Prisiones de Nigrita, Grecia: El anarquista Rami Syrianos en huelga de hambre desde el 15 de mayo

El 26 de marzo fui trasladado desde la cárcel de Nigrita (cerca de Serres, al norte de Grecia) a los juzgados de Tesalónica, para acudir al juicio que se está llevando a cabo contra mí por la expropiación de la empresa de subastas ODDY (organización pública que entre sus actividades se dedicaba a subastar y vender artículos requisados por la policía, principalmente vehículos. Nada menos que el tráfico oficial de objetos robados).

Después de que el juicio volviese a posponerse, fui trasladado de nuevo el mismo día a Nigrita, donde me negué otra vez a someterme al proceso del cacheo con desnudo integral y quitarme la ropa interior (el conocido “agáchate y tose”). Fui trasladado a las celdas de «recién llegadxs» y al día siguiente pasé por el fiscal, donde se me impuso de forma oficial el castigo del traslado disciplinario por «desobediencia», y de forma no oficial el aislamiento indefinido en este tipo de celdas hasta que acepte someterme a esta inspección o hasta que se efectúe el traslado disciplinario.

Permanezco desde entonces bajo este régimen especial de detención a la espera de ser trasladado.

El carácter desproporcionado del castigo en relación a mi negación, deja claro que todo el asunto poco tiene a ver con la inspección en sí y las posibles consecuencias reales que podría tener esta para el funcionamiento de la prisión. Además, las declaraciones por parte de la administración carcelaria, que teme que esta negación vuelva a ser algo común, así como las amenazas durante las últimas movilizaciones en las cárceles hace 4 meses -que prologaban la imposición de mi traslado disciplinario al 26 de Marzo- tienen mucho mas que ver con la esencia de estos dos meses de aislamiento que toda la retorica sobre la seguridad en la cárcel que sale de la boca de la dirección.

El ambiente dentro de los muros es ante todo un mecanismo totalitario de reproducción autoritaria. Siendo el más duro reflejo del más amplio estado social, la cárcel posee el papel de laboratorio en el cual la moleculación de la obediencia al Poder ocurre de la manera más absoluta. En el ambiente dentro de los muros no hay lugar para casualidades.

Desde la misma estructuración del lugar hasta el procedimiento de «beneficios» y castigos disciplinarios, cada aspecto del funcionamiento del sistema penitenciario está estructurado de tal manera para que lxs prisionerxs internalicen la idea de vigilancia permanente, servidumbre, chivateo y obediencia incondicional a las órdenes.

En esta condición, donde intentan usurparte el control de cada aspecto de tu existencia, donde las rejas intentan penetrar en ti, hasta que tus sueños queden encerrados tras ellas, lo que queda inviolablemente bajo tu control es la opción de la negación. Negación que es siempre parcial o pequeña dentro de los innumerables compromisos que haces cada día. Es difícil que alguien diga que ha conseguido permanecer insubordinadx dentro de los muros.

Hablando concretamente del proceso de cacheo con desnudo integral, seguro que se podrían escribir muchas cosas. A través del desnudarse, agacharse y toser, se intenta dejar claro de manera más evidente cuál es la posición del/de la presx en la jerarquía de la cárcel y al mismo tiempo hacer de este proceso un acto crucial en su transformación, de una persona con dignidad a un objeto manipulable.

La oposición activa en contra de este proceso, constituye una mínima negación de esta particular posición impuesta. Sin duda, esta desobediencia no es la culminación de todas las negaciones, ni siquiera el delgado límite que separa la dignidad de la indignidad. Aun así, marca un límite que sirve de recuerdo tanto a mi mismo como a cada uniformadx, de que estoy todavía vivo, de que no me someto, de que la cárcel no ha penetrado dentro de mi.

Estos dos meses de aislamiento son el precio de no obedecer. Habiendo rechazado, desde el principio, la posibilidad de sucumbir al chantaje de dar mi consentimiento a dicho cacheo para que se ponga fin a este régimen, he decidido reivindicar su fin de forma dinámica, utilizando los únicos medios que poseo.

Así, el 8 de Mayo, comencé una abstención de la comida de las prisiones, exigiendo el cese inmediato de este régimen y mi traslado inmediato. Una semana después, siendo consciente de la ineficacia de este gesto simbólico, he decidido usar el último medio que posee alguien que se encuentra en esta situación, y comenzar una huelga de hambre desde el 15 de Mayo exigiendo que se cumplan las exigencias antes mencionadas.

Mando mis cálidos saludos a todxs lxs compas que tanto dentro como fuera de los muros rompen el aislamiento con palabras y acciones…

Rami Syrianos, 15 de mayo
Prisiones de Nigrita

colaboración con lxs compas de la pagina flyingtheory.squat.gr