Como laboratorio de ideas internacional, ofrecemos los siguientes principios básicos y herramientas para todxs lxs anarquistas. Estos principios ya se han puesto en práctica en todo el mundo. Estas herramientas están destinadas a ser experimentadas, transformadas y mejoradas.
1: Construye y mantén la infraestructura antagónica
La primera prioridad para lxs anarquistas es construir y mantener la infraestructura antagónica. Utilizamos este término para describir la infraestructura que es inherentemente conflictiva por el derecho de existencia. La infraestructura no puede ser antagónica a menos que su propia existencia desafíe las leyes, la moral y el equilibrio del sistema mundial capitalista.
Un jardín comunitario, situado en un terreno comprado por horticultorxs, meramente da la oportunidad a unas pocas personas de cultivar sus propios alimentos. Pero si el jardín ha sido plantado en un terreno robado a una empresa inmobiliaria, entonces ese jardín se convierte en antagónico al capitalismo. En tanto que las posibilidades de la destrucción total del jardín aumentan dramáticamente, el antagonismo aumenta también las posibilidades de lucha para que el jardín resuene y atraiga gente nueva a la lucha contra el capitalismo global. De esta manera, un jardín puede dejar de alimentar la barriga del capitalismo verde y contribuir a la lucha revolucionaria anticapitalista.
Además, la infraestructura antagónica debe proporcionar todo lo que ofrece de forma gratuita. Todos los planes por la creación de infraestructura deben tener en cuenta el costo de la provisión de recursos gratuitos para todxs antes de que se cree. Si la infraestructura se convierte en dependiente de las leyes y los métodos capitalistas para sostenerse, entonces pierde su capacidad de ser hostil a esas mismas leyes y métodos. Tener miedo por la pérdida de una licencia de bar o por la violación de alguna nimia ordenanza municipal, es algo completamente inválido para un proyecto revolucionario.
Al ofrecer los recursos libremente, la infraestructura puede romper la forma dominante de existencia en la cultura capitalista. Cuando la gente ya no tiene que pagar por estar en algún lugar, el principio fundamental del capitalismo se derrumba frente al edificio o barrio que alberga la infraestructura antagónica. Si hay una concentración de infraestructuras en una zona que permita el acceso libre a los edificios, si anima a la gente a pasar el tiempo fuera, y ofrece comida, ropa o vivienda de manera gratuita, entonces, esta zona dejará de reproducir las relaciones capitalistas.
Pagar el alquiler es una opción que lxs organizadorxs y creadorxs de la infraestructura tomarán dependiendo de cómo les parezca mejor. Siempre y cuando todo lo proporcionado por la infraestructura sea gratuito, la opción del alquiler no es un problema. Sin embargo, el mismo principio que se aplica a los jardines se aplica también a las okupas. Una okupa que mantiene su ilegalidad frente la ley y la policía es mucho más antagónica de lo que un edificio alquilado jamás podría ser. Romper, hacer retroceder y erradicar todas las leyes es nuestra meta final. A pesar de que el mantenimiento de un espacio de encuentro, un centro social o una cocina colectiva, tal vez no permita que se quebrante la ley, el hecho de proporcionarlo todo de forma gratuita desafía la lógica capitalista. Con todo, un centro social ilegal es preferible a uno alquilado.
Quebrantar la ley, mientras se crea la infraestructura, aumentará la posibilidad de que esta infraestructura deje de existir, pero el acto de quebrantar la ley atraerá un apoyo que no existía antes. La lucha es una variable importante que puede sacar a la gente de la pasividad, dándoles algo por lo que luchar. Es completamente posible pagar el alquiler, registrar un edificio, legalizar una okupa o comprar un terreno. Estas son metas alcanzables.
Pero luchar por la creación de algo que esté fuera de la ley, que esté totalmente auto-realizado y que se logre a través de la lucha es algo imposible en la mente de mucha gente. Transgredir la ley es una experiencia que pocas personas viven, pero una vez que lo hacen, están sedientas de más. El sabor de la libertad imposible es contagioso y esto no es una consigna. A parte de la muerte y el encarcelamiento, la comodidad es el neutralizador principal de la práctica de la libertad.
