Texto repartido durante la expropiación del supermercado:
No mendigaremos miseria de ningún jefe. Vivimos en una realidad repleta de desigualdades. Unxs se preguntan qué tirar de sus neveras llenas, y otrxs buscan comida en los cubos de basura. Unxs forjan una carrera con salarios altos, y otrxs persiguen un día de paga para sobrevivir. Unxs piden las formas de ejercer sus derechos sociales mientras otrxs no tienen absolutamente ningún derecho legal. Los equilibrios desarrollados para la preservación de esta realidad, tal como es, son vulnerables; nosotrxs golpearemos allí.
Los productos expropiados del supermercado no habrán faltado a nadie como productos de primera necesidad; sólo habrán faltado a los negocios de los jefes como ganancias. Más que pedir al jefe piedad o algunas pocas horas pagadas de trabajo a su servicio, preferimos tomar bienes sin pagar por ellos, de otra forma, no podemos obtener las necesidades básicas. Así, vemos que por un momento rompimos el ciclo de esclavitud, reivindicando unas pocas horas de nuestro día para hacer algo más constructivo.
La guerra enfurece. No necesitamos declarar una. Tenemos necesidad de organizarnos, para defendernos de los ataques de los jefes encontrando maneras de golpearles a ellos. Lejos del cliché que nos describe como modernos Robin Hoods, y sin reivindicar ninguna posición de vanguardia, queremos compartir motivos e incentivos. Movimientos como éste son una forma pero no un fin en sí mismos. No estamos satisfechxs de tener jefes alrededor para robar o mendigar, o vivir de sus basuras. Deseamos ser responsables de nosotrxs mismxs y nuestras relaciones, y no queremos a nadie sobre nuestras cabezas que nos arregle las cosas.
Una apuesta abierta que puede tener un coste…
Cuando elegimos movernos de esta forma, no olvidamos a lxs compañerxs de Larissa que todavía son perseguidxs y esperan el juicio con los cargos de incitación al robo, castigado con penas de entre 5 y 20 años, por una acción en febrero del 2009, como hoy (18/5) nosotrxs.
Ni olvidamos al compañero Rami Syrianos, que fue encarcelado por haber expropiado dinero de una subasta de propiedades robadas ODDY, una organización que juega el rol de cerco del Estado vendiendo en subastas coches confiscados a la gente por impago de deudas. Su juicio se cambió de día para el 21 de mayo. En las prisiones de Nigrita, donde está encerrado ahora, Rami ha sido blanco del servicio de prisión por su participación en las luchas de los reclusos y su resistencia contra la humillación del cacheo integral. Se le impuso un régimen especial de aislamiento, por lo que ha pasado la mayor parte del tiempo en confinamiento solitario en esa prisión, solo en las celdas de los recién llegados.
Desde el 15 de mayo está en huelga de hambre demandando el fin de ese régimen así como su traslado a otra prisión. Nosotrxs estamos a su lado.
… Una apuesta que todavía vale la pena ganar.