Sigue la traducción en español de una síntesis y comentarios escritos en italiano por el compañero Marco Camenisch desde el matadero de Lenzburg en Suiza, sobre las nanotecnologías y la nanoplata:
De la WOZ nº22, 30 de mayo de 2013, cultura/ciencias, traducido al italiano por M.C., Lenzburg, mayo de 2013.
«La industria produce cada vez más bienes de consumo que contienen nanoplata. Pero la mayor parte de estos bienes de consumo no son ni útiles ni sensatos. Si acaso sólo una amenaza para el ambiente.»
De Franziska Meister.
Ha calado el silencio sobre el clamor entorno a las nanotecnologías. Nuevos materiales con nuevas propiedades que deberían difundirse gracias a minúsculas nanopartículas. Muy reactivas. ¿Dónde han acabado estos nuevos materiales?
La respuesta sorprende: los nanomateriales llegaron a nuestro vida diaria ya hace tiempo, es más, han penetrado la esfera más íntima. Por ejemplo, la nanoplata. Con la nanoplata nos limpiamos, nos lavamos los dientes, nos lo untamos en las axilas y en la cara y por todo el cuerpo hasta en las zonas mas íntimas, y lo vestimos, desde los calcetines hasta la ropa interior y las zapatillas. Lo usamos para cocinar y para embalar los alimentos. Porque la nanoplata desinfecta, mata a los hongos. A las bacterias y a otros microorganismos. La carne se conserva más tiempo bajo una película de nanoplata, esteriliza las vajillas, nuestros calcetines no apestan –no apestamos nosotrxs.
Con la higiene se hace un buen negocio. A nivel mundial, ningún otro nanomaterial se utiliza en tantos bienes de consumo como la nanoplata. En los últimos años, la tasa de crecimiento de su utilización ha sido altísima, nunca vista. El empleo anual mundial de nanoplata se volara en más de treinta toneladas, en Suiza habría una producción anual de cerca de tres toneladas. Un tercio, la trabaja la industria textil. En Europa, esto hace que, después de Alemania, Suiza sea la segunda productora de nanoplata para textiles.
Pero el negocio con nuestras exigencias higiénicas tienen su revés. Un número cada vez más grande de estudios demuestra que, aunque con velocidades distintas, la nanoplata está completamente descolorida. Como ha demostrado la Empa, el instituto federal de pruebas y de investigación de materiales, para ciertos tejidos puede bastar pocos lavados en la lavadora para que no haya más nanoplata. Incluso las fachadas pierden enseguida su estrato antipudrimiento que tendría que mantener alejados a los parásitos: según un estudio suizo, cerca del 30% de la nanoplata después de un año se encontraba en el desagüe de la fachada, después de dos años y medio, la nanoplata estaba ausente.
¿Qué sucede en el agua?
Por tanto, gran parte de la nanoplata proveniente de los bienes de consumo acaba en el agua: pasando por las canalizaciones, acaba en las instalaciones de depuración o directamente en lagos y ríos. Y esto es un problema. Porque el principio activo de la nanopalata está basado en el hecho de que en disolución acuosa aísla a los iones de plata. El verdadero efecto tóxico sobre las bacterias viene de estos iones y no se para ni siquiera frente a otras vidas acuáticas. “Hemos probado partículas de nanoplata de distintas medidas en distintos revestimientos” dice una investigadora de la ETH (politécnico federal), “el resultado era siempre el mismo: los iones de plata de las nanopartículas tienen un efecto tóxico agudo sobre las algas”. Y las algas siempre están al inicio de la cadena alimenticia acuática.
En el marco del programa nacional de investigación “Oportunidades y riesgos de los nanomateriales”, su equipo examina en el entorno real el efecto de las partículas de nanopalata sobre las comunidades acuáticas, como algas, mohos y microorganismos. “Observamos una gran susceptibilidad de las algas hacia los iones de plata” dice la investigadora. En las comunidades de algunos mohos y de algunos hongos, a largo plazo, cambiaría la variedad de los hongos y de las bacterias. Las investigaciones de tal complejidad son hasta ahora muy raras, como también los estudios hechos sobre varias generaciones de organismos acuáticos – mientras que sin estos estudios no se puede evaluar la posible peligrosidad ambiental de la nanoplata, subraya la investigadora.