La comodidad es lo que aparece como una plaga, cuando una lucha acaba, cuando la legalidad se hace cargo o cuando se percibe que no hay nada más por lo que luchar. El antagonismo es hostil a la comodidad y es la única herramienta que puede ofrecer la Internacional Anarquista para evitar el, aparentemente, inevitable estancamiento que se ha dado alrededor del mundo allá donde un ámbito o movimiento ha alcanzado sus limitados medios y no puede imaginarse más en el futuro.
Nuestro consejo, para ponerlo fácil, es quebrantar cualquier ley que te impida construir, robar y transformar lo que te apetezca. No te permitas nunca quedar neutralizadx por la seguridad de la legalidad. La infraestructura antagónica no pretende ser cómoda. La infraestructura antagónica es un acto de guerra.
2: Ignora las fronteras nacionales o estatales
Si el primer principio se pone en práctica en tu área, la siguiente prioridad es disolver las fronteras, tanto físicas como mentales, del estado-nación en el que operas.
En países más pequeños, como Bélgica, donde hay dos lenguas principales y cuatro estados naciones alrededor, no se debe hacer énfasis en la construcción de un movimiento anarquista específicamente belga, sino más bien en la creación de lazos regionales entre las ciudades de habla francesa o flamenca. Lxs anarquistas en Bruselas o Amberes deberían centrarse, primero, en fortalecer sus ciudades y luego en reforzar sus lazos con proyectos y esfuerzos en las ciudades periféricas. Las fronteras nacionales del Estado belga deberían ser ignoradas.
Es tentador, sobre todo, en estados tan pequeños como el belga unir a lxs anarquistas según las fronteras oficiales que lxs rodean, dado que estos países son tan pequeños. Sin embargo, no será una unidad importante si la gente cae en esta tentación. Solo si se buscan a lxs anarquistas más cercanxs, habrá un aumento en nuestra ofensiva, que no es tan ilusoria como las fronteras que nos contienen a todxs. La unidad de propósitos es molecular, rizomática, y se extiende como miles de cánceres separados. Esa unidad no toma, inmediatamente, el estado nación por completo ni busca imitar sus fronteras y límites. Al contrario, lo devora desde dentro hasta que esas fronteras se acaben.
Es aun más tentador organizarse dentro de las fronteras nacionales en estadios naciones grandes, como Rusia, EE UU o Brasil. La tendencia en países como estos es sentirse amilanadxs por el tamaño del país y creer, erróneamente, que la solución más práctica a este problema de la distancia es unirse en grupos de gente que, a veces, están a dos mil kilómetros de distancia. En varias ocasiones, ha habido esfuerzos por crear un movimiento anarquista específicamente norteamericano. Debido al aislamiento de EE UU en relación con Europa y Sudamérica, se abandonó el internacionalismo en favor de un movimiento joven y subcultural compuesto por anarquistas que vagaran por los miles de kilómetros de EE UU, vagando de ciudad en ciudad, perpetuando las mismas tácticas, utilizando las mismas formas de entretenimiento y centrándose en salir, individualmente, de la cultura capitalista mientras se deja esta cultura firmemente en su lugar.
Al final, este enfoque creó una cultura que compartía prácticas y tácticas similares, pero se mantuvo desarraigado y desconectado de un área geográfica específica. Este enfoque terminó, más o menos, al mismo tiempo que comenzó el colapso económico global en 2008, dejando así a lxs anarquistas en EE UU esparcidxs por un estado nación gigante sin apenas relaciones con sus áreas geográficas. Quedó comprobado que EE UU es demasiado grande como para unificar, ya que un(a) mecánicx en Utah sigue sin tener conexiones sustanciales con lxs adolescentes suburbanxs de Washington DC. Esto mismo es aplicable para la falta de conexión entre un(a) panaderx en San Petersburgo y un(a) granjerx de las afueras de Angarsk. Las únicas cosas que mantienen la unidad de Rusia y EE UU son las ficciones, la policía y las fronteras.
