Traducción recibida el 27/01/2022:
Sin embargo, nuestra idea… Resumen de dos jornadas de movilización en Lugano
A continuación un resumen del intento de reocupación de la CSOA Il Molino en Lugano. Habría muchas cosas que decir y este texto no pretende ser exhaustivo, sino que aporta un punto de vista de quien estaba presente en esos momentos y los ha vivido.
29 de diciembre
El miércoles 29 de diciembre de 2021, alrededor del mediodía, un grupo de compañerxs ingresa en el perímetro del ex matadero en un intento de reocupar los edificios que quedaron intactos después del derribo de la parte de las viviendas del centro social que tuvo lugar en la noche del 29 de Mayo 2021.
Después de un momento de supervisión, nos arremangamos para comenzar los trabajos de remodelación y de limpieza del espacio. La idea compartida es revivir el lugar y hacerlo accesible desde el exterior y la llegada de unas cincuenta personas que ponen en marcha una concentración solidaria en la plaza exterior le da el empujón justo.
El que está dentro se sube a una de las azoteas y comunica con la concentración con un megáfono, desde abajo llegan coros e intervenciones, fuegos artificiales rompen la monotonía de la rutina de esta gris ciudad, una bandera con una A circulada ondea sobre el fondo de las montañas del Ticino [1] nevadas. Después de todo aquello que ha pasado en los últimos siete meses, el entusiasmo de poder colarse entre estas paredes a plena luz del día sin ser vistxs es grande y por debajo de las máscaras y pasamontañas casi se pueden ver las sonrisas de lxs compañerxs, finalmente devuelta en un lugar que para muchxs durante años fue una segunda casa.
Poco después, llegan al lugar un par de furgones de la policía antidisturbios de Lugano y los agentes se alinean delante y detrás del Molino. Mientras tanto, con la difusión de la noticia de la ocupación, la gente sigue llegando a la concentración, que ahora cuenta con unas cien personas. En ese momento, la idea es aquella de intentar hacer una asamblea en el interior del antiguo matadero por la noche, cosa que después será impedida por la policía antidisturbios que bloquea a cualquiera el acceso al centro social.
Desde el principio, la policía parece no estar preparada para gestionar una situación que se ha creado y el nerviosismo entre los agentes es palpable. Sus maniobras agresivas, descoordinadas y torpes no presagian nada bueno para las horas siguientes.
Alrededor de las 18, en la parte trasera del ex matadero, en una de las vías de acceso de las escuelas del barrio Lambertenghi, se desarrolla un forcejeo entre algunos agentes y personas solidarias, que termina con la detención de un compañero y una compañera.
El compañero viene placado por un esbirro que lo derriba al suelo sobre un suelo de tierra haciéndole golpearse la cabeza contra una piedra. El agente intenta esposarlo apretándole primero el cuello con una rodilla, luego con golpes en la espalda, un intento de estrangulación, metiendo las manos a la cara, en la nariz y finalmente bajándole los pantalones, mientras otros dos agentes lo mantienen inmovilizado. La compañera es llevada a peso por tres agentes hombres.
Los dos son llevadxs primero a Noranco hasta las dos de la mañana, luego en via Bossi en Lugano y finalmente trasladadxs a la cárcel judicial de Farera. Serán liberadxs la tarde del día después con la acusación de violencia y amenazas contra las autoridades y los funcionarios.
Cuando cae la noche, lxs compañerxs dentro del espacio regresan a la azotea para comunicar con la concentración solidaria con intervenciones y otra ronda de fuegos artificiales y petardos. Mientras tanto, crece la tensión en la plaza y la policía realiza algunas cargas, hiriendo a varias personas, utilizando porras, gas pimienta, gases lacrimógenos y balas de goma. Algunas personas de la concentración responden a las cargas de la mejor manera posible con algún lanzamiento de botellas y escombros, sin dejarse amedrentar por la violencia de los antidisturbios.
Se crea una situación bastante caótica. Muchas personas se intoxican con el gas y la pimienta, y algunas toman un poco de leche para enjuagarse los ojos y la piel y aliviar el ardor.
