Traducción recibida el 25/07/2022:
10 COCHES NO PUEDEN BASTAR
En las primeras horas del 27 de mayo hemos llevado adelante una acción incendiaria contra los coches del car sharing Enjoy de la multinacional ENI s.p.a. (organismo nacional de hidrocarburos) en la zona Tuscolana-Cinecittà, en Roma. Por lo que sabemos de los periódicos locales, 10 automóviles han quedado completamente destruidos, mientras que otros 4 han sido seriamente dañados.
El ENI es desde siempre uno de los pilares del capitalismo italiano, sus intereses coinciden con aquellos del estado y, en consecuencia, de los gobiernos que se suceden administrandolo, sean estos de derecha como como de izquierda, ya que su beneficio y sus infraestructuras son estratégicas en tanto fortalecen el estado en el cual estos se identifican, siendo fundamentales en la configuración contemporánea del sistema productivo capitalista en la preservación del poder económico.
Esta está presente en numerosos países en los cuales hay activos conflictos locales e internacionales por el control de los recursos energéticos: Libia, Malí, Nigeria, Kazajstán (nótese el hecho que no se gastó una sola palabra contra el oligarca Putin cuando envió sus tropas a sofocar sangrientamente las revueltas que estallaron en este país), solo por nombrar algunos. En estos lugares, la energía bajo forma de combustibles fósiles viene robada de la tierra durante décadas para alimentar las necesidades energéticas de la industria occidental siguiendo un modelo que toma la forma de un verdadero neocolonialismo. Estas actividades de extracción implican, si hay la necesidad de recordarlo, grandes riesgos para el medio ambiente y para los poblaciones autóctonas, sobre todo en aquellos países donde los controles y los sistemas de seguridad son conscientemente reducidos al mínimo para maximizar las ganancias, como es el caso del Delta del Níger, area gravemente devastada por los continuos vertidos de crudo y de la dispersión al aire de gases y de residuos de combustión como consecuencia de las actividades extractivas. Esta situación ha dado vida a lo largo del tiempo a diversas formas de resistencia, con secuestros de técnicos, sabotajes y verdaderos asaltos a las plataformas petroleras. Estos ataques han obligado a la movilización militar de los estados para defender sus propios intereses en la región, así como en otras donde hay presentes infraestructuras y trabajadores del sector petrolero. Este es el caso de las misiones del ejército italiano en Libia (desde el 2015), Angola, Ghana, Nigeria, Irak, o que por ejemplo está detrás de su intención de unirse a la misión internacional en Mozambique, sacudido por violentos disturbios, con el objetivo de apoderarse de una porción de la conspicua presencia de combustibles fósiles en la región. Las misiones humanitarias esconden un método que se ha convertido en práctica en el acaparamiento de los recursos en países extranjeros en vías de desarrollo, así como la «exportación de la democracia» resulta ser solo un vacio expediente retórico para anexionar los estados dentro de la esfera de influencia occidental, lo que nos lleva a nutrir dudas sobre las causas mismas de la inestabilidad perenne de algunas regiones. Existen innumerables casos de corrupción de políticos y administradores locales, en muchos de estos países existen fuerzas mercenarias privadas financiadas por estados occidentales, ha habido casos de conflictos étnicos suscitados por fuerzas extranjeras, con distribución de armas y difusión de noticias falsas con el objetivo de desestabilizar áreas enteras e inducir a las poblaciones locales a migrar a otros lugares. Son al menos dos décadas que los estados occidentales mueven guerras y suscitan conflictos con el único propósito de meter las manos sobre los recursos locales, desestabilizar un área estratégica y golpear los intereses de estados rivales. En este sentido podemos leer las guerras de invasión que han tenido lugar en Irak, Afganistán, o los más recientes conflictos en Ucrania, Libia, Siria, Yemen donde Occidente con sus tropas o a través de milicias financiadas a propósito ha combatido por la depredación de los recursos y, en última instancia, por su propia supremacía global.