No hay razones legítimas para que lxs anarquistas imiten las fronteras nacionales a la hora de organizarse. Cada región del mundo es distinta, posee ritmos, dialectos, idiomas y climas diferentes. El proceso de crecimiento molecular no se debería asumir para alcanzar una nación. El crecimiento, primero, debería centrarse en los bloques de viviendas de las ciudades, luego en los barrios y, después, en las ciudades cercanas. Se deberían realizar conexiones con anarquistas en ciudades o pueblos distantes, pero esxs anarquistas deberían continuar con sus proyectos similares, pero completamente separados, de crecimiento molecular. Deberían existir muchas áreas geográficas separadas que tengan presencia anarquista, pero no movimientos anarquistas que busquen unificar un territorio que, de primeras, no deberían haber considerado como singular.
Se necesitan miles de años para alterar la geografía física, para que los valles desaparezcan y para que las colinas se eleven. Pero las fronteras aparecen y desaparecen todo el tiempo. No hay nada que ganar al tener las fronteras en cuenta. La tierra es la tierra. Mientras que este punto sea básico y autoexplicativo, queremos dejar clara nuestra posición, con la esperanza de evitar cualquier confusión en este asunto.
3: Mina cualquier autoridad
A estas alturas, la autoridad está en todas partes y nosotrxs somos la materia oscura que se esconde tras el orden autoritario de la sociedad capitalista. No se nos puede detectar, medir, ni explicar lo suficiente. Somos el caos domesticado para construir una carretera o un rascacielos, o para planificar una red hidráulica. Antes de pacificar una zona a conciencia, antes de que la pesadilla autoritaria tome el poder, la gente como nosotrxs debe ser etiquetada erróneamente, desaparecida y liquidada. Así como lxs científicos construyen partículas que chocan para explicar la existencia de la materia oscura, el orden capitalista nos etiqueta como agentes del caos para ocultarse y protegerse del misterio de nuestra existencia.
Por lo tanto, compañerxs miembrxs de la Internacional Anarquista, nuestro oponente está en todas partes y nosotrxs no debemos pensar que, aparentemente, nuestros esfuerzos son insignificantes. Siempre y cuando el caos, el misterio y la ferocidad de nuestras acciones atraviesen directamente el corazón de la normalidad capitalista, debemos considerar que cualquier táctica es legítima y repetible. La autoridad está en todas partes, aunque nosotrxs también, en una lucha constante por minarla. Solo necesitamos levantar la mirada para ver una manifestación del orden reinante.
Cada ciudad es un vampiro. Sus dientes son casi invisibles para otrxs, pero no para nosotrxs. Primero, están las prohibiciones interiorizadas por la población. Estas prohibiciones están impuestas, psicológicamente, de muchas maneras. Después, están las leyes impuestas físicamente. Luego está la estructura y la administración de la ciudad en sí misma. Detrás de esto, no hay más que unos pocos capitalistas tirando de los hilos. Tras esta narrativa sobre la estructura de poder de la ciudad, ofrecemos el siguiente esbozo para desafiar cualquier autoridad. Discúlpanos por la naturaleza caótica de lo que sigue. Es tan serio y poco razonable como suena.