Pero, ¿en qué medida penetra la nanoplata verdaderamente en el ambiente? Tampoco existen datos fiables sobre esto, entre otras cosas, porque es muy difícil notar las nanopartículas en el ambiente y medir su cantidad. Aunque un colega de la investigadora pudo demostrar en un estudio reciente que las instalaciones de depuración pueden retener cerca del 95% de la nanoplata. Una vez en el agua de descarga, una parte de las nanopartículas se transforma en sulfuro de plata salino. “Gracias a esto, su toxicidad decae mucho, porque no emana casi ningún ión de plata” dice el investigador. “Nuestras preocupaciones iniciales eran justo que, todavía antibactéricas, las partículas de nanoplata dañasen el residuo”.
De hecho, varios estudios demuestran que las partículas de nanoplata continúan estando activas incluso en el residuo. Donde obstaculizan el trabajo de las bacterias nitrificantes que son las encargadas de la eliminación de la sustancia tóxica en el agua. Si al contrario que en Suiza, estos residuos no se queman sino se esparcen en los campos como fertilizante, según un estudio de EEUU pueden incluso ser más tóxicas todavía. “Haciendo estos experimentos, se vierte la nanoplata directamente en el residuo”, dice el investigador. “Estos experimentos no se pueden equiparar a las condiciones reales, porque las nanopartículas de plata tienen una historia, que da comienzo ya en las canalizaciones”:
Atención: ¡bacterias multiresistentes!
Hablando de historia: ¿cuán innocuo realmente es si cada día tratamos nuestro cuerpo con cosméticos a la nanoplata y lo vestimos con la ropa interior antimicrobios? La oficina federal, en su plataforma de información sobre los nanomateriales y salud declara que en el caso de la nanoplata no se podría presumir ninguna peligrosidad para el ser humano.
Mientras, en Alemania, el instituto federal alemán para la evaluación de los riesgos es más prudente. Presenta estudios sobre animales que demostrarían daños en la flora intestinal causados por grandes dosis de nanoplata, se acumula en el hígado y en el bazo donde agrede a las células del sistema inmunitario. Solo por los singulares casos reportados hasta ahora se podría, por ahora, deducir que existe un cierto potencial tóxico incluso para el ser humano, sobre todo, con la ingesta de medicamentos que contengan nanoplata. “Por desgracia, todavía sabemos demasiado poco sobre el potencial dañino para la salud de la nanoplata”, dice el balance de un investigador después de una coferencia internacional de expertos celebrada en febrero de 2012. “Por ello, ahora, no somos capaces de evaluar científicamente el riesgo sanitario para el consumidor”. El instituto alemán se muestra preocupado sobre todo por el peligro de que una vasta aplicación de dosis basadas en nanoplata en los productos diarios podría llevar a la extensa formación de resistencia contra los antibióticos. Así, el empleo extenso de nanoplata podría convertirse en un peligroso bumerang para el ser humano.
Exactamente esto demuestra un estudio de reciente publicación de la universidad de New South Wales de Australia: en el experimento, la nanoplata efectivamente mata a las bacterias que se propone, las escheria coli, que son unas de las más conocidas responsables de las enfermedades infecciosas. Pero, al mismo tiempo, provocó un crecimiento agresivo de algunas bacterias vaciloformes. Y estas no sólo son resistentes a los iones de plata, sino que pueden incluso difundirse más rápidamente en el aire y transmitir a otros microorganismos sus propiedades de resistencia.
“El efecto antimicrobios de la nanoplata no funciona con todas las bacterias”, dice una investigadora, “y si los bienes de consumo que contienen nanoplata cada vez se difunden más, a largo plazo, podrían verificarse los efectos contrarios”. Esto lo teme sobre todo para el ámbito sanitario, donde después de aplicaciones de nanoplata se han ya hallado gérmenes resistentes, por ejemplo en la flora cutánea, después de haberla empleado en la cura de quemaduras.
También por este motivo. El instituto alemán aconseja explícitamente renunciar al uso de nanoplata en “productos de gran consumo”. En particular, considera críticamente la continua difusión de tejidos que contienen esta sustancia activa antimicróbica.
Más daños que la utilidad.
