Traducción recibida el 28/07/2021:
Los anarquistas leen mucho y escriben aún más, tal vez sea por algún exceso de cultura libresca que se habla demasiado de ética a más no poder cuando se arranca de entenderla y se te olvida de aplicarla en la realidad cotidiana. Y… cuando te das cuenta del error cometido, se esciben todavía páginas y páginas (no está claro si es para uso privado o para un público seleccionado) redundante de rectificas que suenan todavía más inestables e hipócritas que las declaraciones procesales, cuando no cómicas en su afanoso contradecirse.
No me divierte hacer el moralizador encerrada entre cuatro paredes pero, tomado acto que ciertos silencios corren el riesgo de llenarse de las palabras de otros, creo que sea el caso de abordar un curioso fenómeno de inversión de sentido y referentes del discurso, viejo de un par de años y aún no aclarado.
En ocasión de uno de los muchos procesos represivos antianarquistas, como estrategia defensiva los imputados, que llevaban un mes en prisión, deciden emitir declaraciones espontáneas, depositadas en el juicio de revisión en febrero de 2019.
Sin entrar en el mérito de los contenidos, la primera incongruencia es que esto se hace escondiendolo a los compañeros, al movimiento (… esta entidad misteriosa a la que todos hacemos de todos modos referimiento), revelando las propias evaluaciones políticas y «éticas» (con todas las comillas del caso) sobre prácticas de ataque, modalidades de relaciones y campos de interés propios de los movimientos… sólo a los magistrados.
Extraño, ¿verdad?
En mi ingenuidad sobre la correctitud del movimiento, había crecido escuchando un estribillo diferente, algo que sonaba simple, discutir incluso con fiereza, pero dejar la espada o la cuchilla fuera del sala del tribunal.
En cambio, de acuerdo con los tiempos, la moraleja de la fábula es otra.
Hecho el daño, y si alguien se da cuenta, pongamos un parche o más de uno dependiendo del interlocutor.
YO ESPERO QUE LO CONSIGA (1)
La brújula «ética» que tanto se invoca se hace un peso inútil en el conseguir intentar mantenerse a flote.
La «reserva» posterior «en el deseo de no agravar el error agregando palabras útiles a los represores», para no discutir así públicamente las rectificaciones sucesivas, después de haber ya privilegiado un interlocutor así, suena particularmente torpe y grave. El no querer meter todo en la red cuando se ha depositado en el tribunal es una clara inversión de valores descarada.
Llamar a este navegarse entre acusaciones de reacusaciones con indignación y defensa de la propia conciencia inmaculada «aquella línea oscilante entre técnico y político» o afirmar que en el secreto del confesional tribunal se hayan hecho «declaraciones de principios», quitandose algunas guijarro del zapato (2), demuestra solo cuanto es temblorosa, gelatinosa, la base sobre la que apoyan los puntos firmes del propio actuar «político».
LAS HIPOCRESÍAS SOBRE LA SEGURIDAD
En estos tiempos de psicopolicía cotidiana, creo que todos estamos (entre frecuentadores de movimientos y, en consecuencia, de salas de tribunales) conscientes de que nuestras ideas y la solidaridad entre compañeros la estamos haciendo pagar con años y años de vida robada y que muchas veces las operaciones represivas se mueven con el sonar, en lugar de con los hechos, de las posiciones expresadas en periódicos y publicaciones, sobre la solidaridad expresada y sobre la vivisección de las relaciones humanas.
Sobre la base de esto, a menudo me llama la atención, al sopesar el sentido de cada singular frase, de cada singular eslogan. Pero esto debe suceder en sentido positivo, a priori, ponderando los contenidos (en público y en privado) no por miedo, posterior, de la sanción. Sino, la ética se convierte en una mercancía a la venta, en rebajas porque tiene defectos.
SOBRE LA SUSTANCIA
El primer paso a dar frente a los hechos sería; esforzarse para conócerlos antes de tomar una posición, esto no es solo para los fines defensivos. Darse prisa a explicar las propias razones sobre la línea de una intimidada lectura de las acusaciones o de la caspa mediática produce monstruos en el peor de los casos, bien que vaya desagradables hipocresías y simplificaciones que solo hacen el juego de los inquisidores.
La responsabilidad individual, el rechazo de estructuras verticisticas y de cumplir actos indiscriminados son tautológicos para los anarquistas: Puedo decidir reafiarlo o no en una sala del tribunal en base una serie de factores. El problema de fondo es la sintonía con los
coacusados, la solidaridad entre compañeros.
El problema de fondo es, sobre todo, el conocimiento de que los jueces juegan sucio, -nosotros no-, o al menos no deberíamos, ni siquiera con las palabras, que terminan por ensuciar de fango sólo a quien las pronuncia imprudentemente.
Anna
Junio 2021
PD: Si esta fabula os parece demasiado críptica, podeis comenzar la busqueda del tesoro de rasgaduras y parches sucesivos, preguntando a los directamente interesados que auguraban un debate… en privado.
Notas:
(1) frase hecha, originalmente usada en el titulo de un libro hecho por niños de una escuela del sur de Italia en los años ’70 y, usada ahora como un: espero conseguirlo…
(2) la frase se refiere a cuando en alguna ocasión concreta se aprovecha para decir otras cosas que no vienen a cuento pero molestan.
Fuente:
//ilrovescio.info/2021/07/28/una-favoletta-immorale/