La política y la justicia internacional siempre han resultado inútiles para hacer frente a estos hechos, ya que no existe una voluntad real de cambiar este estado de cosas. En este sentido, recordamos las recientes absoluciones de los dirigentes de ENI implicados en un caso de corrupción internacional por los derechos de exploración en Nigeria, o el caso de SAIPEM en Argelia.
La devastación y la contaminación causada por esta empresa no solo afectan a territorios lejanos, sino que también ocurre aquí, detrás de nuestra casa. En la región italiana de Basilicata, por ejemplo, hay alarmas desde hace años a causa de las sustancias contaminantes presentes en las zonas aledañas a las plantas petrolíferas. Lo mismo ocurre allí donde hay plantas de extracción o refino, tanto en la zona de Rávena como en las inmediaciones de Cagliari. Un peligro constante para los ecosistemas locales y las poblaciones incrementado por el hecho de que estas infraestructuras son a menudo objeto de averías y accidentes que, como en el caso del incendio de la refinería de Gela en enero de este año y en Livorno el 30 de noviembre de 2021, causaron una dispersión masiva de elementos contaminantes.
Todo esto, en la total indiferencia de las instituciones, locales y no, que activamente (por ejemplo, dando a la misma empresa la tarea de vigilar los índices de contaminación de la zona) o de forma pasiva (ignorando las alarmas de las asociaciones ecologistas y de las poblaciones locales, no realizando los debidos controles…) protegen los intereses y la imagen.
El ENI por su posición dominante en el mercado de los hidrocarburos, está a la vanguardia en la reconfiguración de los equilibrios geopolíticos mundiales. En esta fase de reestructuración del capitalismo estos se centran principalmente en las cadenas de suministro de materias primas y energía que se están convirtiendo cada vez más en un instrumento de presión en los varios escenarios de conflicto entre estados. Su consejero delegado, Claudio Descalzi, esta en este sentido acompañando a los ministros Di Maio y Cingolani en sus viajes al extranjero en busca de nuevos proveedores de crudo y gas para sustraer a Italia de su dependencia del gas ruso, objetivo impuesto como necesario a Europa por las presiones de Estados Unidos en su guerra permanente por la partición de las áreas de influencia globales en los albores de la enesima crisis del capitalismo. Estos viajes han llevado a los vértices de la empresa y del estado italiano a firmar acuerdos con los gobiernos del Congo, de Argelia, de Turquía, demostrando cuánta hipocresía hay en la denuncia occidental hacia el régimen dictatorial de Putin. La falta de democracia es, como decíamos, sólo una excusa que utiliza Occidente para derrocar a un gobierno cuando lo considera necesario, pero que no supone un problema cuando conviene a sus intereses, como es el caso de los países citados o de Arabia Saudí y Egipto.
En este particular momento estamos entrando en una nueva fase de este proceso de división del mundo dada la siempre mayor demanda de energía, sobretodo electrica, de la cual el occidente necesita debido a la expansión exponencial de siempre nuevos dispositivos tecnológicos, exigencia que ha generado la odierna guerra que sacude Ucrania. Con esa, los Estados Unidos persiguen el objetivo de robarle el mercado europeo a Rusia y de compactar a sus propios aliados del continente después de haberles permitido a estos durante demasiado tiempo hacer negocios con su histórico adversario en el predominio de la región.
En este escenario, las empresas petroleras juegan un rol no secundario ya que son materialmente quienes tienen derecho a comprar y redistribuir los productos energéticos a nivel nacional. Por tanto, atacar hoy y aquí al ENI quiere decir contribuir a atacar la guerra en sus ramificaciones locales, golpeando a nuestro propio capitalismo, que también es partícipe de este enésimo enfrentamiento entre bloques de poder opuestos por la expansión de las propias áreas de influencia.