“Muchos productos que contienen nanoplata están en circulación”, dice también un investigador, “y serán cada vez más numerosos. ¿Está verdaderamente justificado?”. El investigador expresa sus dudas sobre el pretendido efecto antimicróbico en la ropa. “La nanoplata es muy dinámica e inestable”, advierte e indica estudios que han demostrado que en el aire normal de los laboratorios las partículas de nanoplata se sulfurizan totalmente después de solo dos semanas y por ello no emiten más iones de plata. Incluso con una humedad del aire del 50 al 60% se transforman velozmente. “El efecto antimicróbico podría deshincharse velozmente también con sólo llevar ropa tratada”, dice el investigador. Nosotrxs, literalmente, traspiramos nanoplata. “Sería, por principio, ya muy prudente incluso si sólo dijese que tales tejidos efecivamente actúan a largo plazo”.
Y luego: pero, ¿quién va a cambiar los propios hábitos de lavarse sólo por la ropa antibactérica? ¿Quién lleva sus calzoncillos/bragas dotadas de nanoplata una semana en vez de un día? Según el investigador: “Se tendría que dejar al consumidor la decisión de si quiere estos tejidos o si no los quiere. Y para esto se necesita absolutamente el etiquetaje”.
La UE ha decidido. Desde este verano, los cosméticos y, desde finales de 2014, los géneros alimentarios deben estar provistos de una nota al respecto. El instituto alemán promete que con la reelaboración de la ordenación de la UE sobre biocidas deberían estar provistos de una etiqueta incluso los textiles trabajados con nanoplata.
¿Y en Suiza? El consejo federal quiere examinar un etiquetaje. Justo ahora, un nuevo estudio de un centro para la evaluación de los efectos de la tecnología que tiene el título “Nanomateriales: efectos sobre el ambiente y en la salud”, recomienda la introducción de la obligación de etiquetaje y a la declaración “en los sectores del consumo de masas”. Y “para el empleo no específico de nanoplata en los bienes de consumo” sugiere incluso “una prohibición de puesta en circulación”.
¿Los días contados para la ropa interior microbiótica?
2ª trad.: según la NZZ [Neue Zürcher Zeitung, periódico suizo] del 31 de mayo de 2013, y el mismo “Centro…” de aquí arriba, no parece…
Moratoria nano innecesaria.
Evaluación sobre las consecuencias de la tecnología recomienda investigación sobre los riesgos de los nanomateriales.
Las nanopartículas ofrecen grandes oportunidades para la mejora de los productos. Pero pueden poner en riesgo la salud y al ambiente. A pesar de todo, no es necesario ningún activismo por parte del legislador.
La emergencia de una nueva tecnología suscita normalmente la petición de una moratoria. Como también para la nanotecnología, que trabaja con partículas pequeñísimas. Ante todo, la ONG ETC Group lucha por una moratoria inmediata para la producción comercial de nanomateriales. De otra opinion es el Centro para la evaluación de los efectos de la tecnología (TA-Swiss). Presentó un gran estudio sobre los efectos de los nanomateriales en el ambiente y en la salud, estudio financiado también por la oficina federal de medio ambiente.
“Una moratoria sería, actualmente, contraproducente”, dijo el emérito profesor de medicina Peter Gehr. El nivel de conocimiento de cómo las células humanas, animales y de las plantas reaccionan a los nanomateriales habría, en los últimos años, mejorado. Aunque hayan quedado algunas “lagunas críticas de conocimiento”: poco se sabría sobre posibles efectos a largo plazo sobre la salud humana y sobre el ambiente. Por ello, sería necesario continuar con la investigación sobre los riesgos, pero un alarmismo estaría fuera de lugar, dijo Gehr. Una moratoria no resolvería los problemas existentes. Decisiva sería una gestión de los riesgos eticamente responsable. Las oportunidades de los nanomateriales deberian ser explotadas solo donde los nuevos riesgos fueran razonablemente admisibles para quien sufre la exposición. Podrían limitarse los nanoproductos que desde el punto de vista tóxico fueran problemáticos. Pero que también sería un riesgo la no utilización de la oportunidad de la nueva tecnología, dijo Gehr.
Martin Moller, actor principal del estudio, ve oportunidades por ejemplo en el ámbito de la protección del clima. Dice que el empleo de nanomateriales podría reducir la exigencia de materiales y de energía de bienes y, por ello, contribuir a la reducción de las emisiones de CO2 y que debería iniciarse aquí la promoción de la investigación para instituir un centro de gravedad “Protección del clima y nanotecnología”.