La concentración continúa con varios momentos de tensión hasta alrededor de la una de la madrugada, cuando se van las últimas personas solidarias. Para el día siguiente se convoca a un desayuno antidesalojo a partir de las 07.00 horas.
30 de diciembre
La mañana del 30 de diciembre, poco después de las 04.30 horas, la policía antidisturbios entra en el perímetro del espacio abriéndose un espacio con una amoladora. La plaza y la calle frente al antiguo matadero se llenan rápidamente de vehículos policiales: cuatro furgonetas, varios coches patrullas y coches de paisano. En este punto, una decena de compañerxs se encuentran en el primer piso de la sala de cine del centro social, mientras dos logran trepar al techo helado y resbaladizo que da al costado de la calle Cassarate.
Varios agentes particularmente agitados comienzan a romper algunas cosas al azar con las porras en el patio, mientras que a las personas dentro del edificio se les ordena de salir. Tras un breve enfrentamiento entre ellos, las personas que estaban en la sala de cine salen al patio, vienen detenidas y sacadas fuera del edificio mientras un compañero y una compañera permanecen en la azotea, donde los esbirros no pueden llegar. En cambio, llegan dos policías «negociadores» que, habiendo subido al techo de abajo, durante unas horas intentan de una manera sorprendentemente comprensiva, aunque firme, chantajeadora y «psicológicamente activa», negociar un descenso del techo antes del amanecer, en cuanto situación incómoda, insegura y para evitar mayores problemas a la ciudad y a las personas. Poco antes de las 7 permiten al teniente de alcalde Badaracco de salir con la grúa con un bombero para negociar un descenso y entender la situación.
El teniente de alcalde dice que lamentaba lo sucedido y el desalojo y dice estar sumamente preocupado por la peligrosa situación del techo. También telefonea al alcalde Foletti para informarle de la situación y para actualizarlo sobre las reivindicaciones hechas por lxs dos compañerxs: la liberación inmediata de todas las personas detenidas y la recuperación de las cosas del antiguo matadero durante algunas semanas con la realización de las iniciativas previstas. Badaracco baja tras media hora de negociaciones infructuosas, mientras los dos esbirros se marchan decepcionados, después de cerca de dos horas, informando a los que se encontraban en la azotea que ahora «seremos nosotros los que asumamos las consecuencias de las próximas horas y lo que eventualmente pasara».
Después de la irrupción de los esbirros, un total de diez personas vienen detenidas y llevadas en las centrales de la calle Bossi en Lugano, de Bellinzona y de Locarno para los interrogatorios que para algunxs duraron hasta alrededor de las 13:00 del mediodía. Todxs quedan en libertad con la denuncia de allanamiento y motín. El compañero y la compañera que han sido trasladados por la noche a la Farera serán liberados por la tarde sobre las 17.
A algunxs compañerxs detenidxs se les toma el ADN y las huellas dactilares y se les toman fotos policiales, y se les obliga a desnudarse por completo para los registros. Además, vienen incautados los teléfonos de quien lo tenía consigo, diversas herramientas, bufandas, gas pimienta y cualquier objeto que según los investigadores pudiera servir como prueba para la acusación de motín. Los interrogatorios parecen haber sido organizados a última hora, con inspectores un tanto torpes llamados en servicio desde las vacaciones para madrugar y al principio desprovistos de formularios para las preguntas, todo ello sucede con una buena dosis de improvisación.
Apenas comienza a circular la noticia del desalojo, varias decenas de solidarios dan vida a una concentración en el lado del río Cassarate frente al centro social, ya que la calle frente al mismo ha sido cerrada por la policía. Las personas que participan en la concentración comunican con un megáfono con la compañera y el compañero que resisten sobre el techo. Consignas, coros, música e intervenciones se suceden a lo largo de toda la mañana.
