Nueve de lxs arrestadxs en el desalojo de la okupa Delta fueron liberadxs bajo fianza después del juicio, en el que realizaron una declaración política colectiva. Todxs lxs acusadxs fueron declaradxs culpables de varios delitos menores, recibieron sentencias suspendidas de prisión (de 3 a 16 meses) y tres años de libertad condicional. La cantidad total de la fianza fue de 7950 euros. Hasta hoy, el décimx acusadx sigue bajo custodia, enfrentándose al peligro de la deportación a causa del perjurio policial: un madero testificó en el tribuna que el/la compa tenía un pasaporte falso (lo que no se cierto).
Unxs de lxs diez arrestadxs escribió y nos envió un texto el 22 de septiembre, expresando su opinión sobre toda la farsa:
ahora somos todxs persona non grata
Jamás he visto a un hombre
que mirara con tan ávidos ojos
esa tienda diminuta y azul
que los penados llaman cielo
– Oscar Wilde, Ballada de la cárcel de Reading
Compas, ¿qué puedo decir sobre los últimos días?, a parte del teatro del absurdo, ¿necesito decir más? Desde el primer día en un juicio kafkiano, hasta la sociedad del espectáculo por fuera de nuestra puerta principal. Nadie puede empezar a entender que la Junta nunca desapareció hasta que tiene una pistola apuntándole a la cabeza a primera hora de la mañana, la cabeza golpeada contra la pared, arrojadx al suelo bajo una lluvia de patadas con las botas, en un espectáculo de pantomima hollywoodiense, que tiró abajo la fachada de la democracia griega mostrando su verdadera cara fascista. ¿A quién se creían que habían encontrado cuando entraron al edificio encocados? ¿A terroristas? No, ¡los verdaderos terroristas son los del Parlamento que dieron la orden!
Lo que se dio en Delta no fue un acto terrorista, fue un intento de crear un mundo diferente al que dirigen el Estado y el Capital, de tomar el control de nuestras vidas, contra la muerte lenta de todxs en este sistema, un espacio liberado para existir en libertad, para vivir de verdad. No hicimos esto solo por nosotrxs, sino que estábamos abiertxs a la comunidad que nos rodea, más de lo que jamás lo estará un político.
Dentro de los pasillos de la ley y la moral, fuimos sometidxs a la tortura de la sociedad-cárcel del Estado en su forma concentrada, diseñada para destrozarnos hasta que gritáramos piedad, ¡pero nos negamos! Incluso cuando nos forzaron a dar las huellas dactilares, no cedimos, con 20 maderos de la MAT en una sala, una pistola en la cabeza, doblándonos el cuerpo de tal forma que no dejaran daños duraderos que hiciesen sus registros nulos y los dejasen sin efecto ante un tribunal.
Dentro de las celdas, segregadxs, a las mujeres se les dejaba salir de la celda, como si el sexismo no fuera una sorpresa incluso en el sistema carcelario, sin considerarlas una amenaza en comparación con el otro sexo. Escondidxs durante horas y horas de lxs presxs sociales, como si fuéramos un virus listo para propagarse.* Hicimos nuevxs compas en las celdas de comisaría, naturalmente, como si fuéramos todxs el germen de un sistema enfermo. Llegaron a nuestros oídos historias de brutalidad policial hacia todxs lxs prisionerxs, de confesiones forzadas a base de palizas. Aun con todo esto, no has sentido la alegría de la solidaridad hasta que no has oído a lxs compas gritando desde fuera, mientras gritas tus pulmones se vuelven a secar, la energía de las celdas volviendo a la vida después de cada consigna.
Como nota adicional, los cerdos decidieron arrojar a nuestras celdas, como medida extra, a dos yonquis camellos chivatos. Esas caras las habíamos visto después de salir de la plaza Rotunda, el llamado victorioso campo de batalla que los maderos han llenado de yonquis y secretas en cada esquina. No hace falta decir que nos quitamos de su vista en seguida, sin permiso de nuestros carceleros, para evitar que se nos mancharan las manos de sangre, o peor, que nuestras palabras llegaran a sus oídos. Dejemos una cosa clara: el Estado puede reclamar cualquier plaza o zona que quiera, pero no son más que símbolos, espacios físicos; nuestro rechazo es mucho más que eso. Por eso, deja que el jefe de policía se pavonee por Rotunda rodeado de una docena de maderos de la MAT; déjale que la pueble de chivatos; somos mucho más que eso.
El proceso judicial no fue más que un tribunal militar, aunque hasta un tribunal militar habría sido más preciso en el tratamiento de las pruebas. Los jueces ya habían aclarado sus mentes burguesas con órdenes expedidas desde arriba, sin piedad como exigió el Ministro de Orden Público y Justicia, pero tampoco esperábamos menos y nunca pedimos su piedad. Esto es la democracia, que ignoró el hecho de que el pasaporte de un(a) compa de Colombia fue juzgadx falsamente por la madera, que no tenía ningún derecho a ello. La prueba demostró que la identificación de esta persona es auténtica. Solo querían un rehén, arrebatadx de nosotrxs justo al final, sin que lo supiéramos. Así funciona la bendita democracia y no esperábamos menos.
La peor consecuencia posible de este espectáculo es que nos divida.
La encarcelación unió a lxs compas, yo incluidx, incluso a pesar de las diferencias de opinión. Cuando toda la bota de la opresión cae sobre nuestras cabezas, todas las tendencias, rivalidades, conflictos internos –y me refiero a todo el mundo– pierden el sentido, son más dañinas que constructivas. Vendrán tiempos peores, no cabe duda, mientras el Estado intente infligirnos más miseria, mientras nos esclavice más a su imagen y semejanza.
Son ellos quienes se benefician de nuestra desunión y lo saben. En el pasado, me hubiera preocupado más por una tendencia, pero ahora viéndolo desde fuera me puedo hacer autocrítica. Todo lo que importa ahora es que estemos unidxs, resistamos y nos organicemos de la forma en que elijamos, no solo asamblea tras asamblea o texto tras texto, sino con praxis honesta, praxis, praxis contra lo que venga.
A mi amigx de Colombia que sigue secuestradx por el Estado, manos fuera de nuestrx compa.
Al resto de prisionerxs del Estado que conocimos en las celdas, ¡fuego a todas las prisiones, a todas las celdas
Delta está en todas partes, ¡sigue viva dentro de nosotrxs!
de una persona non grata
* Recientemente, se publicó hay una carta fuerte, de presxs sociales encerradxs en las celdas de la jefatura de policía de Tesalónica (GADTH), un texto escrito durante los días de encierro de lxs compas arrestados en la okupa Delta en las monstruosas salas de detención (donde no hay patio, ni acceso al baño sin permiso, etc.). Lxs otrxs detenidxs, obviamente, entregaron la carta a lxs compas para que lxs anarquistas pudieran difundirla (en griego, firmada por Prisionerxs en el antro de mala muerte de GADTH). Exctracto: «Antes de nada, debemos enfatizar que, aunque las celdas de la jefatura de policía están destinadas a la custodia temporal, muchxs de nosotrxs hemos estado encerradxs durante más de 8 meses, con la excusa de que no hay espacio en las prisiones. Ahora mismo, hay un total de 85 detenidxs aquí.»