En Suiza, no se producen nanomateriales a gran escala industrial. Pero ya están difundidos de todas las maneras, por ejemplo, en los colores y en las pinturas para la protección de los rayos ultravioletas, en las cremas solares, como añadidura antimicróbica en los textiles y en las confecciones alimentarias, en las raquetas de tenis y en los cuadros de bicicleta como también como coadyuvante para la fluidez de los alimentos. Sin embargo, para el consumidor casi nunca es visible el dónde se contenienen estos nanomateriales. Ta.Swiss, cuyo trabajo es aconsejar a la política, recomienda por esto la introducción de obligaciones de información y etiquetaje para los productos de consumo como los cosméticos y los alimentos. Se tendría también que reflexionar sobre la introducción de un “registro de productos nano”. No sería necesaria una “Lex Nano” para ello. Habría que observar la compatibilidad entre la legislación y las reglas de la UE.
3ª trad: este “estudio” o, mejor dicho, este cacho de propaganda de Estado de estos tipejos federales del tecnototalitarismo y típica pandilla científica, política, industrial y ONG en salsa suiza se puede hallar para E-Book en (vdf.ethz.ch). Siempre con los mismos ingredientes: no hablándolo, mentiras, increíbles contorsiones lógicas, la amenaza de “bueno, somos nosotros los que decidimos”, con las “oportunidades” para la salud y para el ambiente, “además (aquí, los nanomateriales) ya están y punto”, “engañémonos con el democratiquísimo etiquetaje”…, etc. – y atencion con molestarles, a estos grandes benefactores humanitarios y democráticos, si sólo tuviera que ver con ese teatrillo legislativo pseudodemocrático de una moratoria.
Del diario suizo “Landbote”, 31 de mayo de 2013, síntesis/trad. al italiano/comentarios de M.C., Lenzburg, junio 2013.
NANOPRODUCTOS: ¿PRONTO, MÁS TRANSPARENCIA?
Berna. Muchos consumidores no están lo suficientemente informados sobre las posibles consecuencias dañinas de los nanomateriales. Un nuevo estudio de TA-Swiss recomienda un mejor etiquetaje.
Los nanomateriales prometen bicis más ligeras, calcetines que no apesten e incluso emisiones de CO2 más bajas. Pero las minúsculas partículas pueden ser peligrosas para la salud y el ambiente. Un estudio de TA-Swiss revela algunas lagunas cognitivas. “Existe poca transparencia sobre qué productos contienen nanomateriales”, dijo ayer delante de los medios el director del proyecto Martin Moller del instituto ecológico de Friburgo del Breisgau. A pesar de que Suiza no produce nanoproductos a escala industrial, trabaja con ellos en grandes cantidades.
El estudio del centro para la evaluación de los efectos de la tecnología (TA-Swiss) sintetiza lo que se sabe sobre los efectos en el ambiente y en la salud de las “partículas nano”. Extrae de las recomendaciones para la política, la industria y la ciencia.
Según el estudio, en Suiza son 8 los nanomateriales que se producen o con los que se trabaja en cantidades mayores. Entre los que se encuentran el óxido de zinc y de titanio como protección UVA en los colores y en las cremas solares, nanoplata con efecto antibactérico para tejidos y confecciones alimentarias, óxido de sílice para facilitar la fluidez de los neumáticos y fibras de nanocarbono para los cuadros de bicicletas y para raquetas de tenis. Las partículas nano están compuestas de metal o incluso de carbono con partículas de entre sólo uno y 100 nanómetros – cerca de 1000 veces más finos que un pelo humano. Su pequeñez les confiere características particulares que pueden ser útiles pero también dañinas.
Pueden tener efecto cancerígeno
Para el ser humano sería problemático sobre todo la inhalación en los pulmones, dice Peter Gehr del instituto de anatomía de la universidad de Berna. En grandes concentraciones, particulares tubitos de nanocarbono y de óxido de titanio podrían ser cancerígenos. “Los efectos a largo plazo de las nanopartículas son, en práctica, desconocidos y deben ser examinados”, dijo Gehr. Pero el alarmismo estaría fuera de lugar tambien si hubiera la necesidad de una sensibilización de la población, pues determinadas nanopartículas serían efectivamente potencialmente peligrosas.
Estas nanopartículas también llegan al ambiente, como el óxido de titanio de las cremas solares o la nanoplata de la colada de los relativos tejidos. En dosis muy altas se habría probado que producen daños en los organismos acuáticos, declaró la ecotoxicóloga Kristin Schirmer del instituto de investigación acuática Eawag. Pero los efectos a largo plazo tampoco en este caso están examinados y permanecen prácticamente desconocidos.
