Roma, Italia: Adjudicación de ataque con petardo contra la Embajada de Bielorrusia

Recibido el 26/03/2022:

Fotografía de referencia.

En una fría noche de marzo hemos lanzado un petardo grande contra la embajada de Bielorrusia, ubicada en Roma en el barrio de Montesacro, en via delle Alpi Apuane.

Sabemos que las agencias de noticias han hipotizado que se trataba de un gesto que puede vincularse a la connivencia del régimen bielorruso con aquello ruso en la guerra en curso en Ucrania. No es solo esto. Es innegable el servilismo del gobierno de Lukashenko, dictador del país desde el ’94, hacia su amigo Putin; a pesar de esto, a nosotros nos queda claro que esto, como siempre sucede cuando a chocar son los Estados y sus respectivos intereses, es una guerra entre potencias para redefinir nuevos equilibrios geopolíticos, para repartirse las nuevas/viejas esferas de influencia económica, militar y política. Esta guerra sangrienta y sembradora de muerte es responsabilidad tanto de Bielorrusia como de Europa, de la OTAN, de Rusia y del mismo gobierno ucraniano. No hay bandos posibles en este tipo de guerras, sino al lado de quien desierta, de quien resiste y de quien contrataca a los verdaderos enemigos.

El régimen autoritario de Lukashenko, entre otras cosas, se ha hecho responsable de la brutal represión de las revueltas que estallaron en Bielorrusia de forma espontánea y descentralizada en los albores de su enésima «reelección» en agosto de 2020. Tras miles de detenciones, palizas, torturas, violaciónes y algunos asesinatos, cuando muchxs de lxs revoltosxs mas activxs estaban ya en prisión o obligados a exiliarse, el régimen ha cambiado estrategia, concediendo la posibilidad de grandes manifestaciones semanales solo en la capital, Minsk, mientras que al mismo tiempo aplastaba las realidades autoorganizadas en las provincias. El mito de la protesta pacífica y las sirenas recuperadoras de la noviolencia han hecho el resto: la convicción que las manifestaciones de masa habrían inducido a Lukashenko a adicar al trono han terminado por apagar la chispa que había inescado la rabia de tantos y tantas.

Las realidades anarquistas en Bielorrusia ya desde hace años estaban bajo el ojo de la represión del régimen y muchos compañeros fugitivos en el extranjero han decidido de regresar en ocasión de las revueltas y de luchar, formando sus propios grupos. Entre estos, Igor Olinevich, Dmitry Rezanovich, Segej Romanov y Dmitry Dubovsky son cuatro compañeros que han sido arrestados por orden de la KGB bielorrusa en el otoño de 2020 cerca de la frontera con Ucrania, y que luego fueron torturados para obtener confesiones. Al final de un juicio farsa, han sido condenados a penas de entre 18 y 20 años de prisión, por tenencia de armas y por actos de terrorismo, relacionados con ataques incendiarios contra máquinas y oficinas pertenecientes a los órganos de represión. Estas son las penas más altas jamás impuestas hasta ahora en la historia de la Bielorrusia postsoviética.

Este gesto nuestro esta dedicado a ellos, y a todxs lxs compañerxs que continúan a luchar dentro y fuera de las cárceles.

Por los prisioneros asesinados durante las revueltas de marzo de 2020 en las prisiones italianas, que todavía gritan venganza.

¡Por la solidaridad internacional!
¡Por la anarquía!

Fuente:
//ilrovescio.info/2022/03/25/roma-bomba-carta-contro-lambasciata-bielorussa/