Sigue un escrito de Niccolò Blasi, Claudio Alberto y Mattia Zanotti, arrestados el pasado 9 de diciembre junto a Chiara Zenobi. Los tres compañeros, aunque aislados de los demás presos, pueden verse diariamente (Claudio y Niccolò comparten la misma celda y se encuentran con Mattia en las horas de “socialización”). Pero Chiara está en aislamiento absoluto desde hace más de un mes, al ser la única presa en régimen de Alta Seguridad de su módulo. La censura a la que se somete todas la correspondía que entre o salga hizo que solo ahora fuera posible hacer público este comunicado, escrito hace más de un mes.
El 14 de enero, el Tribunal de Apelaciones rechazó todas las peticiones de la defensa, incluso la de archivar los delitos y los agravantes de terrorismo. En la sala, los fiscales Padalino y Rinaudo volvieron a repetir que la conducta supuestamente terrorista de lxs compañerxs no se haya en los métodos más o menos violentos de la acción contra las obras, sino en el contexto complejo en la que se encuentra: la oposición a la realización de la línea de alta velocidad Turín-Lyon. Lo que preocupa realmente a la fiscalía de Turín y a todo el “partido del TAV” es la lucha de hace 20 años contra el tren de alta velocidad, y el intento de concretar el NO sobre el que el movimiento ha desarrollado.
Son las cuatro de la tarde y el sol está cayendo tras el imponente incinerador metálico, mientras en la lejanía se entrevén las primeras montañas del Valle de Susa, nuestra imaginación completa los contornos del Pico Musiné [el territorio del Valle de Susa en el que se desarrollan los planes de construcción del tren]. Llevamos 10 días aquí encerrados, pero nuestros pensamientos todavía viajan lejos…
Que la fiscalía de Turín estuviese preparando una gorda lo sabían hasta las piedras. Se podía leer en el hecho de que aumentaron las denuncias en contra del movimiento, pero sobre todo en esa intensa labor de propaganda con la que los investigadores, los medios de masas y los políticos han intentado trasladar le resistencia NO TAV bajo la sombra de esa mágica palabra que todo lo permite: terrorismo. Durante meses, no han hablado de otra cosa, en un mantra obsesivamente repetido dirigido a evocar una represión feroz.
Al fin han tomado uno de los muchísimos episodios de lucha de este verano al que el imaginario sugestivo pudiese agarrarse, lo han distorsionado y plegado a sus visiones del mundo hecha de militares, paramilitares, jerarquías, control y violencia ciega.
Así, justificaron los registros y los cacheos de finales de julio, así hacen ahora para justificar nuestras arrestos.
Pero hay un abismo entre lo que quieren ver en nosotrxs y lo que realmente somos.
No nos interesa saber quién, esa noche de mayo, se aventuró realmente en los bosques de la Clarea [valle de Susa] para sabotear las obras –probablemente no le interesa ni a los propios investigadores. Lo que quieren es tener a alguien entre las manos, hoy, para hacer pesar la amenaza de años de cárcel sobre el movimiento y sobre la resistencia activa, para llegar tranquilamente y sin molestias a la apertura de las obras de Susa.
Quieren que las personas se queden en casa viendo avanzar el proyecto desde su balcón.
Pero estas personas ya tienen las herramientas para ponerse en medio: hemos aprendido a bloquear cuando todxs juntxs gritábamos “no pasarán” y a abrirnos camino con los tacos cuando las barreras de cemento nos bloqueaban el paso; hemos aprendido a mirar más allá cuando el horizonte se llenaba de gas y a volver a levantar la cabeza cuando todo parecía perdido. No será el terror que van sembrando a manos llenas para ruinar las cosechas futuras de esta larga lucha.
Tendremos que seguir construyendo lugares y momentos de debate para intercambiar ideas entre nosotrxs, para lanzar propuestas y para estar preparadxs para volver a las calles y los bosques.
Está anocheciendo en la cárcel de Le Vallette, pero si no fuera por la oscuridad no habría gran diferencia con la mañana, porque la puerta de la celda se queda cerrada las veinticuatro horas: ¡alta seguridad!
En cuanto al módulo de ingreso, aquí, hay mucha más calma y limpieza, pero la ausencia de contacto humano nos está debilitando. La confusión de los módulos B, C y F (aparte del módulo en el que se encuentra Chiara) son todo un hervidero de historias y experiencias de vida con las que enfrontarse, en las que encontrar complicidad y solidaridad. Ya el mes pasado, Niccolò, ya arrestado a finales de octubre por otro proceso, pudo ver cómo el eco de la lucha contra el TAV había llegado dentro de las prisiones, representando para muchísima gente el valor de quién ha dejado de aguantar las decisiones de un Estado opresor.
Para nosotros, restringidos al aislamiento en un módulo aséptico, es de vital importancia rechazar la segregación y la división de los demás presos: todos somos “comunes”.
También por estas razones sería genial si en el movimiento se desarrollara una vez más el debate acerca y en contra de la cárcel.
La mayoría de las guardias de Le Vallette vive aquí, en grandes bloques dentro de los muros. Ellos nunca se librarán de la cárcel.
Aunque en este módulo nos traten con educación, no tardarán en escribir informes por orden de cualquiera de sus jefes si decidiésemos luchar por cualquier razón. Entonces, con los recuerdos que llevamos dentro de nosotros, haremos temblar a estos “llaveros” por la estrechez de sus horizontes.
“¿Habéis visto alguna vez el mar abrirse camino dentro de los bosques en una hermosa tarde de julio y arremeter e ir contra las vallas de una obra?”
“¿Habéis sentido alguna vez el calor humano de todas las edades soldarse codo con codo mientras los escudos avanzan, el cemento de la autopista se hace líquido y la retaguardia se llenan de humo?”
“¿Habéis visto alguna vez una serpiente sin cabeza ni cola o una lluvia de estrellas en el corazón de una noche de mediados de verano?”
Nosotros sí, y sigue sin saciarnos.
El camino es largo, habrá momentos emocionantes y derrotas rotundas, se darán pasos adelante y se volverá para atrás, aprenderemos de nuestros errores.
De momento, miramos a los ojos a nuestra cárcel y no es fácil, pero si “el Valle Susa no tiene miedo”, nosotros por supuesto que no podemos ser menos.
Niccolò, Claudio, Mattia
Para escribir a los compañeros
Niccolò Blasi
Mattia Zanotti
Claudio Alberto
Chiara Zenobi
c.c. Lo Russo e Cotugno – via Maria Adelaide Aglietta, 35 – 10151 Torino (Italia)