Sigue el comunicado de Sergio, preso anarquista en la sección de alta seguridad de 2 de Ferrara, sobre la interrupción de la huelga de hambre:
El 29 de enero de 2013, decidí iniciar una huelga de hambre después de que el Tribunal de Milán (donde se traslado el procedimiento denominado «Operación Osadía») decidió de negarme la posibilidad de tener visitas con Katia, mi compañera. Así que conseguí verla solamente tres veces, un total de tres horas en casi ocho meses desde el momento de mi arresto. Hasta el momento, me han vuelto a negar las visitas con ella después de los últimos intentos realizados por mi abogado.
El 14 de marzo, es decir, tras cuarenta y cinco días de ayuno, comuniqué mi intención de dejar la huelga de hambre. En los últimos días mis valores clínicos se habían vuelto preocupantes, el peligro de daños permanentes o, incluso, de coma glucémico parecía real, así que he preferido no hacer tal regalo a mi enemigo. Lo que quiero ahora es evitar que nadie interprete esto como una derrota. Siempre he creído, tanto fuera como dentro, que cuando un individuo decide actuar, luchar, atacar, ha obtenido ya la victoria que, lejos de cualquier óptica de eficiencia o cantidad, es emprender el camino individual de la liberación. Sigo creyendo en la acción directa, en las decisiones a las que nunca renunciaré y nunca ha estado nada tan lejos de mí como la idea del martirio o la rendición. Luchar me llena de alegría y me recuerda donde se encuentra mi corazón, que late a lo loco en la acción. Por eso, quiero darles las gracias a lxs pocxs compas que, desde fuera, han estado cerca de mí sin lloriqueos; los hermanos y las hermanas en el mundo que me han saciado y dado fuerza con las llamas y la solidaridad revolucionaria que han ofrecido con sus ataques; a mis «cómplices» prisionerxs de guerra de la sección AS2 de Alessandria, Ferrara y otras partes del mundo, habéis estado cerca, vuestras palabras nunca han sonado vacías y unido, hombro con hombro, a vosotrxs no habría podido caerme nunca.
Me gustaría dar las gracias a muchxs más compañerxs pero, al resto, mi lucha ha sido solitaria, ignorada y, quizás, ocultada deliberadamente. Sé bien que soy incómodo como objeto de solidaridad y no me sorprende. Pero la crítica debe servir para seguir adelante, para rehacer el filo de viejas armas ahora reaparecidas o forjar nuevas, así que al menos me da placer saber que, en el último período, muchxs compañerxs se han sometido la autocrítica sobre la inexistencia de la solidaridad hacia los presxs revolucionarixs y espero que, de estas reflexiones, surjan nuevas propuestas.
Por mi parte, no encuentro mejor manera para reafirmar mi voluntad de no dejar de luchar nunca que aprovechar esta ocasión para anunciar la voluntad de reactivar el proyecto de una nueva Cruz Negra Anarquista. Son meses en los que nos enfrentamos, algunxs de nosotrxs, a la necesidad de un instrumento de solidaridad que la caracterice con la cualidad que, para nosotrxs, se redescubre, se reactiva y se vive: la solidaridad debe ser revolucionaria.
Por lo demás, terminada la cuarta de huelga de hambre, simplemente aún sigo creyendo que rebelarse es justo.
Las palabras no pueden salvarnos.
Las palabras no pueden romper las cadenas.
Solo la acción nos hace libres.
Destruyamos aquello que nos destruye.
Sergio Maria Stefani
c.c. via Arginone 327
44122 Ferrara (Italia)