En en interior de este marco que creemos describe suficientemente el rol de esta empresa en la depredación de los recursos, en la devastación ambiental y en la explotación humana que ello conlleva, así como en el complicado juego de intereses geopolíticos del cual Ucrania es sólo el último y más visible episodio, se coloca la cuestión de la transición ecológica que las élites políticas han elaborado para quitarse de encima las responsabilidades por el desastre ecológico y climático que se está produciendo. Esta debería llevarse a cabo a través de sustanciales inversiones en la innovación tecnológica y en las asi llamadas energías «green», también a través de medidas tan absurdas como emblemáticas como ha sido la inclusión en la taxonomía verde del nuclear y del gas por parte de la Unión Europea en febrero de este año. El verdadero objetivo es mantener viva una economía en constante crisis mediante la inyección de nueva liquidez y el desarrollo de nuevos sectores productivos o su modernización gracias a las continuas subvenciones a las empresas. ENI obviamente participa en este proceso tratando de captar la mayor cantidad posible de los miles de millones puestos a disposición de Italia a través del Next Generation Ue, específicamente promocionando sus proyectos dentro de ese PNRR que constituye el nuevo gran negocio para políticos y varios dirigentes. En estos últimos meses ya se han producido numerosos encuentros entre los representantes de la industria de la energía y del fósil con las instituciones responsables de la distribución de estos fondos.
Los viajes institucionales para aumentar los proyectos extractivos y el abastecimiento de combustibles fósiles, junto a los aportes económicos que se brindarán para la «transición» al sector industrial, demuestran claramente la voluntad de las instituciones de proteger a las empresas a las cuales están estrechamente vinculadas a doble filo (existen innumerables casos de políticos italianos a los cuales se otorgan encargos administrativos en empresas vinculadas a los intereses del Estado, y viceversa) y la negativa a implementar acciones efectivas para reducir el impacto de la industria sobre el clima. Más bien, está en marcha un gigantesco trabajo de «greenwashing» por parte de las instituciones y de las multinacionales que, después de haber promovido, organizado y alentado durante años el saqueo y la devastación de territorios con fines lucrativos con los consiguientes daños para la salud del medio ambiente y de las personas, ahora tratan de mostrarse preocupados por la situación que ellos han creado difundiendo una falsa intención de poner remedio. No hay empresa que en los últimos tiempos no se haya presentado públicamente como atenta a las cuestiones ambientales, y asi también ENI a través de publicidad engañosa y la promulgación de falsos proyectos ecológicos intenta crear una imagen «green» a paso con los tiempos.
A nosotros nos queda claro como la transición ecológica es un engaño que tiene como único fin contener la creciente conciencia popular en torno a la cuestion climática. Nosotros reconocemos como causa fundamental de la contaminación que está comprometiendo el clima y los ecosistemas este sistema de producción industrial energivoro que de hecho nadie tiene intención de meter en discursion pero que es más viene empujado hacia la renovación, lo que significa su aumento a través de la producción de nuevas tecnologías y nuevos sectores productivos que necesitaran la extracción de nuevas materias primas y conllevarán un mayor consumo de energía. De esta manera, se continúa siguiendo esa lógica positivista que ve en el progreso técnico y en el desarrollo capitalista el único camino posible para la sociedad humana. La transición ecológica, así como la guerra, constituyen solo grandes oportunidades para aumentar las ganancias y redefinir los asectos geopolíticos y de distribución de las materias primas. Por ejemplo, es de dominio público la noticia de que las multinacionales del sector fósil hayan masificado sus ganancias gracias a la especulación financiera seguida a la guerra, después de que havían registrado una caída de sus ganancias en el período de la pandemia.
Por estos motivos y a pesar del apoyo y la cobertura institucional de la cual goza el ENI, a menudo se encuentra en el centro de fuertes críticas, escándalos e investigaciones más o menos independientes que han llevado a diversos componentes de la sociedad, entre los cuales los anarquistas, a expresarse abiertamente en contra de sus operaciones, organizando concentraciones, manifestaciones, así como acciones directas y sabotajes. Estas actividades, en consecuencia, han llamado la atención de las instituciones represivas encargadas de proteger sus intereses. El último caso es aquel de la operación Bialystok en la cual un anarquista ha sido acusado del incendio de tres coches de car sharing Enjoy de propiedad de la citada multinacional. En la petición de condena del fiscal se han pedido para estos hechos penas particularmente altas: 8 años y cientos de miles de euros por daños materiales y de imagen de pagar. También se ha contestado el agravante de terrorismo, una novedad para este tipo de acciones, enmarcando los ataques dentro de una denominada «campaña de intimidación». De esta forma, se intenta aumentar la pena en caso de condena, creando un peligroso precedente tendiente a amedrentar las prácticas de acción directa. Además, existe la intención de hacer pagar a un solo individuo la ola de ataques que se han producido en los últimos años en Italia a daño del ENI.