En un momento dado, alrededor de las 08.30, tratando de bajar a buscar agua, comida y una manta, en la parte bajo el techo, el compañero -intentando subir la escalera que lleva al techo- es perseguido por unos esbirros previamente escondidos en las escaleras del anfiteatro. Llegado casi al final de la escalera, uno de los esbirros lo tira al suelo con violencia y de forma torpe, provocando que el compañero cayera desde una altura de más de dos metros y haciéndolo aterrizar sobre una de las sillas del teatro previamente rotas y tiradas al suelo por los agentes, con las consecuencias de una costilla rota, dificultad para respirar durante unas horas y la espalda muy golpeada. Inmediatamente, a pesar de las heridas y las dificultades respiratorias, es rodeado y empujado, levantado abruptamente y después empujado y tirado por las escaleras hasta que llega a la sala de actividades, donde viene registrado y esposado torpemente. El compañero viene después empujado en un coche de policía donde uno de los esbirros encargado intenta atarlo con un cinturón de seguridad justo sobre la costilla rota para luego salir a toda velocidad y con las sirenas encendidas, rebotándolo fuertemente por todo el camino. Al llegar a la central, finalmente viene «tomado en consideración» y llevado al hospital por dos oficiales para luego ser llevado de regreso a la central de la calle Bossi para un interrogatorio (ver más abajo).
Mientras tanto, las personas detenidas en la mañana durante el desalojo comienzan a ser liberadas y van a la concentración. Cuando llega la noticia de que el compañero y la compañera encarceladxs en la Farera serán interrogados en Lugano por la tarde hacia las 15, se decide separarse y un pequeño grupo de compañerxs se dirige a la calle Pretorio para llevar un saludo solidario bajo las ventanas del Ministerio Público.
La última compañera presente en el espacio permanece a resistir impertérrita en el techo hasta cerca de las 15. Hasta que llega la noticia de la liberación de todas las personas detenidas el día anterior y por la mañana. Cuando decide bajar, la llevan a la central de la calle Bossi y poco después la liberan. En este punto, la concentración de la calle Cassarate se traslada a la esquina entre la calle Bossi y la calle Pretorio con pancarta y megáfono. Unas sesenta personas continúan aquí la movilización con discursos al megáfono, coros y abrazos a lxs compañerxs soltadxs, para luego volver a la zona del Molino en manifestación, donde se permanece un poco más y luego se despide.
Algunas observaciones sobre el actuar de los esbirros
Ante los medios de comunicación, el alcalde Foletti ha tenido la cara dura de declarar que durante las operaciones de policía no se han registrado heridos, pero la realidad de los hechos es otra. En este sentido, quizás es útil reportar algunos ejemplos de ordinaria represión policial que tuvo lugar entre el 29 y el 30 de diciembre. Esto ciertamente no es sorprendente para aquellos que están acostumbrados a afrontar a los uniformes azules en situaciones de calle, o quien por otros motivos deben enfrentar la violencia policial todos los días (por ejemplo, porque no tiene la piel blanca o un permiso de residencia), y hace evidente la desenvoltura con la cual el alcalde de Lugano se llena la boca de mentiras.
El miércoles por la noche, un agente sale corriendo y con los brazos da un fuerte empujón a una mujer que se había acercado al cordón policial en un intento de calmar a los agentes, haciéndola caer hacia atrás golpeándose la nuca. La compañera pierde el conocimiento; no contento, otro esbirro la arrastra por la calle y la levanta en pie, lo cual es muy peligroso cuando una persona ha perdido el conocimiento.
Esa misma tarde, un chico viene golpeado con una porra en la cara y viene llevado al hospital, así como otra persona que sufre un ataque de asma por el gas pimienta y por el gas lacrimógeno.
Otro episodio gravísimo que contradice la patética retórica del querer «proteger la vida de los autogestionados» y el desalojo realizado con total seguridad vendido por el Ayuntamiento y por la policía a la opinión pública, se produce el 30 de diciembre. Como ya se ha explicado anteriormente, por la mañana, el compañero que se encontraba en la azotea, bajando de una escalera para recuperar comida y agua, viene agredido por dos agentes, quienes intencionadamente retiran la escalera haciéndolo caer desde dos metros de altura sobre unos bancos de madera por ellos volcados, rompiéndole una costilla. Cabe señalar que bajo esa escalera, por razones de seguridad, quien había subido al techo había puesto colchonetas para amortiguar eventuales caídas, mientras que los agentes han tenido a bien retirarlas: es una pura casualidad que el compañero no resultase herido en una manera mucho más grave, si habría caído, por ejemplo, sobre la espalda o sobre la cabeza. Tras la caída, no contentos los agentes se abalanzan sobre él y sólo cuando consigue decir «no puedo respirar» se dan mínimamente cuenta de la peligrosidad de la situación. No obstante, continúan a empujarle por las escaleras de la tribuna cerca de la entrada a la sala de actividades del CSOA para luego esposarlo y llevárselo.