Para el consumidor, en práctica nunca sería visible qué producto contiene nanomateriales, recita el estudio. El etiquetaje no es uniforme, aunque si la UE propuso una definición ya en el 2011. Los consumidores actualmente no pueden ejercitar su libertad de elección por falta de “información”, criticó Huma Khamis de la Federación Romanda de consumidores. Por ello, el estudio recomienda una mayor transparencia de mercado para el consumidor con el registro de los productos y la obligación del etiquetaje. Además, propone un baricentro nacional de investigación sobre los efectos de los nanomateriales. Habría que resolver también la cuestión del residuo .
El totalitarismo tecnocientífico anuncia cándidamente la inevitable catástrofe que se está llevando a cabo y evoca hipócritamente una falta de “libertad” de elección por falta de “información” del consumidor para, con la típica estúpida arrogancia del poder, como el primero “se merece”, declarar implícitamente que este trata de la introducción de las “innovaciones tecnológicas”…
Y un artículo de la NZZ del 5 de junio, titulado “investigación y técnica”, nos “informa”, de que las nanopartículas están en los “lugares balnearios y en los campos” y “de cómo los investigadores notan” o mejor, no consiguen notar “los nanotubitos de carbono, la nanoplata y otras partículas minúsculas en el ambiente”. Y admiten que “sobre la cantidad de nanomateriales producidos a escala industrial en el agua, en el terreno y en el aire, hasta hoy no se sabe prácticamente nada”. Antes que nada, porque la “analítica ambiental nano está todavía en sus inicios” y “no hay métodos de estudio”, pero tranquilos…, ya los pensaremos nosotros. No pueden faltar los típicos ejercicios compuestos de minimización/anuncios de inevitabilidad de “nuestras” muestras del tecnototalitarismo. Así el investigador Thomas Bucheli del instituto de investigación Agroscope de Zurich. El mismo de los experimentos con OGM a cielo abierto…, todo de un golpe nos conforta que las partículas nano en el ambiente serían todavía casi inexistentes y nos amenaza con que “un número creciente de patentes”, probablemente incluyo suyas, “indica que los nanotubitos de carbono, el nanoóxido de titanio y similares en el futuro podrían emplearse también en fertilizantes y en pesticidas, por ejemplo, como sustancia vehiculantes o como protección UVA de los principios activos”. Y después la inevitable alta dosis de hipocresía: “visto estos delgados conocimientos sobre los efectos ambientales, Bucheli pone en guardia el empleo a gran escala de nanomateriales estables a largo plazo”.
Siguiendo con la NZZ del 5 de junio de 2013, inserto “Swiss Economic forum, tecnología”.
«Las pequeñas y medianas empresas son pioneras de la nanotecnología.
El mercado de la nanotecnología está en auge.
O cremas solares, chips para computadoras o revestimientos repelentes: cada vez más empresas Suizas utilizan la nanotecnología para sus productos.»
Alex Hammerli
Las innovaciones de los laboratorios tienen un impacto cada vez mayor en nuestra vida cotidiana.
Desde la invención del microscopio de efecto túnel en los años ’80 por los investigadores de IBM y los premios Nobel Gerd Binnig y Heinrich Rohrer en Ruschlikon cerca del lago de Zúrich, cientos de productos con propiedades nano han desembarcado -casi siempre sigilosamente en relación con el público en general- en la producción en masa. Mientras tanto, Suiza tiene un papel líder en el mercado de la nanotecnología. Según Heinz Muller, experto de las patentes de química y biotecnología en el Instituto Federal para la Propiedad Intelectual de Berna, aquí con nosotros desde el 2006 cada año se han depositado alrededor 10-15 inventos nano por millón de habitantes (con los cerca de 8 millones de habitantes en Suiza= 80-120 patentes/año). Así, Suiza ocupa el primer lugar en el mundo -seguido por Japón, Alemania y EE.UU. Ahora, más de 600 empresas de aquí producen o trabajan con nanomateriales. Para una mayor difusión en el tratamiento de los materiales y de superficies. Como la empresa Schoeller de San Gallo: Proporciona a empresas textiles como Levis y Black Diamond un tejido llamado Nanosphere que produce el llamado efecto loto: el agua gotea de la ropa llevándose al mismo tiempo la suciedad.