Nosotros no nos quedaremos inmoviles ante esta enésima maniobra represiva destinada a atemorizarnos. No nos dejaremos intimidar por el aumento de las penas, por las medidas de represión, y ni siquiera por la amenaza del 41bis, infame régimen de aniquilamiento legalizado en estado de excepción permanente creado por las instituciones italianas en las cuales ha sido desde hace poco trasladado el compañero anarquista Alfredo Cospito. Y esto no porque seamos ajenos a este sentimiento, sino porque es la aceptación pasiva de esta normalidad hecha de devastaciones ambientales, saqueo endémico de los recursos, explotación masiva de los ecosistemas y de los seres vivos, guerras, control social, migraciones de masa y consecuentes obras de contención que causan miles de muertos en las fronteras de occidente que nos aterroriza. Es en este estado de terror que hemos sido criados y hemos crecido y a través de él que el miedo se transforma en voluntad de actuar y en la determinación necesaria para pasar al ataque. En los últimos tiempos, el estado italiano está llevando a cabo un alzamiento represivo contra el movimiento anarquista sin precedentes, con el uso de cargos nunca utilizados en la historia de este país (la acusación de masacre política que prevé la cadena perpetua para Anna y Alfredo en el caso Scripta Manent) y repartiendo penas altisimas (como en el caso de los 28 años dados a Juan). Pero quizás el estado no sepa que nosotros estamos ya vacunados contra el miedo que nos quiere imponer, y que su represión no puede nada.
Con esta acción queremos en primer lugar llevar solidaridad al compañero acusado en la operación Bialystok por el incendio de los coches propiedad del ENI porque creemos que la solidaridad es sobre todo continuar las prácticas de ataque que el estado quiere desalentar a través de su labor represiva. La lucha contra ENI no debe detenerse, sobre todo ahora que las contradicciones que el capitalismo ha creado produciendo el cambio climático llaman a esta empresa a asumir sus responsabilidades frente a la población, y que es actor-promotor de los intereses del capitalismo con el tricolor al interno del conflicto en Ucrania y en la redefinición de las estructuras de poder globales. Golpear al ENI hoy significa sabotear la guerra en curso y moverse concretamente para hacer pagar a los directos responsables la situación de inestabilidad climática y ambiental que estamos viviendo.
A los compañeros y compañeras bajo juicio por la operación Bialistok que en Septiembre deveran enfrentar una condena.
A Alfredo, Anna y Juan contra los cuales se esta desatando la venganza del estado. ¡Esta escalada de represión no debe pasar! ¡Golpear los intereses del estado italiano en todas partes!
Por Giannis Mihailidis anarquista preso en Grecia en huelga de hambre hasta la muerte desde el 23 de mayo para acceder a la libertad vigilada como esta previsto de la ley griega. ¡Fuerza compañero!
Por la libertad de Claudio Lavazza y de todos los prisioneros de larga condena.
Por todos los prisioneros anarquistas y rebeldes del mundo.
Por los 13 muertos en las prisiones italianas durante las revueltas de marzo de 2020.
¡Vendetta!
GUERRA SOCIAL CONTRA LAS GUERRAS DE CAPITAL
MUERTE AL ESTADO
VIVA LA ANARQUIA
Rebeldes por la extinción del estado y del capital
Fuente:
//ilrovescio.info/2022/07/25/10-macchine-non-possono-bastare-rivendicazione-per-incendio-di-alcune-macchine-del-car-sharing-enjoy-a-roma-il-27-maggio/