El estado policial del cual tanto se habla continua impertérrito a bastonear y denunciar, desde el desalojo del 29 de mayo, hasta la golpiza a los estudiantes de Villa Argentina el pasado mes de junio en Mendrisio, pasando por los hechos de Villa Saroli en Lugano en septiembre. La tesis de los casos aislados es difícil de sostener, el modus operandi de la policía del Ticino parece bastante claro y bien asentado: tolerancia cero con cualquiera que se atreva a desafiar con las propias acciones, y no solo de palabra, el statu quo de un cantón cada vez más de derechas en cuanto concierne la administración de la represión, en ámbito político, en aquello de la migración o de orden público en el caso de las fiestas «ilegales», y no solo.
Por último, cabe señalar que el personal médico de la ambulancia presente en el lugar el 30 de diciembre se niega a llevar agua a la compañera, que lleva ya varias horas sola en la azotea bajo el sol, a pesar de sus peticiones y los reiterados intentos por parte de las personas solidarias en la concentración. «No podemos, hacemos lo que dice la policía» su única respuesta…
A partir del 29 de diciembre, toda la zona colindante al Molino viene militariza para los trabajos de potenciamiento de la seguridad del antiguo recinto del ex matadero contra eventuales intentos de reocupación. El tramo de la carretera que va desde la entrada de los aparcamientos del antiguo matadero hasta la USI (desde el puente de la calle Balestra hasta aquello de la calle Madonnina) viene cerrado tanto al tráfico como a los peatones, bloqueado con redes de los furgones de la policía y vigilado día y noche por agentes de vigilancia y por policías, armados con lanza lacrimógenos. La calle permanecerá cerrada durante una semana y la red vial será restablecida solo en la tarde del 6 de enero.
Dentro del espacio hay una gran cantidad de policías y otros trabajadores de albañilería que muran el espacio. Algunos camiones transportan enormes ladrillos que se apilan para erigir pedazos de verdadera muralla, en las aberturas que quedaron descubiertas después del primer desalojo. También son visibles desde el exterior las glorietas en estilo «campamento base» y camionetas de los antidisturbios dentro de los estacionamientos. Hace sonreír que se necesiten todos esos medios para hacer frente a una decena de personas que han intentado recuperar los edificios del ex centro social ocupado. El significado simbólico de este muro, como aquello del derribo de la parte habitacional del 29 de mayo, difícilmente será olvidado en los próximos años en este cantón.
Bulldozers, porras y ladrillos pueden detener temporalmente los intentos de crear atisbos de libertad, pero no pueden matar los ideales que, frente a esta arrogancia del poder, solo se fortalecen. En un contexto de restricciones cada vez mayores de la libertad de pensamiento y de movimiento, en el cual el modelo securitario, patriarcal, neo-colonialista y tecno-capitalista se erige a solución para todo tipo de tensión y reivindicación social, es inevitable que aún en estas latitudes la represión golpee cada vez más duramente y sin excepciones a quien se lanza con la mente y el cuerpo en las luchas.
Esta a quien todavía no acepta rendirse a una normalidad en la cual cada aspecto de nuestras existencias viene determinado por la ley del más fuerte, en el que nuestro bienestar viene garantizado por la explotación aquí y en otras partes del mundo, a quien aún siente en sus propias entrañas la pasión por la libertad, levantar la cabeza, arremánguense y seguir luchando…
¡Hasta la próxima!
Desde el sur de los Alpes,
Algunxs compañerxs con la cabeza dura
Lugano, enero de 2022
Nota:
[1] cantón suizo que hace frontera con Italia
Fuente:
/infernourbano.altervista.org/eppur-la-nostra-idea-resoconto-di-due-giornate-movimentate-a-lugano/