Otra compañía que se centra en la nanotecnología es Spring Pharma de Solothunrn. La compañía vende con gran éxito cremas solares de la marca Daylong, que contienen nanopartículas de óxido de titanio. Las diminutas partículas solares reflejan la luz solar como si fueran miles de millones de diminutos espejos. Incluso partículas más grandes tienen este mismo efecto, pero con las nanopartículas se pueden producir cremas más fluidas y transparentes.
Una tercera historia de nanoéxito es SwissLitho. El IBM technology ha desarrollado con el llamado nano-Frazor un aparato que puede producir nanoestructuras tridimensionales. El corazón de la tecnología es una punta de silicio extremadamente puntiaguda y resistente hasta 500 grados de calor. Con esta tecnología no sólo se puede subir chips para ordenadores más pequeños de dimensión, sino también producir nuevos chips electrónicos u ópticos.
Crecimiento desenfrenado
Las últimas cifras de mercado del analista de mercado de EE.UU., BCC Research, demuestran que las historias de éxito descritas anteriormente no son casos aislados, sino que reflejan una tendencia: el volumen del mercado mundial de la nanotecnología ha crecido sólo en el último año de 600 millones de $ a un total de 20,7 mil millones dólares. En el 2017, las ventas deberían comportar ya 48,9 mil millones de dólares –esto quiere decir un crecimiento comercial anual del 18,7%.
Son también optimistas las declaraciones en el «Informe de nanotecnología suiza»: en la relación iniciada por el Instituto Federal de Pruebas y de Investigación de Materiales (EMPA) se dice que la nanotecnología sería un » sector del futuro con un enorme potencial económico». La necesidad de explotar todo el potencial sería una transferencia efectiva de conocimientos y tecnologías desde los laboratorios a las empresas con el mínimo de fricciones. Es precisamente el objetivo perseguido por la sección de investigación de la empresa IT y consultoría de IBM: con un presupuesto de 90 millones de francos suizos, IBM Research junto a las escuela técnica superior de Zurich (ETH) en el 2011 terminó en Ruschlikon (ZH) la construcción del Binnimg and Rohrer Nanotecnology Center. Se trata de un «Modelo de Colaboración Abierta». Quiere decir: los caros laboratorios de investigación nano están abiertos a la cooperación con las empresas y otros institutos de investigación. El centro nanotecnológico ofrece 950m2 de superficie en ambientes libres de contaminación para la investigación de base sobre nuevos materiales y elementos de construcción a escala nano. Es necesaria en el aire una menor cantidad de partículas, pues ya las diminutas partículas pueden inutilizar las nanoestructuras. Además, el centro de investigación cuenta con laboratorios especiales que, con blindajes y medidas para amortiguar las fuentes externas de interferencia tales como los cambios de temperatura o las vibraciones, reducen al mínimo las imprecisiones.
La misma IBM se ha comprometido con la nanotecnología «para ampliar aún más la tecnología establecida de almacenaje, procesamiento y transmisión de informaciones, así como para desarrollar nuevas tecnologías», dice Matthias kaiserwrth, director del Laboratorio IBM en Ruschlikon. Indica que de acuerdo con la ley de Moore, hasta ahora, cada 18 meses se duplican los transistores sobre los chip de ordenador. «Si queremos mantener esta velocidad nos enfrentamos a varios retos, como el sobrecalentamiento, la fabricación y la graduación de los elementos de construcción». En resumen: la miniaturización ha llegado a su límite. «La nanotecnología ofrece aquí un potencial enorme para superar estos desafíos con nuevos diseños y materiales.», dice Kaiserwerth.
Cifras enormes.
La investigación suiza está en la cima mundial de investigación en nanotecnología. Con el correspondiente presupuesto.
90 millones de francos suizos costó la construcción del centro de investigación de nanotecnología de la IBM y ETH Zurich a Ruschlikon (ZH).
100 millones de francos suizos donados por el empresario Adolphe Merkle en el 2007 a la Universidad de Freiburg. Con este dinero se construyó un instituto de investigación para la ciencia nanotecnología en Marly, en las afueras de Friburgo.
120 millones de francos es el presupuesto de la iniciativa federal Nano-tera para la investigación de sensores de base nanotecnológica.
140 millones de francos es la financiación del baricentro nacional de investigación «nanociencias», coordinado desde el 2004 por la Universidad de Basilea.
Esto es, por arte de la magia de la política del circo democratiquísimo, en buena parte desembolsado por el ignorante consumidor “libre y bien informado”, en ocasiones … buen votante o eso… ¡contribuyente!