1. Empieza por fumar hierba, sistemáticamente, por fuera de un café o una taberna agradable. Espera a que la gente se una a ti hasta que todo el mundo esté consumiendo todas las drogas imaginables. Entonces, empieza a practicar sexo en público, en campos o parques cercanos. Además, empieza a cubrir esa área con la mayor cantidad de grafitis posibles, rompiendo escaparates de vez en cuando. Establece urinarios públicos. Restablece la costumbre de quemarlo todo a mano en fogatas comunitarias. Exprésate siempre con fuego. Es el elemento más potente de nuestros propósitos. Desperdicia la mayor cantidad de recursos posibles, sobre todo, los más opulentos, como el champán. Roba en todas las tiendas y compártelo todo. Intensifica la vergüenza colectiva por no robar, por acaparar y por ponerse nerviosxs al cometer un delito. Descaro en todo. Empieza a gritar en áreas silenciosas. Ríete lo más alto que podáis. Arrastra a la gente a momentos de locura colectivos. Abandona el nido privado, pierde el control en una esquina transitada e incita una extrema inestabilidad mental en las personas cercanas. Esta es una descripción incompleta para terminar con la esclavitud psicológica y el deseo invertido causados por la sumisión a la legislación capitalista. Sigue estas pautas con toda la atención que puedas o prepárate para sufrir momentos de extremo aburrimiento, aislamiento, horror existencial y derrota.
2. Defiende a todo el mundo de la policía, sin excepciones. Después de crear, con éxito, áreas incontrolables, defiéndelas con tu cuerpo, tus palabras y con cualquier cosa que tengas a mano. No presentes argumentos razonables. La gente rompe con la esclavitud a través de la locura colectiva y la rabia, no a través de la lógica o la razón. Escupe veneno y arroja ladrillos a lxs vigilantes de aparcamiento, a la policía, a lxs cobradorxs del frac y a cualquier otro títere que imponga físicamente la legislación capitalista. Destroza los parquímetros, semáforos y carreteras. Deja de pagar impuestos y crea un aura de absoluta culpa y vergüenza alrededor de la gente que siga alimentando el vampiro de la ciudad. Requisa, colectivamente, trenes y autobuses, anima a no pagar los billetes. Interrumpe las reuniones del gobierno local, las conferencias de prensa de la policía, los plenos municipales, etc. Responde a la violencia policial con excesiva emoción, rabia, fiereza y ataques violentos. Arrastra a todo el mundo en lo que, al fin y al cabo, equivalga a magia pero que normalmente se rechaza por parecer histeria.
3. Ocupa cada edificio, deja de pagar el alquiler, roba el agua y la electricidad, alienta el abandono de la ciudad. Destaca las contradicciones de la civilización. Vacía los supermercados, comételo todo, luego, recuerda a la gente que la comida se planta y se cosecha, no se compra. Colectivamente, reclama el espacio, cierra carreteras, levanta nuevas estructuras, ten frenesís orgásmicos, actúa como si hubiera una fiesta final, una fiesta épica o una cena de despedida que precediera la destrucción del viejo mundo. Atrae el sudor frío de la fiebre caótica en todo el mundo. Actúa cual anticuerpo, no dejes que la gente muera de fiebre, en cambio, quédate hasta que despierten de su fiesta interminable e indícales la salida de la metrópolis ruinosa y desolada. Deja las luces encendidas, el aire acondicionado puesto y abre las llaves del agua. Destroza la ciudad, vacíala de sus tesoros, disfrútalos, saboréalos, quémalos, comételos y vampiriza al vampiro sin convertirte en unx. Esto es posible y algo insano. Disfrútalo.
Conclusión
Aunque las dos primeras tácticas que hemos esbozado tengan muchísimo más sentido que la tercera, seguiremos insistiendo en su relevancia. Se hace difícil explicar algo que solo hemos atisbado y que aun debe erradicar al mundo capitalista. Somos pluralistas en todos los sentidos. Por desgracia, estamos atrapadxs entre la naturaleza incomunicable de lo que queremos decir y el deseo de proporcionar una señal clara que indique la salida de este interminable campo de exterminio. Nuestra tarea es imposible y, por eso, triunfaremos. Lo único que nos queda es lo imposible.
Prendió un fuego en el centro de Reikiavik en 2009, cuando la economía capitalista de la isla se desplomó. Al rededor de ese fuego, había gente oscura y radiante avivando el caos que describimos arriba. Como miembros de la Internacional Anarquista, estábamos todxs allí y es este fuego el que, esperamos, se desate en todas partes.