Traducción recibida el 10/11/2022:
El 20 de octubre Alfredo Cospito, en la cárcel de Bancali (SS), ha iniciado una huelga de hambre indefinida contra el régimen del 41 bis y la cadena perpetua. El régimen del 41 bis o.p. le ha sido reservado desde mayo de este año, culpable de mantener, desde la Alta Seguridad donde se encontraba desde hace años encerrado, relaciones epistolares y actividades editoriales con el movimiento anarquista, a través de escritos e intervenciones públicas.
La cadena perpetua corre el peligro de ser la salida del reenvio en apelación -realizado por la sentencia en la casación de julio del 2022 El impedimento a la cadena perpetua corre el riesgo de resultar del aplazamiento en apelación -realizado por la sentencia de casación de julio de 2022 del juicio Scripta Manent- para el recálculo de la condena alcanzada a la calificación del 285 c.p., «masacre política», por un doble atentado a la escuela alievos Carabinieri de Fossano, con firma FAI-RAT. La condena por 285 c.p. constituye la piedra angular de una arquitectura acusatoria que ha sancionado la existencia de una «asociación subversiva con fines terroristas» (formada por sólo 3 promotores y con existencia a malas penas, para obviar a las contradicciones debidas e los éxitos de anteriores procesos) y la actividad de «instigación» para los blogs y periódicos anarquistas publicados por los condenados durante los últimos 20 años.
En definitiva, una sentencia-monstruo donde se es jefe/factotum de una «asociación» de contornos inciertos, así como instigadores y perpetradores de una «masacre» que nunca se produjo y sobre todo nunca defendida en cuanto tal. Es decir, como se ha dicho repetidamente en tiempos no sospechosos, la violencia revolucionaria es defendida por los anarquistas, y por mi entre estos, la masacre no.
Aquello que los autos de los tribunales y las directivas de los Servicios y de los aparatos de prevención llaman variadamente subversión interna o terrorismo y que se encierra en una serie de delitos (asociación subversiva, masacre, devastación y saqueo…) extraídos igual y igual del Código Rocco aún en auge, son en realidad piezas de la tensión revolucionaria y de la búsqueda de libertad y justicia social. Que ésta última y la justicia administrada por los tribunales sean mundos antitéticos no es una novedad para cualquiera que tenga un mínimo de conocimiento de los acontecimientos históricos y políticos de los movimientos, de las ideas y de las prácticas refractarias al statu quo: cuanto mayor y más compleja sea la acusación, más difícil es reportar los eventos sobre el plano de la realidad. En esa línea nos encontramos como acusados en juicios de «verdades» farsantes, donde es la identidad política, no los hechos, a construir el delito, a enterarte vivo.
El 41 bis es la forma más refinada de aniquilamiento psico-físico, entre las diversas gradaciones que ofrece la prisión. Una tortura en guantes blancos basada en la privación física, sensorial e intelectual, en la rotura de vínculos de amigos y sentimentales: una hora de visitas al mes, con el cristal, con familiares muchas veces obligados a viajar cientos de kilómetros para llevarlas a cabo, con parientes y afectuales muchas veces vistos como ligados a la «asociación», con todo lo que ello conlleva en términos de distanciamientos; limitaciones muy fuertes de estudio y de lectura, que por sí solas podrían proteger al individuo del «apagamento» cerebral, con una lucidez ya metida a la prueba por la falta de confrontación y mínima socialización, en un casi-aislamiento que se prolonga por años, a menudo de por vida; periódicos censurados total o parcialmente, 10 canales de televisión y psicofármacos como posibles «paliativos» para perfeccionar el tratamiento. Por otro lado, la televisión y los psicofármacos son los pilares para mantener el control carcelario en su totalidad: secciones comunes superpobladas, trampas de almas donde prima la medicalización y la infantilización del individuo reinan soberanas.
Al 41 bis, por su manifiesta dureza, encaminada a quebrantar al individuo, los mismos legisladores habían concebido una duración limitada en el tiempo a 4 años (incluso el waterboarding admite pausas… so pena del ahogamiento del desgraciado!) que luego, con un procedimiento burocrático típico de la ferocidad democrática de baja intensidad, de prórroga en prórroga, de emergencial se ha convertido en ordinario.
Santificado por las mentalidades de los que usan la horca y las esposas, la «cárcel dura» es el fetiche/espantajo de una sociedad que se querría, según la Vulgata mediática, cada vez más asustada por las «emergencias» y necesitada de «seguridad»,de ser apaciguada, con una progresiva y flagrante exacerbación de las penas y gigantezizacion de la narración de la magnitud de los delitos. El fetiche de la «seguridad» se utiliza para desviar la atención de una sociedad hacia el colapso político, económico y social.
He compartido años de vida, ideas, discusiones, rabias, risas y amor por la libertad con un compañero anarquista, con los anarquistas… no serán los regímenes diferenciados de una prisión o las infamias de un proceso cierto capaces de enturbiarlos.
Por estos motivos, porque la solidaridad y la justicia son un cadáver en la boca de los legisladores, una flor entre los dientes de los individuos libres. Porque para quien ama la vida, reaccionar cuando se transforma en supervivencia es un acto debido, desde el lunes 7 de noviembre inicio una huelga de hambre.
Contra el 41 bis.
En solidaridad a Alfredo en huelga de hambre desde el 20 de octubre, a Juan desde la prisión de Terni desde el 25 de octubre y a Iván desde la prisión de Villepinte en Francia desde el 27 de octubre, que han intrapendido una huelga por los mismos motivos.
Con amor y respeto a todas las compañeras y los compañeros que han luchado, luchan y lucharán por los utópicos caminos de la libertad y la negación de la autoridad, sin vender sus sueños al mejor postor.
Ana Beniamino
Fuente:
//infernourbano.altervista.org/dichiarazione-di-anna-sullinizio-dello-sciopero-della-fame/