forma esta acción.
Es por ella que la noche del 4 al 5 de octubre, fueron atacados con martillos los cajeros de decenas de sucursales bancarias en diferentes lugares de Madrid: Lavapiés, Bilbao-Alonso Martínez, Tetuán-Castellana, Carabanchel, Vallekas, Coslada, Barrio del Pilar y La Elipa. Se dejó en ellos pegatinas diciendo “En Madrid como en Hamburgo. Que se extienda la revuelta”, “Solidaridad activa con las 388 detenidas y 32 presas tras la cumbre del G20 en Hamburgo”, “Muerte al Capitalismo y muerte a la policía. Después del G20 la lucha continúa”.
Porque cientas de personas fueron apalizadas y detenidas en los días de la cumbre, porque 32 aún siguen en prisión, porque aún hace menos de un mes que sufrieron otra redada policial en Hamburgo. Porque queremos acabar con el Capitalismo, con sus empresas y bancos, sus cumbres financieras, coches oficiales, banquetes, escoltas. Con todo lo que nos esclaviza y destruye. En Hamburgo, en Madrid y en todas partes.
Viva la anarquía.
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